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Ángela Baldellou
«El impulso a los TRI debe ir de la mano de los ODS para alinear esa hipótesis de futuro común»
TERRITORIO RURAL INTELIGENTE

«El impulso a los TRI debe ir de la mano de los ODS para alinear esa hipótesis de futuro común»

ÁNGELA BALDELLOU. Directora del Observatorio 2030 del CSCAE

Patricia Delgado

Miércoles, 21 de julio 2021, 14:25

Perfil

Doctora Arquitecto por la ETSAM. Arquitecta y Licenciada en Ciencias de la Información y en Publicidad y RR.PP. Sus investigaciones han resultado fundamentales en su carrera a la hora de abordar proyectos desde la transversalidad y las redes. Un ejemplo de ello es el Observatorio 2030 del CSCAE que dirige, primera mesa sectorial (Construcción/Edificación) con carácter de permanencia en España orientada a la implementación de la Agenda 2030. Actualmente también dirige el Master en Economía Verde de NEXT.

–¿Qué es para usted un Territorio Rural Inteligente?

–Es aquel que gestiona de manera eficaz sus recursos para generar oportunidades de empleo y crecimiento sostenible, identificando sus potencialidades, conociendo sus carencias y definiendo un plan de desarrollo por fases, realista y viable, que le permita fijar población y atraer talento e inversión constituyéndose como alternativa atractiva a otros modelos de vida.

–¿Qué oportunidades de desarrollo tiene el medio rural?

–Depende de los servicios y 'ventajas' que sea capaz de ofrecer, sin entrar en competencia con otros medios, lo que sería absurdo, encontrando su lugar, su valor añadido, potenciando sus diferencias, pero garantizando acceso a servicios básicos irrenunciables como salud, educación (habrá que repensar el modelo y poder ofrecer alternativas que hagan viable el acceso a educación de calidad desde 'cualquier lugar') o información, mediante la conectividad. La tecnología tiene que ser una palanca de cambio y construir el eslabón que encaja en una cadena de valor donde la productividad propia del medio rural es imprescindible e insustituible. Para todo ello lo primero es el empleo.

«La tecnología tiene que construir el eslabón que encaja en una cadena de valor donde la productividad del medio rural es insustituible»

–¿Cuáles cree que son los problemas más urgentes de atajar?

–Aunque, gracias a las inversiones realizadas a lo largo de las últimas décadas con cargo a diferentes fondos europeos, las infraestructuras viales hacen de España un país bastante cohesionado, hay zonas rurales que acusan escasez de servicios públicos, por ejemplo sanitarios o educativos, y adolecen de las infraestructuras de telecomunicaciones necesarias para facilitar el conocimiento y el derecho a la información y promover el emprendimiento y el conocimiento en la era digital. Estas carencias, que restan oportunidades a las poblaciones de las zonas rurales, y debilitan su posicionamiento para atraer gente joven, están abonando las desigualdades sociales. Por eso, buscar soluciones a estos problemas es una cuestión de justicia social y una estrategia para consolidar una oferta atractiva para esa población potencial.

–¿Qué papel debe tener la economía verde en este nuevo modelo rural?

–La economía verde, como nueva forma de plantear los procesos productivos y la gestión de los recursos, ofrece una oportunidad para un cambio de modelo actual, lineal, a un nuevo modelo basado en el impacto y la circularidad.

Este cambio de modelo esta calando también en el tejido empresarial que ve como tiene que implementar la sostenibilidad en toda su cadena de valor, y esto afecta a las áreas de producción y fabricación, por ejemplo, donde los nuevos procesos deben garantizar el equilibrio económico y social además del medioambiental y su impacto en el territorio y la sociedad donde operan, con inversiones locales y un mayor esfuerzo en innovación y tecnología. Estas inversiones suponen una oportunidad para muchos territorios y pueden ser capaces de atraer nueva población.

Además, la concienciación en torno a valores más ecológicos puede empujar a muchas familias y jóvenes a plantearse modos de vida alternativos a los urbanos. En este sentido el impulso a la economía verde puede suponer un freno a la despoblación rural además de ofrecer nuevos perfiles profesionales, necesarios ante nuevas necesidades y exigencias, que podrán desarrollarse en el entorno rural.

–La baja natalidad es un reto social fundamental, ¿son los TRI modelos que puedan crear oportunidades de conciliación que den un impulso a la natalidad?

