
Ana Álvarez
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Ana Álvarez
El DNI de Ana Álvarez (Barcelona, 1990) dice que nació en Cataluña, aunque ella misma deja claro que poco después se asentó en Cantabria en ... el seno de una de las principales familias empresariales de la región. Vicepresidenta del Grupo Armando Álvarez y representante de la tercera generación en la compañía, acaba de asumir la Presidencia del Fórum del Instituto de la Empresa Familiar, la entidad que aglutina a los jóvenes de las mayores organizaciones del país.
-¿Cómo llega a la Presidencia del Fórum de la Empresa Familiar en España y qué objetivos se pone al frente de esta entidad?
-El Fórum es un espacio para los jóvenes de entre 20 y 45 años de las siguientes generaciones de empresa familiar que no necesariamente tienen que ser el futuro primer ejecutivo de la compañía. Lo que nos une a esta comunidad es que vamos a ser futuros accionistas. Dentro de este contexto hay un Comité Ejecutivo y una Presidencia. En 2017 me invitaron a ser parte del Comité y ahora empiezo a ser de las veteranas dentro de este órgano. Patricia Riberas ve hace un año que tiene que empezar a pensar en un sustituto a la Presidencia y me lo propone. Es un cargo por tres años y lo intentamos hacer así para coincidir con dos presidentes del Instituto de la Empresa Familiar. Ahora está Ignacio Riberas (Estrella Galicia), cuyo mandato termina en mayo de 2026.
Respecto a los objetivos que me marco, creo que ahora mismo estamos en un momento de muchísimo cambio que deriva en un entorno muy dinámico. Este contexto obliga a las compañías a estar constantemente innovando para gestionar el cambio de la mejor manera posible. ¿Qué ocurre? Que nos estamos dando cuenta de que no todos los jóvenes sienten el compromiso de involucrarse con las empresas familiares. Somos conscientes de que tenemos un regalo y somos unos privilegiados, pero no todo el mundo tiene la valentía de querer asumir esas responsabilidades. De ahí que para mí el gran reto es que las siguientes generaciones se comprometan con la visión a largo plazo que caracteriza a las compañías familiares.
-¿El relevo generacional se mantiene como el momento más crítico en empresas de este tipo?
-Es de los retos más importantes que tiene una empresa familiar, más allá de los desafíos que aborda cualquier otra compañía. Además, asumimos el reto de asegurar la continuidad. La clave está en hacer procesos de sucesión que sean beneficiosos para la familia y para la organización.
-¿Cómo tienen establecido el protocolo de sucesión en el Grupo Armando Álvarez?
-En nuestro caso, el testigo de la primera a la segunda generación, de mi abuelo (Armando Álvarez) a mi padre (José Ramón Álvarez Ribalaygua), fue bastante tranquilo. Mi padre tenía un liderazgo bastante consolidado y el respaldo absoluto del resto de sus hermanos. Esa transición, gracias a Dios, fue sencilla dentro de lo que es. En el momento en que la tercera generación empezamos a tener una edad para incorporarnos a la compañía, la segunda generación ve oportuno establecer un marco que nos ayudase a convivir entre familia y empresa. Fue en 2015 cuando empezamos a trabajar en el protocolo familiar. Una de las cosas de las que estoy especialmente orgullosa es que lo hemos trabajado de forma conjunta entre ambas generaciones. Hay compañías en las que a los jóvenes se les da el protocolo directamente elaborado. En nuestro caso, estuvimos casi año y medio trabajando de forma conjunta, poniendo en común diversas inquietudes y llegando a un consenso. Es imposible tener regulado todo lo que puede pasar a futuro, pero sí hay una guía respecto a incorporaciones, órganos de gobierno... Creamos también el Consejo de Familia, que preside una de mis tías. Creo que hicimos un buen trabajo y consensuado, que es lo importante.
-Usted ha ganado exposición pública en los últimos tiempos a nivel local. Miembro del Comité Ejecutivo de CEOE en Cantabria, ahora presidenta del Fórum... Y su hermano más centrado en el negocio en Estados Unidos. ¿Es esa la organización a futuro del Grupo?
-Una de las cosas que hemos trabajado es el plan de carrera. Luego puede estar todo escrito pero nos encontramos con situaciones sobrevenidas. Yo me dedicaba a la Secretaría General del Consejo dada mi formación como abogada y economista. En el momento que el 'boom' de la sostenibilidad impacta de lleno en el núcleo de nuestro negocio tengo que volcarme en otros asuntos. Lo bueno de una empresa familiar es la cintura para adaptarse a situaciones que vayan surgiendo.
-Hablaba antes de respuesta al cambio, ¿las nuevas generaciones pueden aportar un plus al respecto?
-No creo que sea una cuestión sólo de familia. La empresa es un ecosistema donde tenemos profesionales. La convivencia entre tres generaciones también enriquece. Tener perfiles con más experiencia ayuda a relativizar ciertas cosas. Luego la gente joven venimos con 'hambre' de hacer nuevas cosas y 'cuestionar' ciertas cosas que se podrían mejorar.
-¿Qué cosas nuevas quiere aportar la tercera generación en Armando Álvarez?
-Pienso que nos toca una época donde la digitalización va a jugar un papel fundamental. Vamos a tener que correr en asuntos como la inteligencia artificial. La gente joven es mucho más sensible al impacto de este asunto. También creo que estamos más sensibilizados con las necesidades del talento joven: conciliación y un entorno de trabajo que sea más atractivo.
-¿Cómo ve las empresas familiares de Cantabria?
-Evidentemente, hay de todo. En Cantabria jugamos un papel súper relevante: casi el 70% del PIB de Cantabria lo generan estas compañías. El 80% del empleo en el sector privado también viene de la empresa familiar. El problema, tanto en España como en Cantabria, es el tamaño. En Alemania la media de trabajadores es 11, frente a los 4,5 en España. El tamaño va directamente relacionado con la competitividad de la empresa y de la economía. Es el gran reto: coger más cuerpo y salir fuera para crecer.
-¿Qué le pide el colectivo a la Administración?
-Un marco regulatorio que aporte certidumbre y nos ayude a trabajar con una serie de parámetros que nos diga por dónde movernos. Los bandazos no ayudan nada. Se está trabajando también en la Simplificación, que no se tarde ocho años en conseguir un permiso cuando hay gente valiente que quiere invertir. Hay que poner facilidades para que los proyectos salgan adelante.
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