El Gobierno tiende la mano a Saint Gobain PAM, pero no baraja entrar con Sodercán

El titular de Industria se ha pronunciado así tras la reunión que Miguel Ángel Revilla ha mantenido con los sindicatos USO, CCOO e Independiente (faltó UGT, que en su momento ya mostró su rechazo al encuentro): «En Cantabria siempre hemos intentado echar una mano a las empresas que han tenido situaciones coyunturales. En este caso no va a ser diferente», ha asegurado Martín, antes de añadir que el presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, ya ha escuchado tanto a representantes de la empresa como de los trabajadores.

Los sindicatos, que, a pesar de salir contentos de la reunión, y de que Miguel Ángel Revilla les haya transmitido «tranquilidad», temen los últimos meses del año, donde se ven obligados a negociar un nuevo convenio (el actual caduca en diciembre) y el ERTE. «Nosotros queremos garantías de empleo. Nos preocupa la venta, por eso hemos solicitado en tres ocasiones -sin que hayamos obtenido respuesta- un Plan de Garantía de Empleo, como han hecho otras empresas en Cantabria, donde vendedor o comprador garantizan el trabajo de la plantilla durante equis años. Pero la empresa no quiere negociar ningún plan», explica a este periódico el presidente del comité, José Antonio Pérez Laya.

Martín, por su parte, entiende que se trata de una decisión empresarial motivada por una bajada en las ventas del tipo de productos de fundición dúctil que fabrica Saint Gobain. «Estaremos atentos y con ánimo de colaborar en los aspectos en los que podamos facilitar la normal continuidad de las operaciones», ha insistido.

Preguntado por la posibilidad de intervenir en esta situación a través de la empresa pública Sodercán, como ya ha hecho en otras ocasiones el Ejecutivo autonómico, Martín ha afirmado que es algo que no se ha barajado. Y ha añadido que desde la fábrica no han realizado «ninguna petición concreta».

Aunque el presidente regional ha querido tranquilizar y restar miedo a los trabajadores de la fábrica, «la incertidumbre ahí está», añaden los sindicatos. «Si nos dicen que durante ocho años no van a tocar la plantilla o que si lo hacen deben pagar una cláusula entonces sí nos quedamos más tranquilos. De esta manera no, son solo palabras y ningún hecho», añade Pérez Laya.