

Secciones
Servicios
Destacamos
En lo que puede ser considerado como una segunda parte de la guerra comercial declarada al mundo, la administración Trump ha decidido incluir al IVA ... dentro de la categoría de actitudes merecedoras de un castigo arancelario. Ha decidido que es una medida de protección frente a las importaciones de su país que se ven así perjudicadas. Lo ha decidido, pero no lo ha justificado y no lo ha hecho porque la postura americana carece de justificación. Como su mismo nombre indica, el IVA es un impuesto que grava el valor añadido y funciona de tal manera que cada eslabón en la cadena soporta el impuesto que le imputa el anterior y lo deduce después de lo que repercute al siguiente.
De tal manera que, al final, la totalidad del impuesto lo soporta y paga el consumidor final. El IVA sustituyó en su día al Impuesto General de Tráfico de Empresas que ése sí era un impuesto en cascada que se iba acumulando a lo largo de la cadena, en base a una serie de 'estimaciones' que disfrazaban no pocas discrecionalidades y ayudas.
Pero el IVA lo paga el consumidor final ya sea este una persona física o jurídica. Por tanto, si el producto gravado ha sido fabricado en el interior del país, se desliza por toda la cadena hasta llegar al final y si se trata de un producto importado, como no hay cadena de valor, lo paga directamente el importador. Por eso, no distingue entre productos nacionales o importados y carece de efectos discriminatorios. Siempre se podrá discutir sobre la justicia y la eficacia de la estructura impositiva de un país y su saludable distribución de la carga fiscal entre los impuestos directos y los indirectos, pero no se puede acusar al IVA de discriminación, ni de provocar efectos proteccionistas frente a las importaciones.
Si hilamos muy fino y debido a los ajustes fiscales en frontera (las exportaciones están exentas y las importaciones sujetas) si se puede considerar que aquellos países cuyos presupuestos se financian en mayor medida a través de los impuestos directos que de los indirectos fomentan las exportaciones pues estas salen 'limpias' de la parte de los gastos sociales soportada por los impuestos. Pero, en cualquier caso, ese es un tema derivado de la estructura fiscal de cada país y no supone un elemento de protección o discriminación.
Tampoco es que Trump necesite muchos argumentos para justificar sus atrabiliarias decisiones. Él parte siempre desde la altura de su fuerza, consecuencia de su clara posición dominante en el panorama mundial, luego pone a todos los demás en fila india y negocia desde esa posición de dominio.
Y encima habrá que agradecerle el hecho de que se haya convertido en el estímulo que necesitamos en Europa para despertar del letargo que nos invade, como ha hecho ya Enrico Letta, ex primer ministro italiano y redactor de uno de los informes -el otro es el elaborado por Mario Draghi-, que nos muestra el camino a emprender por la política europea si queremos volver a ser una voz escuchada en el juego de poder mundial.
El asunto de Ucrania es un magnífico ejemplo de lo que necesitamos y no tenemos: una voz única, que es la única posibilidad de tener una voz potente. Una voz única y también una mayor asunción de responsabilidades. Europa ha tenido durante tres años una guerra en su patio interior que no ha sabido detener. Como no hemos sido capaces, y hasta nos ha dado miedo, ayudar lo necesario en el esfuerzo bélico y como no queremos involucrarnos más en él, solo hemos conseguido que Ucrania se desangre y que Rusia la destruya.
Ahora nos escandaliza la propuesta americana. ¿Y qué queremos, prolongar la guerra? ¿Cuántos muertos ucranianos -ucranianos claro, porque nosotros los europeos ni hemos aportado ni pensamos aportar ninguno-, vale la cuenca del río Donets? ¿Cuál es la alternativa a la odiosa victoria rusa? Habrá que esperar hasta el final, pero es muy posible que esta guerra injusta termine con una paz, también injusta. Pero, ¿es mejor prolongar una guerra injusta para los ucranianos, ya que, para nosotros los europeos, es poco dolorosa? Ucrania no puede ganar la guerra ella sola, los EE UU se han cansado de ayudar y Europa no vamos a sustituirles en el esfuerzo bélico. Así que el final del conflicto no es difícil de adivinar. Al lado de esto, lo del IVA y los aranceles es solo una broma.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias seleccionadas
Ana del Castillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.