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La historia de la imprenta Martínez está imbricada en los orígenes de la prensa en Santander y se relaciona además con múltiples instituciones que editaron sus reglamentos y boletines en sus prensas: el Ayuntamiento de Santander, la Junta del Puerto de Santander, la Caja de ... Ahorros y Monte de Piedad, la Exposición Provincial de Ganados, la Cámara de Comercio, la Sociedad para el Abastecimiento de Aguas, el Ateneo Mercantil, Industrial y Recreativo, el Círculo de Recreo, la Sociedad Médico-Quirúrgica, la Empresa del ferrocarril de Isabel Segunda de Santander a Alar del Rey, el Colegio de Abogados, la Sociedad de Salvamentos Marítimos, la Hermandad de Comerciantes y un largo etcétera. Su historia empieza en 1825 como 'Imprenta de D. Pedro Martínez', que fue su fundador y con tal nombre figura en las primeras impresiones que se conservan.
El primer registro bibliográfico que rescato del Catálogo Colectivo de Patrimonio Bibliográfico Español es de dos años más tarde: se trata de un breve opúsculo titulado 'Reglamento para la Sociedad de Seguros Mutuos de Incendios de Casas de la ciudad de Santander bajo la protección de su Ayuntamiento y presidencia de su Alcalde Mayor' y editado por la Sociedad de Seguros Mutuos de Incendios de Casas. Fue José María Martínez, acaso hermano de Pedro, uno de los grandes impulsores de la imprenta y de la prensa santanderinas, dueño de una industria tipográfica «que fue, durante muchos años, uno de los establecimientos de su género más importantes y potentes de toda la provincia montañesa», según José Simón Cabarga.
Los Martínez ya desde época temprana imprimieron prensa, con títulos como 'El Cántabro' (1836) y el 'Boletín Oficial de Santander' (1837). El 5 de agosto de 1839 inició su andadura una de las más importantes cabeceras locales, el 'Boletín de Comercio', que, si bien al inicio informaba de noticias comerciales en la época en que a Santander se le denominaba 'la Liverpool de España', luego pasó a tratar los más diversos temas de la vida cotidiana con gran dedicación y finura, hasta el punto -lo recuerda Simón Cabarga- de que José Antonio del Río lo calificara como «un periódico de esmerada confección e importante lectura, fuera de lo estrictamente mercantil, y sensato y muy juicioso». Salía martes, jueves y sábados. De la impresión del 'Boletín' se encargaba Martínez y, de hecho, José María Martínez que se convirtió al poco tiempo en su propietario: se imprimía en el número 15 de la calle San Francisco, donde funcionaban los talleres tipográficos y la redacción; más tarde, se trasladaron a una nave en la calle de la Concordia, número 15, lindando con las propiedades de los Menéndez Pelayo y donde, de hecho, se facilitan más de un siglo después las posibilidades de ampliación de nuestro Museo de Bellas Artes y Biblioteca Municipal. Precisamente desde las páginas del 'Boletín de Comercio' José María Martínez, patriarca de la prensa santanderina, alentó la creación de una biblioteca municipal, además de apoyar la carrera de uno de nuestros más importantes pintores, Agustín Riancho.
En abril de 1908 falleció Martínez y en el 'Boletín de Comercio' se publicó una amplia nota necrológica de la que extraigo el siguiente fragmento: «Con una perseverancia que hoy no se da frecuentemente entre los hombres dedicados a la industria, fue mejorando sus talleres de imprenta y litografía, que en un tiempo muy lejano sólo contaban con elementos primitivos, entre los cuales figuraban viejas prensas, con las que se imprimía trabajosamente. A fuerza de constancia, llegó don José María Martínez a reunir en su taller otros elementos, que le permitieron realizar trabajos muy delicados, que en aquella época eran modelo de limpieza, de gusto y de esmero». Tras su fallecimiento se encargó del 'Boletín de Comercio' su yerno, Arturo Corpas.
Pedro Martínez tuvo librería en la calle San Francisco, 16, donde imprimieron cabeceras como 'El Buzón de la Botica' (1844), 'El Despertador Montañés' (1848) y 'El Censor' (1855). Otro miembro importante de los Martínez, Telesforo Martínez, hermanastro de José María, impulsó e imprimió desde su taller en la calle Blanca, 40, destacados periódicos y semanarios como 'El Aviso' (1872), 'El Montañés'(1880), 'Santander Crema' (1883) y 'Santander Cómico'(1885), entre otros. No podemos olvidar en este repaso otra ramificación de los Martínez, los 'Hijos de Martínez', que trabajaron aproximadamente entre 1862 y 1901, y en cuyas prensas de Ribera, 4, y plaza de la Constitución se imprimieron 'El Tío Cayetano' (1858 y 1868) o 'El Eco de Cantabria' (1861).
Aparte de las cabeceras de prensa, Martínez imprimió una cantidad ingente de libros, opúsculos, folletos, material empresarial y hojas volanderas. Buena cosa sería recopilar todos los títulos que hay registrados y se conservan. Obras significativas o curiosas de su antiguo catálogo son 'Establecimiento de aguas y baños sulfurosos de Ontaneda' (1840), 'Plan general del orden de cursos, asignaturas, profesores, autores y horas que se han de observar en el Instituto Cantábrico' (1840), 'Reglamento del Gremio de Barrileros y Toneleros' (1849) o 'Reglamento para el servicio del cuerpo de serenos de la ciudad de Santander' (1858). Luis María de la Sierra, Felipe Canga Argüelles, Albino A. Madrazo, Felipe Campuzano, Simón Ferrer, Joaquín Cortiguera, Ángel de los Ríos y Demetrio Duque Merino, entre otros, publicaron tratados y obras de creación. Hay que destacar la publicación de 'Ecos de la Montaña' (1886), poemas de Calixto F. Camporredondo o 'El concepto cristiano de la propiedad y el del individualismo radical', de Ángel Herrera Oria, (1906), y 'Elementos de anatomía y fisiología humanas', de Orestes Cendrero Curiel (1921).
En 1977 adquirió la empresa J. Martínez Enrique Rueda Fernández, que en pocos años consiguió aumentar la cartera de clientes e introdujo, por primera vez en Cantabria, una máquina offset de cuatro colores tipo Heidelberg Speedmaster. En 1999 se hizo cargo de la dirección su hija, Marian Rueda. En 2011 la empresa se trasladó a su ubicación actual en el polígono industrial de Guarnizo, a una nueva nave de 2.000 m2, que, adaptada a las nuevas necesidades de producción y almacenamiento, junto a la adquisición de nueva maquinaria, les permite ofrecer un servicio ágil, integral y de la mejor calidad.
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