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El Grupo Ferroglobe ya apuntó a comienzos de año que esperaba una ligera recuperación de la actividad. De hecho, el fabricante de ferroaleaciones confiaba en que 2024 transcurriera sin tener que realizar parones en la planta que Ferroatlántica explota en Boo de Guarnizo, durante ... año y medio operando con una única caldera de las cuatro que tiene el complejo autonómico, con interrupciones de la producción en función de las fluctuaciones del precio de la electricidad.
La multinacional parece confirmar ese moderado optimismo con los hechos. La compañía acaba de arrancar el segundo horno de su factoría de Cantabria, algo que no sucedía desde 2022, un ejercicio totalmente condicionado por el inicio de la guerra en Ucrania y el incremento inusitado en las tarifas de la luz.
60.000 euros
es el coste aproximado de encender un horno, un proceso complejo que puede durar hasta 20 días.
La planta de Boo comenzó estos días con los trabajos para funcionar con un horno adicional, de modo que la factoría podrá trabajar a la mitad de capacidad. El cambio supone romper con una tendencia de mínimos que se consolidó desde septiembre de 2022, cuando la organización anunció que debía parar sus operaciones en España -dispone de centros productivos en Galicia y Aragón- a cuenta de los precios del megavatio. Ferroglobe es particularmente vulnerable a los incrementos de costes energéticos, puesto que esta partida tiene un especial peso dentro de los costes generales de producción.
De hecho, el discurso de Ferroatlántica alertando del diferencial eléctrico con otros territorios europeos no emergió ni a raíz de la pandemia o del mencionado conflicto bélico en el este de Europa. En 2018 y 2019 la compañía ya venía trasladando públicamente su preocupación por esta subida progresiva del precio de la luz que ya llevó en algunos momentos a buena parte de la industria cántabra, y nacional, a tener que aplicar Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) de forma general ya que las cuentas no salían.
Cambio de estrategia La mayor producción en Boo implicará una bajada de la importación desde Noruega
Mejores sensaciones La multinacional ya avanzó al inicio de año que esperaba una ligera recuperación de actividad
Ahora, desde Ferroglobe confirman a El Diario que el lunes empezó todo el proceso para arrancar la mencionada caldera adicional. Cabe recordar que esta operativa no es automática ni mucho menos sencilla. Un proceso lento y complejo, que puede llevar más de tres semanas y en el que es necesario emplear a no menos de una veintena de trabajadores. «Hay que levantar la tapa y desmontar la bóveda del horno. Para ello es necesario recurrir al personal de mantenimiento, a veces con ayuda externa, operación que puede durar unos tres días, también hay que revisar el lecho del horno donde van unos componentes especiales. Revisar los ladrillos, refractarios y volver a poner la bóveda del horno», señaló en octubre de 2021 a El Diario el presidente del comité de empresa, Francisco González, cuando Ferroatlántica empezó a hacer más recurrentes las interrupciones. En cifras, sólo el arranque puede suponer unos 60.000 euros de coste energético y necesitar varias jornadas.
Según la multinacional, participada de forma mayoritaria por el Grupo Villar-Mir, la mejora en el precio de la electricidad es el factor clave para la decisión. Ahora, dicho de forma coloquial, «sale rentable» producir en España.
De momento esta hoja de ruta se mantendrá entre marzo y junio. En ese momento se ira revaluando la situación para decidir qué actuaciones ir adoptando. Ferroglobe dispone ahora de un horno centrado en el ferromanganeso y otro especializado en silicomanganeso.
Más cuestiones estratégicas. La decisión de apostar por Cantabria igualmente implicará una reducción de las importaciones que la multinacional realizaba desde Noruega. La compañía había tenido que priorizar Francia y su fábrica nórdica para abastecer a sus clientes en España dados sus mejores precios energéticos. Ahora, un porcentaje de esa producción lo volverá a asumir la factoría de Boo.
La multinacional no descarta incluso tener que activar un tercer horno en Cantabria. La planta situada a caballo entre los municipios de Camargo y El Astillero tiene un ERTE vigente para su plantilla, cerca de 145 trabajadores, que precisamente finaliza en junio, justo cuando se volverá a analizar la situación.
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