Gregorio Izquierdo | Director del Instituto de Estudios Económicos

«La gran reforma pendiente es la eficiencia del gasto público»

-Hace unos meses se anticipaba que estaríamos en una situación recesiva a principios de año, como consecuencia del efecto contractivo de la inflación y de la normalización de la política monetaria. Afortunadamente no ha sido así, y aunque estamos en una coyuntura de mayor debilidad económica que hace un año, se mantiene un cierto dinamismo económico, apoyado por la buena marcha de la demanda externa (las exportaciones superan ya el 40% del PIB). Por el contrario, la demanda interna presenta una notable debilidad, con retrocesos del consumo privado, a pesar del buen comportamiento del empleo.

-¿Cómo cree que acabará España el año?

-Después de las fuertes pérdidas empresariales acumuladas en estos años, una de las claves de nuestra recuperación ha sido el inicio de la normalización de los resultados empresariales del año pasado, ya que el salir de pérdidas es una condición obligada para que las empresas pueden invertir y, como consecuencia, nuestra economía pueda crecer de forma robusta y sostenible en el tiempo. En este sentido, la mejora de nuestro PIB potencial sigue siendo uno de los grandes retos de la economía española, para lo que resulta clave configurar un clima favorable a la actividad e inversión empresarial. De hecho, España acabará este ejercicio con un crecimiento cercano al 2%, que es una cifra mucho menor que el 5,5% del año pasado, y eso, a pesar de contar todavía con la inercia de recuperar la actividad perdida en el covid, proceso que vamos a culminar este año, lo que supone un incuestionable retraso respecto a la mayor parte de los países de nuestro entorno.

-¿La inflación quedará controlada en los próximos meses?

-A pesar de la moderación del IPC general de los últimos meses, en tanto y cuanto la inflación subyacente, que suele llevar un cierto retardo respecto a la general, siga en tasas elevadas, no podremos dar por hecho que nuestros precios ya se han estabilizado. De cualquier modo, la reciente mejora de la inflación es un factor positivo del que todos nos debemos congratular. En este ciclo se está evitando incurrir en los errores del pasado de abrir espirales de precios y salarios, que amplificaban y enquistaban en el tiempo el proceso inflacionario, lo que además ha sido clave para el buen tono del empleo. Por su parte, el AENC recientemente firmado por los agentes sociales va a ser un elemento especialmente positivo en la necesaria desinflación de la economía española, configurando así un marco de estabilidad y seguridad en un ámbito crítico como es el empresarial.

-El déficit y la deuda sí que parecen asignaturas pendientes para el nuevo Gobierno que salga de las elecciones generales. ¿Qué ajustes son imprescindibles?

-El actual déficit estructural y la deuda pública acumulada de los últimos años son asignaturas pendientes y factores de vulnerabilidad a futuro, especialmente en un contexto de vuelta de las reglas fiscales en Europa y de progresiva retirada de los apoyos del BCE. Nuestra gran reforma estructural pendiente es la de la mejora de la eficiencia del gasto público, cuya implementación permitiría tanto mejorar los niveles de prestación de servicios públicos como consolidar nuestras finanzas. A su vez, debemos acometer un plan de choque de reformas estructurales que prioricen la competitividad de la economía y el crecimiento a largo plazo y el consiguiente aumento de bases imponibles. En ningún caso debemos apostar por nuevas subidas impositivas que puedan perjudicar la actividad y la creación de empleo, dado que nuestra presión fiscal empresarial ya está claramente por encima de la de nuestro entorno y nuestra tasa de paro sigue siendo la mayor de Europa.

-Las empresas españolas han demostrado su resiliencia en los últimos años, ¿cuál debe ser la estrategia general para las organizaciones ante la incertidumbre reinante?

-Las empresas españolas en este año van a experimentar un tensionamiento de sus cuentas como consecuencia del aumento de costes y del menor dinamismo de la actividad, tal y como ya ha evidenciado el INE al señalar un retroceso del excedente bruto empresarial del primer trimestre frente al cuarto. En el actual contexto de incertidumbre y volatilidad, las empresas deben ser especialmente diligentes en acelerar sus factores internos de competitividad y productividad, en aras de impulsar su crecimiento y poder afrontar sus grandes transformaciones. Conviene recordar que la economía crece cuando las empresas crecen, y no al revés, como comúnmente se piensa, de ahí la importancia de apostar por políticas que aseguran la confianza empresarial.

-¿Ve necesaria una nueva reforma del sistema de pensiones tras la recién aprobada?

-La reciente reforma no resuelve el problema de fondo y se aleja de nuestro entorno comunitario, al fiar la sostenibilidad del sistema mayoritariamente en el incremento de las cotizaciones sociales. Preocupa especialmente el aumento planteado para las cotizaciones empresariales que, como consecuencia, en porcentaje del PIB van a ser las mayores de todo el mundo desarrollado. De igual modo, fue un error la pérdida de incentivos fiscales en los planes de pensiones, que en otros países se están configurando como uno de los pilares de sostenibilidad.

-¿El cambio en el sistema de financiación autonómica será la siguiente 'batalla' entre comunidades?

-Es un tema complejo, en el que muchas veces el debate se concentra en el aumento y reparto de los recursos disponibles, y se obvia la necesidad de que el sistema establezca también incentivos adecuados a los gestores. A este respecto, la corresponsabilidad fiscal debe ser reforzada.