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«Cuando advierta que para producir necesita autorización de quienes no producen nada. Cuando vea que el dinero fluya a quienes trafican, no con bienes, sino favores. Cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo. ... Cuando las leyes no le protegen contra ellos, al contrario, son ellos los que están protegidos contra usted. Entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada». La cita corresponde a la escritora rusa Ayn Rand dentro de la novela 'La rebelíón del Atlas'. Escrita en 1957, en plena Guerra Fría, su significado reviste vigencia en la actualidad.
Tanta que el presidente del Círculo de Empresarios, Manuel Pérez-Sala Gozalo, acudió a ella para cerrar su ponencia este martes en el Hotel Bahía de Santander, donde participó en el Foro Económico de El Diario. Una nueva edición que fue una firme reivindicación de la figura empresarial y de la actividad corporativa, así como de los beneficios consiguientes en forma de creación de riqueza y generación de empleo.
En un acto moderado por el director de este periódico, Íñigo Noriega; y presentado por la periodista Pilar González, el invitado repasó la situación nacional y las recetas para, en su opinión, favorecer más dinamismo inversor. De entrada, a Cantabria le puso deberes: «No está siendo capaz de atraer la inversión privada necesaria» para el futuro, dijo.
Para ello, echó mano de las cifras. La apuesta del sector privado supone el 86% del total de la Comunidad, frente a una media nacional del 90%. «Corresponde a las administraciones públicas hacer atractivo el lugar».
Pérez-Sala defendió que el empresario «es el paradigma de la sociedad liberal», por lo que su objetivo máximo debe ser buscar la rentabilidad. Aprovechando su estancia en Cantabria, parafraseó un discurso reciente de la presidenta del Banco Santander, Ana Botín, respecto a que «no hay conflicto entre tener beneficios y ser socialmente responsable».
En el fondo, el presidente del Círculo de Empresarios volvió una y otra vez, de forma más o menos directa, a la necesidad de construir entre todos los ámbitos, especialmente desde la Administración, ese entorno que permita caminar a las compañías y crecer en dicho recorrido. «Sostienen la economía y el crecimiento», aseveró tras recalcar que concitan el 85% del Producto Interior Bruto (PIB) nacional; el 85% del empleo y el mencionado peso del 90% en la inversión general.
Dada la importancia que proclamó, igualmente presentó un estudio encargado por la Asociación de Empresarios Valencianos que recoge el sentir del colectivo. En línea con el difundido la semana pasada por CEOE-Cepyme Cantabria, dicho diagnóstico refleja una percepción buena por parte de la sociedad, ya que «en nuestro trabajo se reflejan las nuevas generaciones».
Dentro de las «virtudes» de los mandamases, el estudio destacó «la ejemplaridad». Entonces, ¿por qué en ciertos sectores existe esa percepción tan negativa? Pérez-Sala lo tiene claro y sostiene que dichas opiniones proceden de «partidos en el Gobierno que no aceptan la propiedad privada de los medios de producción. Son los empresarios los que arriesgan su patrimonio».
Respecto a las preocupaciones del colectivo corporativo, en los primeros lugares aparecen «el nivel de inflación; la elevada deuda pública, que nos condiciona a todos, también a la financiación de la empresa privada; o los costes energéticos».
A este último respecto, dejó otro titular rotundo: «Hay que acostumbrarse a vivir en un entorno de energía más cara durante unos años», manifestó, justificándolo en los mayores costes derivados del cambio de proveedores de gas, de Rusia al envío vía grandes buques cuyo contenido hay que licuar y regasificar.
Este es un factor importante pues, para la entidad, «donde fabriquen las empresas dependerá de sus costes energéticos».
En paralelo, tribulaciones más domésticas ligadas a la esfera política. Como «obstáculos» cristalizan «la percepción del Gobierno hacia el empresario; la intervención del Ejecutivo en la actividad corporativa; la transparencia; la seguridad jurídica; o la calidad institucional». «Estamos perdiendo a pasos agigantados la independencia», remachó.
Sobre cuestiones más técnicas, también afeó «el incremento de los impuestos, que daña la economía. Estamos en un entorno cada vez más hostil». Asimismo inquietan propuestas como una nueva subida del Salario Mínimo Profesional; o una reforma laboral que se ve como «ineficaz» dado que se «ha cambiado el nombre de los contratos pero no ha desaparecido la temporalidad. Por el camino hemos perdido las estadísticas. No se trabajan más horas que en 2019».
En este contexto, el Círculo de Empresarios aboga por cinco grandes reformas. Una de ellas la de las pensiones. No vale sólo con subir cotizaciones, dijo, sino que «hay que retrasar la edad de jubilación hasta los 68 años, con una jubilación voluntaria hasta los 72».
El invitado reclamó una administración «más eficaz y eficiente; no es necesario subir más impuestos si se gestiona bien». Además, desistir de una «fiscalidad arbitraria. El impuesto a banca y eléctricas lo estamos pagando entre todos».
No se puede olvidar la educación. «No hay que crear frustración con la sobrecualificación. No es sano dañar el proyecto vital de los ciudadanos», zanjó.
El Foro Económico está patrocinado por Unicaja y Gobierno de Cantabria. Colaboran EDP y Gullón.
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