«El capitalismo humanista es el antídoto contra los efectos de la digitalización»

Aldo Olcese (Tetuán 1957) es doctor en Economía Financiera y licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales. Académico de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras (Racef) y cabeza visible de la corriente de pensamiento vinculada a la Responsabilidad Social de la Empresa y al Buen Gobierno Corporativo. Es presidente de su propia compañía de inversiones y asesoramiento corporativo Fincorp Mediación; senior advisor del Banco de Negocios Español Alantra, y consejero independiente del Attijari Wafa Bank, banco líder del mercado marroquí y de África francófona. Preside la Fundación Independiente y la Asociación Sociedad Civil Ahora.

-¿Cómo se está enfrentando la economía española a los cambios que supone la digitalización?

-Vamos hacia el ciudadano digital y la UE ha puesto el plazo en 2025. Estamos en un proceso de digitalización de la vida, lo que va a generar beneficios y disfunciones. Por ejemplo, lo que ha pasado con los bancos y los mayores. La digitalización es inevitable, pero con un antídoto, yo lo llamo 'colesterol del bueno', que es el humanismo, poner a la persona delante de todo. La digitalización sería el 'colesterol del malo'. La decisión que ha tomado la banca para atender a los mayores es el instrumento para que el humanismo se imponga. Los bancos no ahorrarán tantos costes , pero han tomado una decisión humana. Defiendo que la recuperación del humanismo ha de venir de la mano de la empresa porque la familia o los colegios han cambiado mucho y tampoco lo veo como objetivo del sector público. Yo defendí este capitalismo humanista en mi libro hace 20 años. Ahora se está llevando a cabo al incluir a los grupos de interés (stakeholders) para que participen en el debate y decisiones corporativas. Soy un firme convencido de que las decisiones intermedias en las empresas se pueden y deben tomar conociendo otras opiniones y no solo las del consejo de administración. De hecho, soy más partidario de la participación de las plataformas, de los grupos de interés antes que de los sindicatos en los consejos de administración. No concibo un capitalismo inclusivo, participativo, de otra manera que no sea democratizando el espacio del poder económico para tener más eficiencia en el modelo de gestión.

- ¿Qué puede y debe hacer la sociedad civil?

-Mucha pedagogía respecto de la recuperación de valores como el de la responsabilidad individual. Observo el crecimiento de una nueva sociedad digital fomentada desde la inteligencia artificial que produce gregarismo de masas, seguir el pensamiento de la mayoría «porque es mejor». Pero ese comportamiento de masas tiene manifestaciones peligrosas porque diluye la responsabilidad individual que se esconde detrás de la bandera de la inteligencia artificial de la masa. Las instituciones y asociaciones como las que yo presido deben ser potentes para fomentar esa responsabilidad individual. También hay que hacer un proceso de unión para ser interlocutores válidos ante los políticos. De hecho, estamos promoviendo una nueva asociación Ágora 5.0 Ciberdemocracia Corporativa e Institucional para dar espacio a los grupos de interés.

-Como experto en temas de Marruecos ha visto con buenos ojos el acercamiento de España...

-Ha sido una decisión correcta y valiente. Hay que tener en cuenta dos temas importantes: la seguridad y la inmigración ilegal. Marruecos es el baluarte contra el terrorismo islámico en el mundo árabe. Sus servicios de inteligencia nos protegen. Tenemos que privilegiar a un país que nos está ayudando ya que ha sufrido atentados muy graves. Además, no se entiende una política de contención de la inmigración africana sin la ayuda de Marruecos. Nos va mucho en ello no solo a España sino a Europa. Es una cuestión más política que económica. Además, reivindico que el desarrollo queremos para el Sahara lo está gestionando bien Marruecos. Como soy observador privilegiado veo como Las grandes empresas marroquíes han invertido en el Sáhara desde que la comunidad internacional reconociera al país como garante del Sáhara. No hay que olvidar que erramos una potencia colonial. No se puede vivir del pasado cuando éramos potencia colonial y nos echaron. Bajo la tutela de Marruecos al Sáhara le está yendo mejor que antes. Además, es una momento especial porque la guerra de Ucrania nos obliga a elegir. Nosotros estamos del lado de Ucrania y Argelia está en el otro bando, con Rusia, con China. Solo tenemos un 23% de dependencia energética de Argelia. Compramos sobre todo a EE UU, que es más barato y podemos importar gas licuado y transfórmalos en España con una capacidad que no tienen otros países europeos.

-¿Le preocupa la postura de China en la guerra de Ucrania?

-Su posición es de gran peso en la posible resolución del conflicto. Es el gran jefe de Asia y potencia mundial. Soy de la opinión de que nunca ha sido belicista y no lo va a ser. Si tiene interés es por mejorar su posición económica en el mundo y va a dar cobertura a Rusia porque le conviene. Va a jugar sus cartas para mejorar su posición competitiva gracias a las sanciones del mundo occidental a los rusos. No se la puede ignorar ni tenerla enfrente. Europa puede ser un buen interlocutor con China.

-¿Hoja de ruta de Cantabria para encauzar su economía?

-Es tierra prometida, con una naturaleza bella y exuberante que debe ser un polo de sostenibilidad en el sector agrario y ganadero, lo que encaja con los objetivos de los fondos europeos Next Generation. Generar capital natural, como ya hay iniciativas importantes en Reino Unido. Se trata de ser una región generadora de capital natural en el mundo como antídoto de la destrucción por la contaminación. La otra apuesta es la denominada nueva economía del mar de la que China esa haciendo un baluarte. Una economía basada en la libertad que dan los mares. Cantabria tiene un Puerto importante como el de Santander y su ubicación en el Atlántico.

-Jóvenes y liderazgo...

-Vamos a una transformación del liderazgo vinculado al papel de las redes sociales Un influencer es más influyente que un gran intelectual que puede decir cosas importantes, pero tener pocos seguidores. Hay sustitución galopante de liderazgos, pasando de materas importantes a prácticas. Hay que hacer un esfuerzo para seguir a unos líderes más poliédricos, más sesudos y no fruto de las redes. No sé si es una quimera.