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La travesía de Brittany Ferries por el año 2020 no ha sido fácil. A la despedida en enero de su ruta con Cork desde Santander con el problema de los polizones como fondo se unieron después todos los efectos de la pandemia y los cambios a los que también obliga el 'Brexit'. Sin embargo, la marca más reconocible para la capital cántabra en la histórica relación puerto-ciudad terminó el año con un estreno. El del Galicia, símbolo de la transformación de la flota de la naviera y, también, garantía de continuidad en tiempos especialmente duros. El buque completó su primer itinerario entre la bahía y Portsmouth a primeros de diciembre.
«Cuando encargamos el Galicia, nunca hubiéramos podido imaginar la actual situación de pandemia y su impacto en el comercio, los viajes y el turismo. Pero este barco es nuestro símbolo de esperanza y optimismo, y, sobre todo, nuestra confianza en un futuro mucho más brillante en el horizonte». La frase es de Christophe Mathieu, consejero delegado de Brittany Ferries (que recibió recientemente el premio Industria Azul que concede el Clúster Marítimo de Cantabria). El contexto no es difícil de entender. La compañía ha visto cómo este año se ceñía su actividad casi exclusivamente a la labor de carga de mercancías (el transporte de pasajeros quedó reducido a la mínima expresión) y cada viaje –desde que estalló la crisis sanitaria– ha estado marcado por las restricciones y por unas normas cambiantes (a lo que se suman los efectos del 'Brexit').
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De ahí el valor simbólico del estreno del Galicia. Su presencia en Cantabria no se limitó a ese viaje inaugural (y a los trayectos que desde entonces hace dos veces por semana). Previamente, y una vez finalizadas las pruebas de rampa en los diferentes puertos en los que operará (va a Cherburgo también una vez por semana, por ejemplo), el Galicia puso rumbo a la región para su puesta a punto en el astillero Astander. Allí se encargaron de la pintura del casco, la instalación de redes informáticas, así como de ultimar la decoración interior (con un importante valor artístico). Y, en paralelo, la tripulación también fue preparada para esa primera travesía. A eso se sumaron las habituales ceremonias de bienvenida. Condicionadas, claro, por la pandemia. Hubo una inauguración virtual del buque, que se pudo seguir por internet. Eso se completó con un sencillo acto en Santander en el que el presidente del Gobierno de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, entregó una metopa conmemorativa al capitán del barco, Christophe Bergeroux.
A partir de ahí, a navegar. Pero hay más. Porque este buque es el primero de los tres de clase E-Flexer que se encargaron para entrar en servicio bajo la marca Brittany Ferries. El Galicia ya está completando travesías. Le seguirá en 2022 el Salamanca, que ya ha sido botado en el astillero chino CMJL (en Weihai). Y para 2023 se calcula que estará disponible el tercero. Su nombre marca un nuevo capítulo en la relación de los ferris y Cantabria. Santoña.
Las dos nuevas incorporaciones están pensadas para las rutas de larga distancia entre Reino Unido y España (o sea, que operarán en Bilbao o Santander). Tanto es así que su puesta en marcha es determinante para algunos de los grandes proyectos que debe acometer la Autoridad Portuaria en el corto y medio plazo. Tanto el Salamanca como el Santoña están propulsados por Gas Natural Licuado. Son buques pensados para reducir las emisiones, más ligeros y más silenciosos. También (como el propio Galicia), con dimensiones considerables. El Salamanca, por ejemplo, cuenta con 215 metros de eslora, un peso de 42.000 toneladas y una capacidad para 1.015 pasajeros.
Construcción / condiciones: En el astillero CMJL de Weihai, en China. De clase E-Flexer, será operado bajo contrato de alquiler por el grupo sueco Stena RoRo por un período de cinco años con opción de compra.
Características: Con una eslora de 215 metros y un carril de 3.000 metros para aparcamiento en su garaje, pesa alrededor de 42.200 toneladas. Capacidad para mil pasajeros.
Decoración: Inspirado en Galicia y en la costa norte de España (algo que se palpa en las obras de arte en su interior y en la carta de sus menús).
Todas esas medidas y condiciones están contempladas en una de las obras más importantes del puerto en estos años. El cambio previsto de la zona de atraque de los ferris. Los barcos tendrán su base unos metros más adelante de su punto actual, en dirección al Barrio Pesquero. En concreto, a la altura (más o menos) de la fachada que da al mar de la Biblioteca Central. Si todo va según lo previsto, mediado el 2023 el cambio estará completado. Pero antes deberá estar terminada una infraestructura necesaria para atender al Salamanca y al Santoña.
A partir del segundo semestre de este 2021, según indica la Autoridad Portuaria, debería iniciarse la construcción de una estación de suministro de GNL (gas natural licuado). Repsol construirá dos terminales de abastecimiento en los puertos de Santander y Bilbao, incluyendo un tanque de almacenamiento de mil metros cúbicos para asegurar el suministro. «A pesar del 'Brexit' y el covid, que ya han costado a nuestra compañía varios cientos de millones de euros, he querido mantener las directrices establecidas para Brittany Ferries en materia de responsabilidad social y de transición energética». Eso lo dijo Jean-Marc Roue, el presidente de Brittany Ferries.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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