El Gobierno autoriza a Enagás para iniciar la red nacional de hidrógeno con el almacén cántabro

El Consejo de Ministros, a propuesta del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, aprobó el acuerdo por el que se habilita a Enagás Infraestructuras de Hidrógeno para el ejercicio provisional de las funciones de desarrollo de los Proyectos de Interés Común (PCI) europeo de redes de hidrógeno. Así, pondrá en marcha la red interior, así como dos interconexiones con Francia y Portugal. Desde el punto de vista más local, y en lo que concierne a Cantabria, el encargo también incluye dos instalaciones de almacenamiento, una en País Vasco y la que ya evalúan en conjunto Enagás y Repsol en el subsuelo de Polanco.

Estos depósitos ya se han bautizado como H2 storage North-1 (la instalación cántabra) y H2 storage North-2. Ambos forman parte de la infraestructura H2Med junto a otros elementos como el interconector de hidrógeno Portugal-España (tramo CelZa); equipamientos interiores de hidrógeno en España; o el interconector de hidrógeno España-Francia (conocido como 'BarMar').

El almacén que se pretende instalar en Polanco pasó meses atrás un importante filtro de cara a su futura concreción. Tras la evaluación de los proyectos presentados por promotores privados, el Diario Oficial de la Unión Europea, recogió en abril, por primera vez, proyectos de infraestructura de transporte de hidrógeno en territorio español, varios de ellos de interés comunitario, una distinción que favorece la obtención futura de fondos, así como mayor celeridad administrativa.

En esta línea, el Consejo de Ministros faculta de manera provisional a Enagás a ejercer las funciones de desarrollo de la red troncal de hidrógeno en el ámbito de los PCI (los proyectos de interés comunitario). Entre los cometidos del encargo se recogen la solicitud de autorización, la construcción, puesta en servicio, operación, vigilancia y mantenimiento de los proyectos de canalizaciones e instalaciones de almacenamiento subterráneo, informó el Ministerio.

Todo ello en pos de alcanzar los niveles de descarbonización promovidos por la Unión Europea, que apunta a los gases renovables, en particular al hidrógeno verde, como un vector clave para lograr la neutralidad climática al tiempo que se asegura la seguridad de suministro energético de todos los Estados miembros, habida cuenta de su potencial para descarbonizar aquellos procesos productivos difícilmente electrificables, como aquellos que tienen lugar en altos hornos, el transporte pesado, la navegación marítima o la aviación. El objetivo, producir 10 millones de toneladas en el continente en 2030.

Una urgencia que, por el momento, contrasta con el desarrollo de los proyectos cántabros. En el caso del mencionado depósito, con una capacidad estimada de 335 GW y una inversión próxima a los 580 millones, aún se halla en fase de análisis técnico a nivel de oficina. Fuentes del sector indican que su concreción no llegará pronto.

Con todo, el Besaya puede convertirse en un polo del hidrógeno, al tener igualmente en marcha un plan para levantar una fábrica en los antiguos terrenos de Sniace, también a medio plazo.