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Las noticias no podían ser peores. El grupo Ferroglobe no tiene previsto que la planta cántabra de Ferroglobe se ponga en marcha hasta 2024 y ese año lo hará con un solo horno. Esta inactividad que plantea la empresa figura en la exposición de motivos ... del ERTE que se quiere aplicar a la plantilla, unas 145 personas, que se verá afectada al 90% lo que queda de 2022 y 2023 y al 67% en 2024.
Los representantes de los trabajadores conocieron esos planes en la reunión mantenida para la negociación del ERTE y pidieron explicaciones sobre el negro futuro que se cierne sobre la factoría. «Estamos muy preocupados por el futuro porque, si bien todo puede cambiar si baja el precio de la energía, la empresa no parece contemplar carga de trabajo en el futuro», señala el presidente del comité de empresa, Francisco González. Sin embargo, no quiere ser pesimista y explica que han solicitado más datos a los que este jueves aportó la empresa para valorar la situación.
De toda formas, aún queda mucho por tratar en torno al ERTE que se negocia como es el caso de los complementos y las medidas de acompañamiento. En este sentido, está programada la próxima reunión para el día 3 e noviembre.
González comentó que el planteamiento para la planta de Boo de Guarnizo es igual al que se está planteando para la de Galicia.
La situación de las empresas electrointensivas como Ferroatlántica es muy complicada debido al elevado coste de la energía. Así, Ferroglobe trasladó en verano, cuando ya adelantó que aplicaría un ERTE, la pretensión de que la fábrica cántabra acabará el año con una única caldera. Sin embargo, esas proyecciones estivales se han ido deteriorando con el transcurso de las semanas, hasta el punto de que el complejo de Boo está totalmente detenido desde finales de agosto.
El grupo viene reclamando las mismas medidas de compensación con las que cuentan sus competidores en Europa y así se las trasladaron recientemente al consejero de Industria del Gobierno cántabro, Javier López Marcano.
Medidas compensatorias
Entre esas iniciativas para compensar el elevado coste, señala la empresa la necesidad de que se exima a las empresas del ajuste al precio del gas a los PPA (Power Purchase Agreement), contratos de compraventa de energía a largo plazo entre un generador y un comprador que las empresas industriales tienen que firmar para cumplir el Estatuto de Consumidor Electrointensivo.
Otras de las medidas es la recuperación del sistema de gestión de la demanda por interrumpibilidad para los consumidores electrointensivos, así como alcanzar la máxima compensación por CO2 indirecto. Los responsables de Ferroglobe reclaman el acceso de una parte de la energía adjudicada en las subastas de renovables para la industria electrointensiva, así como un porcentaje de la energía generada por las instalaciones de renovables, cogeneración y residuos (Recore) al precio de la tarifa fijada por el Gobierno, así como el desacople del gas y carbón del precio de la energía.
El problema, que a pesar de las medidas introducidas por la Administración central -la que tiene que aplicar incentivos y bonificaciones a este tipo de industrias en colaboración con Bruselas-, el precio final de la electricidad se ha multiplicado por cinco. Ferroatlántica lamenta esta situación, pues a pesar de que factorías como la de Boo son de las más eficientes, la factura eléctrica supone hasta el 60% de los costes de producción.
En definitiva, una situación que se enquista con el paso del tiempo y que este jueves tuvo encima una amenaza clara con los planes para no volver a la actividad hasta el 2024 y en esas fechas poner en marcha únicamente un horno, lo que supone una mínima actividad para la planta cántabra de ferroaleacciones.
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