La energía obliga a parar de nuevo a las grandes plantas electrointensivas cántabras

Ferroatlántica desde finales del pasado mes, con todos sus hornos detenidos, pero también Reinosa Forgings & Castings, la gran siderurgia del sur de la Comunidad, que tirará del Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) rubricado en abril y paralizará las áreas de forja y acería desde el martes hasta finales de mes. Unos departamentos hasta el 26 de septiembre. Otros hasta el 3 de octubre. Por si fuera poco, Global Steel Wire, que lleva tiempo igualmente acomodando producción a los momentos más benévolos en cuanto a costes, también se sumó a las comunicaciones a la plantilla y anunció este viernes una «parada total» durante al menos una semana, orientativamente entre el 19 y el 26 de septiembre. En este caso, con un ERTE igualmente disponible, no caben complementos para los trabajadores al tratarse de una suspensión integral de la actividad, aunque se negociará.

Todo ello en un momento en el que todavía se mantiene una demanda relativamente vigorosa entre los clientes. Sin embargo, como en el caso de Forgings & Castings, los números no dan, por lo que producir deriva en pérdidas. En el complejo campurriano el gas se emplea en una mayor proporción que la luz, y el coste del megavatio se ha doblado, incluso más, simplemente desde julio fruto de la especulación que vive este suministro al calor de la pugna entre Rusia y la Unión Europea, con la distribución como un arma más.

241euros es el precio del megavatio de gas, acercándose al de la electricidad.

En cifras, el megavatio hora del gas se paga a día de hoy a 241 euros, acercándose peligrosamente a los niveles eléctricos. Como referencia, hace un año se abonaba a apenas 30 euros. En julio, sin ir más lejos, a 117. Unas progresiones que dejan de nuevo a la planta de Reinosa en fuera de juego, más cuando la cartera de grandes piezas todavía es abundante.

En consecuencia, la Dirección, tras una semana de reuniones en la que ha estado analizando la situación y las medidas que puede adoptar, comunicó al comité de empresa la intención de parar el complejo y aplicar el ERTE.

La suspensión de la producción en forja y acería llegará a partir del martes, toda vez que los costes energéticos, disparados semana tras semana, conllevan el 70% del gasto mensual, según el comité.

El calendario gira en torno a que los departamentos de fundición y talleres mecánicos no se verán afectados por la medida en septiembre, mientras que los de tecnología, calidad y finanzas se regularán según las necesidades productivas. Las contratas también se adaptarán según se vean afectadas.

La Dirección pretende así «mitigar los daños económicos» que está sufriendo por la subida de los precios de la energía. En concreto, en el área de acería se activará el ERTE desde el 13 al 24 de septiembre, ambos incluidos, y se reanudará la actividad el 25. Se verán afectadas todas las personas del departamento excepto el saneado, incluido el mantenimiento en menor medida.

En el departamento de forja, en prensa grande, el expediente se aplicará del 16 de septiembre al 2 de octubre y la actividad se reanudará el 3 de ese mes; y en prensa pequeña, del 16 al 24 de septiembre y la actividad se retomará el 26 de este mes. Mantenimiento de forja se verá afectado en menor medida por el ERTE, mientras que tratamientos térmicos y cilindros continuarán con su actividad.

Más allá de las particularidades de cada organización, lo que está claro es que el problema de la energía es transversal. Así lo ratifica Global Steel Wire, uno de los gigantes industriales de Cantabria, que igualmente anunció a los sindicatos la necesidad de detener totalmente la actividad en los próximos días como consecuencia de los precios energéticos y el impacto en la actividad productiva.

Será la próxima semana cuando se negocien los detalles de la parada y la aplicación del ERTE, que GSW tiene abierto precisamente para dotarse de mayor flexibilidad cuando las circunstancias así lo demanden. En su caso, se añade la débil demanda que vuelve a arrastrar la industria de la automoción por la falta de semiconductores, un sector al que Global provee aceros espcíficos. No obstante, la medida deja claro que la incertidumbre y volatilidad en el mercado europeo superan la capacidad de las grandes empresas industriales.

Si no, que se lo digan a Ferroatlántica. El Grupo Ferroglobe, donde está integrada la fábrica de Boo de Guarnizo y el resto de centros productivos de ferroaleaciones de España, tiene detenidos los cuatro hornos del complejo cántabro desde finales de agosto.

Mientras cumple con sus clientes con producción de Francia y Noruega, y públicamente reclama a las administraciones soluciones para la encrucijada energética, la compañía todavía tiene pendiente citar al comité intercentros para negociar ajustes temporales.

En el caso de Boo, la plantilla ya sabe que será necesario un ERTE de largo recorrido, al menos nueve meses, que pueda utilizarse según lo requiera el contexto. La fábrica ya hace varios trimestres que no opera a plena capacidad, incluso tiene pendiente reparar una caldera, pero a día de hoy se mantiene totalmente inactiva a la espera de que los precios, y la demanda, den una pequeña tregua. En su caso, la situación bélica sólo ha venido a agudizar un problema que arrastra desde hace tiempo.