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El Juzgado de lo Mercantil nº 1 de Santander acaba de aprobar el plan de liquidación de Forjas de Cantabria, compañía industrial de Reinosa que tras varios años en la cuerda floja y luchando por salir adelante finalmente no ha podido cumplir con sus ... acreedores. La decisión, recogida en un auto de la semana pasada, igualmente tiene otra derivada: la pretensión de aplicar un ERE a los trabajadores que quedan en plantilla, unas 24 personas, para proceder a su despido colectivo. Los afectados se reunieron ayer con el Ayuntamiento de la capital campurriana para trasladar su preocupación ante el horizonte que se avecina y pedir a la clase política que se sume a la búsqueda de soluciones.
La empresa dedicada a la fabricación de cigüeñales, una de las más especializadas de Europa, ya vio de cerca el escenario de la liquidación en 2019 después de que el Juzgado de lo Mercantil nº 1 de Santander resolviera que la compañía debía hacerse responsable dentro del marco del concurso de acreedores que abordaba la sociedad de una deuda con la Seguridad Social próxima a los 4,6 millones provenientes de la etapa anterior, antes de que la organización pasase en 2016 a manos de la sociedad Noray con el apoyo de Sodercán. No en vano, la Administración cántabra no sólo facilitó la transacción para que la entidad catalana Comforsa se desprendiera de la mayoría accionarial, sino que propició diversas ayudas financieras para concretar la transición en la empresa que opera en el recinto que Sidenor y Reinosa Forgings & Castings emplean en la localidad campurriana.
Los nuevos gestores tenían cierta confianza en controlar ese incidente aflorado de forma repentina por una deuda generada en la década de los 90, después de que la administración concursal cambiara la calificación del crédito y diera voz y voto a la Seguridad Social en el concurso. De hecho, era la Audiencia Provincial la que tenía que dirimir el asunto. Sin embargo, los acontecimientos no se han desarrollado según las expectativas de los propietarios, por lo que en abril solicitaron que se abriera la fase de liquidación.
¿Qué ha ocurrido en estos meses? Principalmente la imposibilidad de pactar un convenio con los acreedores después de que la administración concursal solicitara un aplazamiento de la Junta a la espera de que resolviera la Audiencia. Forjas no se podía permitir el lujo de seguir esperando, dado que su situación de concurso le impedía el acceso a líneas de crédito en condiciones convencionales y a un sobreprecio en los suministros. Sólo por estos conceptos se estaba abonando un 'peaje' de 350.000 euros anuales, una coyuntura que no podía mantenerse en el tiempo ante la economía de subsistencia que habían puesto en marcha los propietarios.
Consultadas por El Diario, fuentes cercanas a la propiedad lamentan el desenlace al que se ve abocada la compañía, que insisten en definir como «rentable» y a la que Comforsa seguía encargando trabajo para pervivir en los últimos tiempos.
Además, destacan el «absurdo» de la liquidación puesto que, aducen, la Seguridad Social no va a poder cobrar esa deuda que en teoría le reclama reforzada por el criterio concursal -el asunto acabará resolviéndose en los tribunales- puesto que Comforsa ya viene pagando esas obligaciones a través de un préstamo participativo.
El plan elaborado por la administración concursal, encarnada en la figura de Enrique Soutullo Cué, valora la totalidad de la unidad productiva en 2,37 millones, incluida una maza tasada en 118.000 euros adquirida el año pasado y cuyo coste adelantó Comforsa. El plan de liquidación aduce otras causas para la deriva de la mercantil: «La inexistente inversión por parte de lo socios, la escasa gestión continuada de la concursada y la propia debilidad tecnológica de la sociedad, así como la crisis económica provocada por la pandemia del covid-19 y la cancelación de diversos pedidos por parte de Comforsa, han derivado en que los ingresos obtenidos por la sociedad sean insuficientes para hacer frente en plazo a todas sus obligaciones».
Ahora llega el punto de buscar una salida a la unidad productiva o, como el peor de los escenarios, la venta en lotes de los activos de Forjas de Cantabria. Este periódico ha podido constatar al menos el interés de un potencial comprador, pero igualmente una reapertura requerirá de una fuerte inversión económica.
También habrá que ver el papel de Sodercán. Varios de los actores involucrados coinciden en señalar el perfil bajo del Gobierno regional con este asunto hasta el momento.
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