Blanca Moreno-Dodson

Asesora en economía internacional

«Tenemos que dejar de ver la inmigración como un problema y ser constructivos»

-Mantiene que cada vez vivimos en un mundo más interdependiente y que avanza a varias velocidades, ¿Europa es de los que se quedan rezagados?

-Primero hay que señalar que los movimientos que ocurren a nivel global, tanto económicos como relacionados con factores exógenos afectan a los países y regiones de manera desequilibrada, porque algunos son más vulnerables que otros. Europa es un bloque de países y un extraordinario ejemplo de integración regional, cuya composición es ahora muy heterogénea. Pero es cierto que China está avanzando mucho, está teniendo un peso económico de PIB global importante y, sobre todo, está convirtiéndose en líder tecnológico y está inundando los mercados con productos muy baratos. Por otro lado, está Estados Unidos, que a pesar de debilidades políticas e incertidumbre, sigue teniendo el porcentaje más alto de PIB total y también lidera en muchos aspectos y tienen todavía una gran importancia geopolítica. En mitad de estos dos bloques, se sitúa Europa, que es verdad que podría tener más liderazgo a nivel geopolítico, que ha sufrido varias crisis consecutivas y que debería invertir mucho más en diversificación económica para poder hacer frente a la competencia que está sufriendo por parte de Estados Unidos y China.

-Uno de los principales frentes de Europa es su productividad, ¿es un problema que el tejido empresarial esté principalmente formado por empresas pequeñas?

-No, no lo creo. La productividad suele estar ligada al progreso tecnológico y es algo en lo que Europa tiene que invertir más. Pero es cierto que muchas de estas empresas pequeñas tienen dificultad en competir por dos razones: por un lado que los regímenes fiscales y regulaciones no están adaptados para favorecer a las pymes; y segundo que, a menudo, estas empresas no trabajan en partenariado, en asociación con empresas más grandes, sino que o se dejan absorber o tienen que sufrir la competencia de multinacionales.

-Los fondos Next Generation pretenden llevar a Europa al siguiente nivel, ¿lo están consiguiendo?

-Desafortunadamente por causas relacionadas con la capacidad de absorción de tantos fondos que vinieron muy de golpe, la tasa de ejecución es muy baja, alrededor del 40%. Es decir, que hay fondos que aún no han alcanzado los fines para los que fueron asignados. Tal vez haría falta una planificación estratégica con una adaptación más concreta a las necesidades que se plantean. Por eso yo creo que hará falta ampliar el plazo por lo menos al 2027, porque si no se ejecutan los proyectos habría que devolver los fondos a la Unión Europea, aunque no creo que ocurra.

-Usted recomienda que cada región potencie sus activos estratégicos. ¿Cómo se traduce para Cantabria?

-Más que atreverme a hacer recomendaciones sobre Cantabria, yo me centraría primero en este aspecto que acabo de mencionar, ver cómo se aplican los fondos Next Generation a la comunidad y qué se puede hacer para eliminar las trabas administrativas y burocráticas que están impidiendo que los proyectos se ejecuten más rápidamente. Y Cantabria debería de potenciar, como el resto de las regiones, sus particularidades. En este caso en concreto, obviamente tienen que priorizar su apertura al resto de Europa a través del transporte marítimo. Pero no sólo eso, hay que mejorar las infraestructuras dentro de la península que conecten mejor a Cantabria con el resto de nuestro país. Y luego es un territorio que tiene que apostar por las energías renovables y consolidarse en su liderazgo en el sector servicios.

-En alguna ocasión ha dudado de la eficacia del PNB como mecanismo de medición.

-Yo diría que es necesario, pero no suficiente. Cuando se habla del PNB para establecer comparaciones entre regiones es interesante pero no nos dice nada sobre el bienestar de la población. Pienso que hay que utilizar además otras variables como puede ser el PNB per cápita o el coeficiente de Gini. Pero mi variable preferida para cualquier análisis profundo es el patrimonio de un país, que es, digamos, equivalente al concepto de riqueza, igual que en una familia además de ver los ingresos queremos saber qué activos tiene.

-El CIS publicaba esta semana que la inmigración ha pasado a ser el principal problema para los españoles, ¿qué le dice eso?

-El problema de la migración es que está muy politizada y diferentes partidos tratan de apropiarse de una perspectiva o de otra. Es una cuestión que creo que hay que abordar con dos perspectivas complementarias. Por un lado, hay que incentivar la migración, regularizada en función de las necesidades del mercado de trabajo y la disponibilidad de mano de obra en otros países. Y esto tiene que pasar necesariamente por los diálogos bilaterales entre países. De manera paralela hay que seguir luchando contra la inmigración ilegal y todo lo que viene asociado como el tráfico de seres humanos, las mafias, el abuso y la incertidumbre de quien se lanza al mar. Los gobiernos tienden a focalizarse en una u otra vertiente y yo creo que si no se tiene una visión completa de la migración, seguiremos fallando en encontrar soluciones constructivas y tenemos que dejar de ver la migración como algo negativo.