El gran desafío: solventar las diversas 'patatas calientes' en el área industrial

La inquietud tiene nombres concretos. En primer lugar, Ferroatlántica. La fábrica de ferroaleaciones de Boo de Guarnizo apenas ha trabajado cinco meses en el último año, y en su mayor parte a una capacidad mínima de producción, con un único horno encendido de los cuatro que tiene el complejo.

A día de hoy, la planta está totalmente detenida desde finales de abril. El Grupo Ferroglobe, matriz de Ferroatlántica, sostiene que monitoriza el mercado para adoptar decisiones, pero aún no ha ofrecido un plazo para arrancar de nuevo. En el centro del problema, una cuestión estructural, el alto precio de la energía, que en firmas electrointensivas tiene todavía una mayor incidencia dado el peso que ostenta en sus costes de producción.

También con el futuro energético pendiente está Solvay, a la que el tiempo se le echa encima para poder acometer diferentes inversiones que le permitan abandonar el carbón que utiliza en su factoría de Barreda. El problema en este caso es normativo y de indefinición. Por un lado, la química belga lleva prácticamente dos años esperando que el Gobierno central confirme su respaldo al proyecto. En otras palabras, que ponga dinero para sufragar parte de esos nuevos equipamientos.

En paralelo, los problemas regulatorios con la cogeneración o el uso de carbón, que en principio no podrá emplearse desde enero de 2025. Esta parálisis ha impacientado a la matriz del Grupo en Bruselas, más cuando parece haber quedado claro que la apuesta principal e inicial, la construcción de una planta de combustible sólido recuperado, de momento no se llevará a cabo al entenderse que este producto no es 'verde' y, en consecuencia, quedará fuera de las posibles subvenciones.

Otra de las empresas a las que seguramente deberá prestar atención el nuevo Gobierno de Cantabria será Reinosa Forgings & Castings. La gran siderurgia de Campoo también está tensionada por los costes energéticos y un mercado global con numerosos vaivenes. De hecho, en las próximas semanas tendrá que aplicar nuevamente el Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) ante la caída de la carga de trabajo.

Tanto el comité de empresa como los propios sindicatos han pedido a la corporación NFL que acometa nuevas inversiones y busque contratos para garantizar la viabilidad futura de la corporación. La empresa, por su parte, insiste cada vez que puede en la necesidad de que las administraciones respalden el proyecto de Reinosa. Hasta la fecha, entre otras partidas, Forgings & Castings ha recibido 27 millones de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), así como un aval por 3,2 millones por parte del instituto de Finanzas de Cantabria (ICAF) para su nuevo contrato de suministro eléctrico.

Apenas a unos metros, otra tribulación para la Administración. Sidenor aún debe concretar sus planes de futuro para la instalación que mantiene en Reinosa, cuyo tren de laminado lleva nueve meses detenido y sin fecha de reactivación. El Gobierno, junto a la propia siderurgia vasca y los trabajadores, forma una Comisión de Seguimiento donde se van analizando las diferentes mejoras para la factoría. Por el momento, Sidenor ha confirmado un desembolso de dos millones para poner en marcha una nueva acometida eléctrica.

Compañías que hasta hace poco parecían indestructibles también abordan sus propios peligros. Por ejemplo, Global Steel Wire, más allá de las circunstancias coyunturales ligadas a la energía o la evolución del mercado del acero, vive pendiente de la disputa judicial por la propiedad de su matriz, el Grupo Celsa. El resultado del pleito que alberga el Juzgado de lo Mercantil nº 2 de Barcelona dirimirá si la compañía mantiene su hoja de ruta actual, en manos de la familia Rubiralta; o si, por el contrario, los fondos acreedores se hacen con el control del capital social a cambio de una parte de la deuda que acumulan.

Los bonistas aseguran que darán continuidad a la estrategia industrial, pero CC OO y UGT ya han trasladado su inquietud ante la falta de información sobre la garantía del empleo.

Cómo no, la joya de la corona industrial regional. El Grupo Armando Álvarez ha vivido en 2023 un duro revés con una huelga de 50 días en Aspla que complicó más un futuro que ya de por sí venía oscureciéndose por el nuevo impuesto al plástico de un único uso. La evolución de los próximos trimestres, así como las nuevas normativas que prevé difundir la Comisión Europea, marcarán el rumbo de la empresa.

De firmas concretas a sectores. Es una evidencia que la industria de componentes de automoción, que supera el 30% del PIB industrial de la Comunidad, debe acometer una transformación encaminada a orientarse a unas nuevas formas de movilidad más electrificadas, sostenibles e, incluso, digitales. SEG Automotive ya recorre este camino, al igual que Teknia, que acaba de hacerse con el mayor contrato de su historia y lo desarrollará en Ampuero. Nissan sigue en Buelna con su apuesta por la diversificación y la competitividad...

Quien ha aclarado su porvenir es Saint Gobain PAM. La fábrica de tubo de Santander ha logrado que la UE le defienda de la competencia asiática.