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SARAY CEBALLOS
Miércoles, 29 de diciembre 2021, 12:38
Rita de la Plaza lleva más de 25 años vinculada al sector farmacéutico. Licenciada en Farmacia en la Universidad Complutense de Madrid en 1996, ha ejercido como farmacéutica titular en una farmacia comunitaria pero también ha desarrollado su actividad profesional en el ámbito empresarial, ocupando los cargos de tesorera y vicepresidenta en la Junta Directiva de la Asociación Cántabra de Empresarios de Farmacia (Acefar). En la actualidad, De la Plaza es, desde junio de 2018, presidenta del Colegio Oficial de Farmacia de Cantabria. Ese mismo año asumió también el cargo de vicepresidenta de la Unión Profesional Cantabria.
–Bajo su punto de vista, ¿qué características definen un Territorio Rural Inteligente?
–En mi opinión, un Territorio Rural Inteligente es aquel territorio que pone su foco en el futuro, utilizando todos los recursos disponibles para hacer frente a sus necesidades locales, con la finalidad de crear empleo, impulsar el emprendimiento y atraer nuevo talento al territorio. Gracias a las nuevas tecnologías se pueden crear sistemas de desarrollo sostenible, para ofrecer nuevos servicios a los ciudadanos y hacer más eficiente la gestión de las infraestructuras y servicios públicos.
–¿Qué papel considera que tiene el sector farmacéutico a la hora de establecer un nuevo modelo de desarrollo en los entornos rurales?
–La farmacia y los farmacéuticos son profesionales sanitarios esenciales para garantizar la cohesión territorial en la asistencia sanitaria y social en los entornos rurales. En muchas ocasiones son los únicos sanitarios que están presentes. Su trabajo permite la mejora de la calidad de vida de las personas que viven en el medio rural, la mayoría mayores y pacientes crónicos y, por tanto, yo diría que son vitales para fijar población. Los farmacéuticos presentamos una agenda social con propuestas que contribuyen a cumplir 11 de los 17 objetivos y metas de Desarrollo Sostenible (ODS) planteados por la ONU, evolucionando hacia formas de actuación que respondan a las necesidades de la sociedad actual. La farmacia comunitaria garantiza la equidad, calidad y cohesión del sistema sanitario. La capilaridad de la red de farmacias en España hace posible que se llegue a todos los puntos de la geografía, estando presentes en lugares donde el farmacéutico es el único profesional sanitario cercano y accesible a la población. En Cantabria, las 278 farmacias están distribuidas de forma que el 99% de la población tiene una farmacia cerca de su lugar de residencia, con más de 600 profesionales al frente, que trabajan por y para el paciente.
–Dos de las áreas prioritarias de actuación del proyecto TRI son las personas y el medio ambiente, ¿qué tipo de iniciativas y propuestas se pueden promover desde la profesión farmacéutica para convertirse, en este sentido, en un motor de transformación social?
–La farmacia cumple con el objetivo ODS de producción y consumo responsables, comprometiéndose con un tema tan importante como es la farmacontaminación, ya que una de las metas es lograr la gestión ecológicamente racional de los productos químicos y de todos los desechos al largo de su ciclo de vida y reducir significativamente su liberación en la atmósfera, el agua y el suelo a fin de minimizar sus efectos adversos en la salud humana y el medio ambiente. En concreto, las farmacias contribuyen a la gestión medioambiental de los residuos de medicamentos a través de su participación en el Sistema Sigre. Hay 22.000 puntos Sigre en la red de farmacias del país que sirven como puntos de recogida de envases y residuos de medicamentos. Las farmacias comunitarias son un importante aliado en el desarrollo sostenible. En 20 años que lleva en marcha el Sistema Sigre se ha evitado la tala de más de 165.000 árboles, se han ahorrado más de 350 millones de kWh de energía, más de 300 millones de litros de agua y 55 millones de litros de petróleo. Además, cada año se han dejado de emitir 1.400 toneladas de CO2 a la atmósfera.
–Como colectivo, ¿a qué retos se enfrenta en la actualidad la farmacia rural?
