El Gobierno de Cantabria acude en auxilio de la Cámara con un plan para «estabilizar» la entidad

Todo ello después de que los empresarios entrantes, fruto de la victoria en el turbulento proceso electoral del pasado año, trasladaran al Ejecutivo su preocupación «por la situación de la deuda generada a lo largo de los últimos años y, en especial, por el deterioro del edifico de la Cámara de Cantabria». De ahí que se propusieran «soluciones concretas y realistas al respecto, con el objetivo de garantizar la viabilidad económica y financiera».

El encuentro entre las partes, celebrado días atrás, sirvió para concretar las líneas de actuación. En primer lugar, la creación «de un grupo de trabajo mixto destinado a fortalecer y mejorar la colaboración entre ambas instituciones».

Dicho órgano será el encargado de alcanzar, «de forma prioritaria», la consecución de cuatro objetivos clave para la institución cameral.

El primero es el establecimiento de un código de buenas prácticas y de buen gobiernoen la Cámara de Comercio que «consolide las mejoras aplicadas por la nueva dirección para el correcto funcionamiento de la institución, al margen de las personas que la dirijan y las circunstancias en las que se desarrolle su actividad».

Según las partes, la aplicación de este nuevo modelo de gobernanza permitirá «una mayor trasparencia de todas las actividades, un mayor control por parte de los órganos de gobierno en todos los procesos y una mejora en la confianza por parte de las instituciones tutelantes».

A partir de esa forma de operar, las diferentes vías para canalizar más recursos hacia la institución cameral. Por un lado, se acordó que la Cámara sea socio del Gobierno regional utilizando como herramienta las encomiendas de gestión para ejecutar aquellos proyectos en los que el Ejecutivo precise colaboración para impulsar el desarrollo económico de la Comunidad.

Por otra parte, la Consejería solicitó a la Cámara que consiga la «atracción de proyectos e inversiones para Cantabria, como una forma de poner en valor y reforzar su actividad». La institución se comprometió a desarrollar planes específicos para el logro de este objetivo que serán cofinanciados en su desarrollo y en los recursos necesarios por la Administración.

Todo ello encaminado a las mencionadas «soluciones concretas y realistas» para garantizar la viabilidad de la actividad. Los empresarios al frente de la Cámara deben informar a Arasti de la evolución de la institución dada la naturaleza tutelante de la Consejería.

Las elecciones de 2023, que derivaron en un primer momento en una falta de consenso sobre la configuración del nuevo Pleno que desembocó en la renuncia del hasta entonces presidente, Modesto Piñeiro; finalmente cristalizaron en un nuevo Comité Ejecutivo encabezado por el empresario Tomás Dasgoas. Previamente, ni Antonio Cornadó ni Manuel Huerta pudieron optar a una mayoría de apoyos del Pleno, el primero de ellos después de que su candidatura quedara fuera del proceso tras la dimisión a última hora del presidente de los hosteleros, Javier Bedia, y el Gobierno resolviera que no podía presentarse a las votaciones al quedar un hueco vacante.

Dasgoas, tras ser nombrado presidente, ya explicó en julio en una entrevista con El Diario lo que debía pedirle a la Administración. «Que trabajemos en una colaboración público-privada honesta y verdadera. Ahora tenemos que trabajar por un cambio. Abordar de manera real los cambios en el modelo productivo. Dejar atrás la estacionalidad y la precariedad. Apostar por sectores punteros como la digitalización, trabajar en la mejora de servicios e infraestructuras».

De la etapa previa, además del propio Piñeiro, han salido de la Cámara el anterior director, Jesús Tortosa; y el secretario general, Antonio Mazarrasa. El nuevo Comité apostó por un perfil económico para la gestión con la figura de Rosa Vega.