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En la fábrica de Ferroatlántica de Boo de Guarnizo han recibido el regalo de Reyes por anticipado: ayer se retomó la actividad en la instalación con vistas a poner en marcha uno de los hornos. El objetivo es fabricar unas 2.000 toneladas, lo que ... supondrá alrededor de un mes (o mes y medio) de trabajo. Una buena noticia para una planta que lleva parada desde finales de agosto por no poder hacer frente a los costes de producción debido al alto precio de la luz en los últimos meses.
El arranque se produce, precisamente, para beneficiarse de la bajada del precio de la energía eléctrica en España, según han confirmado fuentes de la compañía. «Se trata de aprovechar el momento. Dado que las tarifas han bajado en España, se ha dejado de producir en Noruega, por ejemplo, o en Francia y esa producción determinada se ha encargado en Cantabria».
El horno está funcionando desde este jueves, tras los trabajos previos de puesta a punto. Fuentes del comité de empresa han contado que ayer los operarios de mantenimiento hicieron todas las pruebas y que ya «se está gastando luz», si bien no se ha empezado a producir material «porque reiniciar un horno es una operación delicada que hay que afrontar de forma paulatina». En el seno del comité hay satisfacción por la vuelta a la actividad. «No nos gusta ver la fábrica parada y el hecho de que haya un horno funcionando nos da esperanzas para el futuro», ha apuntado un portavoz.
La factoría cuenta con 155 empleados fijos en Cantabria (de los 600 que contabiliza en España, donde también tiene fábricas en Galicia y Aragón) y, al menos, la planta de Galicia también sigue cerrada. Ferroatlántica ha sufrido un 2022 muy movido, con el agravante de que ya venía de un 2021 también lastrado por los problemas que le ocasionó el precio -disparado- de la energía eléctrica, que representa el 60% de sus costes de producción.
El recorte brutal a los beneficios del Grupo Ferroglobe, propietario de la fábrica cántabra («mantenernos en activo nos hace perder dinero», llegaron a decir fuentes de la compañía), llevó a paralizar la fabricación en la planta de Guarnizo en agosto, si bien en la instalación ha permanecido siempre un retén de trabajadores en labores de vigilancia y mantenimiento. Otros están en formación.
El grupo industrial captó hace meses más de 2,7 millones de euros en ayudas a la cogeneración y, además, se ha beneficiado del apoyo de la Administración a las empresas estratégicas más afectadas por la pandemia de coronavirus: Ferroglobe ha recibido del SEPI 34,5 millones de euros el año pasado en forma de un préstamo participativo por importe de 17,6 millones y de otro ordinario de 16,9 millones de euros.
Pero estos respaldos públicos no impidieron que la compañía planteara el pasado otoño un ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) de enorme calado en su centro productivo de esta Comunidad que, tras mucha negociación sindical, quedó así: los trabajadores estarán en ERTE hasta diciembre de 2023 y el expediente afecta al 75% de la jornada de todos los trabajadores.
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