La Folie, la marca de moda cántabra por la que ha apostado el dueño de Mercadona

¿Qué implica que el proyecto de Paula Martínez haya sido seleccionado por la aceleradora de startups impulsada por Juan Roing? Para empezar, el mero logro de haber sido elegida. «Ha sido un proceso muy largo, de meses, con muchas entrevistas y teniendo que aportar documentación y muchas solicitudes se quedan por el camino», explica la emprendedora cántabra. Ahora que forma parte del programa «me están dando clases para poder impulsar mi negocio, entre otras cuestiones te enseñan a replicar el modelo que les ha funcionado en Mercadona para que puedas extraer la lecciones que a ti te pueden encajar en tu empresa». Además, tiene un director de proyecto, sesiones de networking y también les preparan para presentarse a rondas de inversores para conseguir financiación. «Tienen un ecosistema montado increíble», añade la emprendedora.

Para poder asistir a toda la formación, que es presencial, Martínez se tiene que desplazar todas las semanas a Valencia. Lo cual no deja de suponer casi una odisea. «Las conexiones en Cantabria son un desastre y tengo que ir hasta el aeropuerto de Bilbao todos los miércoles a las cinco de la mañana», relata. Pero faltar no es una opción porque «lo primero que te dicen es que están apostando por ti y ellos te exigen un compromiso de vuelta». Y es que se trata de un programa que es completamente gratuito. «Es que es una oportunidad muy grande», reconoce la santanderina que confiesa que cuando aplicó a esta convocatoria pensaba que tenía pocas opciones porque «lo que más abunda en Lanzadera son empresas con base tecnológica, pero hay de todo». La suya es la única de origen cántabro que ha entrado en esta edición −aunque anteriores ya hubo representación de la región, por ejemplo con la startup de muebles Stol−. ¿Y por qué ha sido la suya una de las elegidas? «Nos dicen que sobre todo buscan emprendedores líderes, se fijan muchísimo en la persona responsable del proyecto», explica ella misma.

Cuesta imaginarse ahora a Martínez −que estudió administración y dirección de empresas− de otra manera, sin lucir alguno de los diseños que ha creado ella misma. Pero hubo un tiempo en el que tenía que vestir traje, cuando trabajaba como auditora financiera. «Imagínate, nada que ver y mucho más aburrido», reconoce ella misma de esa etapa en la que, eso sí, encontraba la manera de aportar un toque de color. «Yo iba con atuendo formal pero no dejaba de ponerme una diadema con pompones de colores». Era esa nota discordante la que le gritaba por dentro que no estaba en su lugar, igual que le ocurría cuando trabajó en la empresa familiar, dedicada a construcción y reformas para compañías de seguros.

Fue entonces cuando, a comienzos de siglo, en uno de sus viajes a París germinó la idea de poner en marcha La Folie. «Ahora han proliferado más, pero entonces no se veían tiendas de este tipo en España y mucho menos en Santander», recuerda. Empezó con una pequeña tienda en la capital cántabra −más tarde, en 2016, se trasladaron a Hernán Cortés, al que añadieron en 2021 el local de Madrid−. Su objetivo era que en esos espacios no se encontrase lo mismo que en otras tiendas, es por ello que pidió a los diseñadores que le produjeran pequeñas colecciones diferentes a ella, en las que por ejemplo alteraban sus creaciones en colores y tejidos para que Martínez los vendiera en exclusiva. Actualmente, trabaja con más de 20 marcas, pero desde este año ella misma también diseña y tiene su propia marca, con lo que está ya haciendo lo que ella hacía al principio, suministrar con sus creaciones a otras tiendas multimarca. «Yo ya estoy feliz porque mucha gente ve una de nuestras prendas y reconoce que es de La Folie, y eso en este mundo es un sueño».