–En primer lugar al grave problema de la despoblación. A esto se le suman los próximos retos sociosanitarios, que son la cronicidad, el envejecimiento y la dependencia. En los entornos rurales la población suele ser mayoritariamente de edad avanzada y, en muchos casos, con polimedicación por lo que la labor social del profesional farmacéutico en los entornos rurales es de gran valor. Como profesión pero también como país nos encontramos con el reto de hacer sostenible a la farmacia rural porque es un activo estratégico en la atención sanitaria en estas zonas. La población los necesita. Además, es imprescindible humanizar la atención sanitaria, facilitando la accesibilidad del paciente, a través de la red de farmacias, a todos los medicamentos innovadores con medidas como la dispensación colaborativa en la farmacia comunitaria de medicamentos de dispensación en hospital o la atención farmacéutica domiciliaria para los casos en los que sean necesarios. Hay que contribuir a reducir las desigualdades y la dificultad de acceso que estas zonas tienen a algunos servicios sociales o sanitarios aprovechando a la farmacia que sí está.
–El acceso a los servicios básicos, entre ellos la asistencia sanitaria, está en el centro de las necesidades a cubrir para que cualquier entorno rural pueda ser un lugar realmente atractivo para fijar una residencia, ¿considera que esta es la clave para solucionar los problemas de población que acusan estas zonas?
–Efectivamente, es fundamental aprovechar las farmacias del medio rural para garantizar la atención sanitaria integral en los núcleos amenazados por la despoblación, garantizando la salud y bienestar de la población y contribuyendo a la reducción de las desigualdades. La propia existencia de farmacias comunitarias por toda la geografía, con independencia de los términos de riqueza del territorio o de las características de la población, es un factor que ayuda a reducir todo tipo de desigualdades en el ámbito de la atención sanitaria. La presencia del profesional sanitario garantiza que los medicamentos, como bien esencial que son, puedan llegar en las mismas condiciones a todos los lugares, desde el Paseo Pereda de Santander a Tudanca. Además, la farmacia es un motor de empleo, generando trabajo estable, cualificado y mayoritariamente femenino, ya que 8 de cada 10 colegiados son mujeres.
–Ante esta carencia de servicios y con una población cada vez más envejecida en el medio rural, ¿se convierte el farmacéutico en un aliado sanitario?
–Efectivamente, la farmacia comunitaria se compromete a colaborar en iniciativas orientadas al envejecimiento, cronicidad y dependencia, impulsando servicios profesionales farmacéuticos asistenciales y coordinándose con el resto de profesionales sanitarios. Es imprescindible integrar al farmacéutico en las estrategias y políticas de cronicidad llevadas a cabo por la Administración Pública, generando alianzas para lograr objetivos. Por ese motivo es fundamental integrar al farmacéutico en las estrategias y políticas de cronicidad llevadas a cabo por la Administración Pública, de lo que es un ejemplo los convenios firmados por el Colegio con distintos ayuntamientos para realizar Programas de Adherencia a la Medicación para personas dependientes.
–Digitalización e innovación son conceptos que también están ligados a un Territorio Rural Inteligente, ¿cómo se conjugan todos ellos en su profesión?
–La profesión farmacéutica se ha implicado en la transformación digital, en la prestación farmacéutica con la interoperabilidad de la receta electrónica y en el acceso electrónico a la medicación activa. Todas las farmacias de Cantabria están conectadas al sistema de receta electrónica de la Consejería de Sanidad, al de las mutualidades y a la receta privada electrónica. Asimismo, las farmacias ante todo piensa en la seguridad del paciente, por lo que tienen implantado el Sistema Español de Verificación de Medicamentos -SEVEM- que obedece a una exigencia de la Unión Europea y garantiza la detección de medicamentos falsificados.
–¿Hasta qué punto son necesarios proyectos e iniciativas donde se contribuya a impulsar estos nuevos conceptos de entornos rurales basados en la sostenibilidad medioambiental, social y económica?
–La farmacia, en su clara apuesta por el futuro, se compromete a construir un mundo mejor, contribuyendo a la reducción del impacto medioambiental, fomentando el desarrollo de la economía rural y colaborando en la eficiencia del Sistema Nacional de Salud. Por ese motivo, se hacen necesarias las alianzas con otros profesionales, mediante la práctica colaborativa, para mejorar la atención a las personas y para contribuir a la sostenibilidad y efectividad de los sistemas sanitarios. Asimismo, los farmacéuticos apuestan por la humanización de la atención sanitaria, mediante la integración de la farmacia comunitaria en campañas públicas dirigidas a colectivos vulnerables y en riesgo de exclusión social, y en programas nacionales y autonómicos de salud pública. En definitiva, la farmacia y los farmacéuticos trabajamos por y para las personas, estamos presentes en todos los lugares y nos ofrecemos como colaboradores de todas las iniciativas que contribuyan mejorar la calidad de vida y la salud de toda la población.
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