–La baja natalidad es un problema gravísimo y estructural, que requiere una mirada integral y actuaciones conjuntas y complementarias que impulsen la natalidad desde todos los frentes que actualmente la están frenando. Uno de ellos es el empleo y los salarios, y otro el acceso a la vivienda. En España casi el 72% de la población vive en edificios plurifamiliares, el porcentaje sube al 81,4% en los entornos urbanos, mientras que en los entornos rurales se invierte, y el 62% vive en viviendas unifamiliares, debido principalmente a la mayor disponibilidad de suelo a precio más asequible y a desarrollos urbanos que permiten crecimientos más dispersos. Desde los TRI, la política de vivienda resultará fundamental para atraer población y fomentar la natalidad, una vivienda asequible con las ventajas añadidas del acceso a la naturaleza, la calidad del aire, espacios más amplios... es un buen aliciente si además, puedes desarrollar tu proyecto de vida: tener hijos, que tengan educación, tener sanidad, acceder mediante la conectividad a servicios y productos y tener un empleo digno.

Hay que activar la oferta para atraer a la demanda con desgravaciones, incentivos, innovación, inversión en emprendimiento, inversión de las empresas (a las que hay que implicar), conectividad, acceso a servicios fundamentales... Con estas condiciones, los TRI serán una buena alternativa y supondrían una propuesta interesante en la balanza a la hora de decidir un modo de vida.

«El medio rural es un arma para la resiliencia climática»

–¿Cree que es el medio rural el principal activo de la sociedad para hacer frente al cambio climático?

–El principal activo es actuar. Porque de nuevo se necesita visión integral y actuación conjunta y coordinada, no solo en el medio rural sino también en las ciudades (las que más emiten y las que más recursos consumen) descarbonizando el entorno construido con estrategias urbanas, de rehabilitación y regeneración y de movilidad sostenible, así como actuando en todos los sectores productivos.

Pero sin duda el medio rural es un arma para la resiliencia climática, tanto porque es nuestra reserva natural y hay que preservarla, cuidarla, conservarla, protegerla y fortalecerla; como porque, además, se ha demostrado que también es nuestra reserva de suministros básicos. No podemos ser dependientes ni alimentaria ni energéticamente, y el medio rural puede ofrecer garantías de suministro y generación de energía. Es por tanto un medio donde invertir, transformar y modernizar infraestructuras e incentivar la producción agropecuaria. Y en este sentido existe también una oportunidad para impulsar el empleo en estos sectores en el medio rural. Invirtiendo en ambos con criterios de sostenibilidad que garanticen el impulso de las renovables y formas de cultivo y ganadería responsables y respetuosas con el medio ambiente y con las sociedades en las que operan, reduciendo la huella de esa dependencia y garantizando la mitigación en la producción nacional. La lucha contra el cambio climático debe buscar ese equilibrio y será un fracaso si no actuamos aquí conjuntamente también.

–Los nuevos paradigmas sitúan la digitalización y la innovación como pilares de este proceso de cambio, ¿cree que estos procesos son distintos en los entornos urbanos y rurales o incluso entre los propios pueblos?

–Creo que los procesos de cambio deben plantearse teniendo en cuenta las condiciones de partida y esto condiciona lógicamente los mismos en función del entorno, urbano o rural. Pero creo que las hipótesis de futuro pueden ser transversales en cuanto a objetivos. Es aquí donde la digitalización y la innovación se convierten en herramientas imprescindibles para ese proceso de cambio, independientemente del contexto.

«La economía verde es una oportunidad para cambiar a un modelo basado en el impacto y la circularidad»

–¿Cree que la crisis sanitaria ha supuesto un revulsivo para los entornos rurales?

–La pandemia del covid-19 y la experiencia del confinamiento que todos/as hemos vivido nos ha hecho mucho más sensibles al valor que tienen los espacios que habitamos, la planificación urbana, la proximidad de servicios que cubran nuestras necesidades y, en general, a la calidad de nuestros pueblos, ciudades o territorios para vivir mejor.

–¿De qué manera se integra el impulso a los TRI en la Agenda 2030?

–La Agenda 2030 transversaliza los objetivos permitiendo su aterrizaje en función de indicadores locales. Así el impulso a los TRI debe ir de la mano de los ODS para alinear esa hipótesis de futuro común. No podemos pensar en el desarrollo de los TRI si no es bajo parámetros de sostenibilidad y los 17 ODS ofrecen un marco de referencia para vincular y priorizar metas y desafíos y planificar e identificar inversiones y oportunidades bajo esos parámetros que además, establecen un lenguaje común.

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