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Joaquín Almunia
Almunia es de los pocos apellidos de políticos españoles capaces de sostener un titular en el periódico británico Financial Times. Es decir, que en el ... contexto internacional no había que explicar de quién se estaba hablando porque Joaquín Almunia (Bilbao, 1948) mandaba, y mucho, en la Comisión Europea (CE). Responsable de Asuntos Económicos, de Competencia, vicepresidente del Ejecutivo comunitario...
Hablar de Bruselas es hacerlo de Almunia y cuando vienen mal dadas, como ahora con la declaración de guerra de Donald Trump, qué mejor que preguntar y, sobre todo escuchar, a aquellos 'ex' que ya no tienen el corsé institucional de tener que hablar con el freno de mano puesto. Escuchen: «Europa debe asumir que los Estados Unidos de Trump han dejado de ser un aliado para convertirse en un rival e incluso en un enemigo», dispara en una entrevista concedida a este diario para hablar de un mundo que ya no es como lo conocíamos porque Trump ha decidido ponerlo patas arriba.
- ¿Preocupado?
- Sí, claro. Mucho. El mundo cada vez tiene más problemas y siempre tienen detrás los mismos nombres propios. Trump, Putin, Netanyahu... Y veo que los nombres europeos para abrir cauces e intentar solucionar los graves problemas que está teniendo el mundo suenan menos.
- ¿Tiene todo tan mala pinta como parece?
- Tiene muy mala pinta, sí, pero eso no quiere decir que no pueda solucionarse. Para ello, debemos ponernos manos a la obra porque las cosas no se van a solucionar por sí solas.
- ¿Y cómo se solucionan?
- Desde el punto de vista europeo, la primera palabra clave es unidad. La segunda, capacidad de tomar decisiones y la tercera, seguridad. Todos debemos tomar conciencia de que no solo algunos países de la Unión Europea sino todos los europeos en su conjunto debemos resolver nuestros problemas de seguridad por nuestros propios medios y con nuestras propias decisiones.
- ¿Le ha sorprendido la enorme beligerancia de Trump?
- No. Lo venía anunciando antes de ser elegido y lo ratificó nada más ser nombrado presidente de Estados Unidos.
- ¿Es de los que piensa que el presidente de EE UU va de farol para negociar a golpe de chantaje o, por contra, que estas medidas han llegado para quedarse?
- Trump no va de farol en materia comercial, en absoluto. Y no va de farol en su cambio de actitud respecto a Europa y su amistad con la Rusia de Putin. ¿Va a perdurar esta actitud? Pues depende de cómo respondamos los europeos.
- Seguro que ha intentado buscar algún argumento técnico, económico, para intentar comprender por qué Trump hace esto. ¿Lo ha encontrado?
- No, es imposible. Sus declaraciones demuestran o su ignorancia económica o su cinismo y su capacidad de mentir para ocultar sus auténticos propósitos.
- Usted dirá...
- Lo hace porque piensa que esto refuerza sus apoyos en Estados Unidos bajo el eslogan 'Make America Great Again' (hacer grande de nuevo a América) y que esto lo va a conseguir reduciendo el déficit comercial. Cosa, por cierto, que me parece lógica, pero se está equivocando claramente con las herramientas que está utilizando. Esta subida de aranceles a los que más va a perjudicar es a los empresarios americanos que tienen relaciones comerciales con el exterior y a los consumidores de su país porque les va a subir los precios y van a ver reducida la oferta de productos. Trump se está equivocando y no lo sabe.
- Suena su teléfono, le llama la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y le dice, Joaquín, con franqueza, ¿qué harías si estuvieras en mi lugar?
- Unir a todos los gobiernos nacionales, a las fuerzas políticas presentes en el Parlamento Europeo y dar confianza en la toma de decisiones que respondan al interés común.
- Ante este tipo de órdagos y chantajes comerciales, ¿es preferible responder con el 'ojo por ojo', redoblar la contraofensiva arancelaria, o agotar las vías diplomáticas hasta el último segundo tragándose el orgullo?
- Hay que responder con inteligencia, con serenidad, con competencia técnica y con capacidad de decisión para ser creíbles a la hora de materializar las decisiones que adoptemos. Hay que responder, sin duda, ante la agresión de EE UU y ante la agresión terrible de Putin con la invasión de Ucrania. Pero también hay que responder para reforzar el peso internacional de la UE reforzando nuestras relaciones de cooperación y amistad con otras zonas del mundo, como Mercosur, China, India... El papel de Europa en el plano global no puede quedar relegado ante un supuesto predominio de la relación Trump-Putin.
- Se lo pregunto de otra forma. ¿Es más partidario del francés Emmanuel Macron, que ha pedido suspender las inversiones en Estados Unidos, o de la italiana Giorgia Meloni, que apuesta por no poner más aranceles?
- Con ninguno de los dos, pero desde luego no con Meloni. No podemos quitar importancia al perjuicio y al daño que Trump va a hacer a la economía europea. Nuestra relación con EE UU es muy importante, pero Europa debe asumir que los Estados Unidos de Trump han dejado de ser un aliado para convertirse en un rival e incluso en un enemigo.
- ¿Y congelar nuestras inversiones en EE UU, como pide Macron?
- Bueno... Hay que tener mucho cuidado en no hacernos aún más daño a nosotros mismos.
- ¿Cuál cree que es el mejor instrumento de presión que tiene la UE para intentar que Estados Unidos recule y entre en razón?
- Tenemos muchas herramientas para responder, como las arancelarias, de defensa comercial, el nuevo instrumento anticoerción... Hay que medir bien cuáles son los instrumentos más eficaces y hacerlo, insisto, con serenidad e inteligencia. No podemos responder de manera apresurada. Hay que tener cuidado en no hacernos más daño del que vamos a sufrir con la agresión de EE UU.
- ¿Ante el proteccionismo la respuesta debe ser más proteccionismo? ¿Apostar por la compra de productos europeos y, en su caso, españoles?
- Apostar por la compra de productos europeos si tenemos productos de buenos y de calidad siempre es un decisión razonable. Y para eso no se necesita ser proteccionista, sino ser eficaz, competitivo, ofrecer servicios y bienes de calidad a un precio razonable... Defender a nuestras propias empresas e industrias no significa caer en el proteccionismo. Europa no gana nunca jugando la batalla con medidas proteccionistas. La UE gana con apertura, con reforzamiento de lazos comerciales, con inversiones... Y debemos seguir siendo coherentes.
- La UE dispone de un nuevo botón nuclear llamado 'instrumento anticoerción'. ¿Debe activarlo para golpear a las importaciones de servicios estadounidenses, a las grandes tecnológicas?
- La Comisión y el Consejo Europeo están analizando las diferentes alternativas que están encima de la mesa. No cierro la puerta a que se active pero hay que tener en cuenta que es un instrumento muy potente y que hay que tener mucho cuidado para evitar hacernos más daño a nosotros mismos de los beneficios que podamos lograr. La negociación siempre es la primera opción, pero si la otra parte no quiere apostar por el diálogo, nuestra obligación es defender nuestros intereses.
- ¿Cree que la UE debería cambiar sus prioridades y apostar por estrechar los lazos comerciales que ya existen con China?
- La agresión que está sufriendo China es incluso mayor que la de Europa y en este nuevo contexto debemos analizar hasta qué punto es conveniente ahondar en nuestras relaciones comerciales, diplomáticas... Eso sí, no hay que ser ingenuos, no podemos ignorar que con China tenemos problemas muy serios. No podemos hacer lo mismo que hicimos con Rusia durante años pensando que teniendo gas natural barato no había mayores problemas. Hemos comprobado que depender en exceso de determinados países nos crea grandes problemas.
- Europa vuelve a atravesar otra grave crisis, casi de tinte existencial, por las políticas de Trump. El mantra es repetir eso de que 'necesitamos más Europa', ¿pero cómo se hace más Europa?
- Hay diferencias dentro de la Unión Europea porque no todos los países somos iguales y las prioridades no son las mismas. Pero sobre lo que no cabe duda es que si estamos desunidos somos más débiles. La unidad europea no tiene por qué ser total en todo, somos diferentes en muchos aspectos, pero ignorar las ventajas de responder unidos me parece que es suicida.
- ¿Que el mensaje de todos los líderes europeos sea algo tan obvio como mantenernos unidos no es un síntoma de debilidad?
- No, es un signo de la complejidad del proceso de integración europea, que no lo vamos a descubrir ahora. No es fácil integrar en estrategias comunes a 27 países que somos muy diferentes entre nosotros. Como dice el eslogan, estamos unidos en la diversidad.
- La UE representa el 7% de la población mundial, un 25% del PIB y el 50% del gasto social. Sea sincero, ¿realmente cree que esto es sostenible?
- No solo es que sea sostenible, es que debemos hacerlo incluso más fuerte, reforzar la interacción entre los países, completar el mercado interior, unir los mercados de capitales... Hay que hacer muchas cosas que están en la agenda. Es verdad que tardan en alcanzarse por la complejidad de los acuerdos pero en esta situación de agresión externa, en la que tratan de lograr ventajas a nuestra costa tanto desde el este como del oeste, hay argumentos muy poderosos para avanzar rápidamente hacia nuestra integración.
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