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Su palabra es prácticamente dogma en lo relativo al cambio climático y sus efectos. No en vano la institución que dirige, el Instituto de Hidráulica de Cantabria, lleva años analizando este fenómeno y, más importante aún, la forma de mitigar el impacto e, incluso, beneficiarse ... del mismo. Íñigo Losada acude el miércoles al Hotel Bahía de Santander para participar en el Foro Económico de El Diario y poner coste a estos cambios.
-¿Qué consecuencias económicas va a traer el cambio climático?
-En principio, todos los análisis realizados hasta el momento muestran que, en función del incremento de la temperatura que lleguemos a alcanzar y cuándo, el cambio climático conducirá a una reducción del Producto Interior Bruto lobal en el medio plazo. El estudio más reciente, realizado por el Banco Mundial, habla de valores de reducción de entre el 15 y el 25%. Evidentemente, éstos son valores globales. También sabemos que este impacto se distribuirá con una gran variabilidad geográfica. El origen de estos impactos negativos es diverso: pérdida de productividad y de recursos, aumento de nivel del mar, incremento de eventos extremos, aumento en los costes de refrigeración o impactos sobre la salud y mortalidad humana y, como no, por los costes necesarios para la adaptación.
-¿Y qué oportunidades de negocio suscita?
-También muchas, Las necesidades de adaptación y mitigación y la necesaria transición hacia un mundo con una economía más electrificada y descarbonizada, donde nuestros sistemas naturales y socioeconómicos sean más resilientes a los riesgos que conlleva el cambio climático, están generando ya gran cantidad de oportunidades. Esto lo estamos viendo en diversos sectores, no sólo en el energético. Transporte, agricultura e incluso el ámbito financiero son algunos de los que ya están aprovechando estas nuevas oportunidades. Es evidente que algunos de estos sectores se ven obligados a transformarse, pero estas pérdidas de corto plazo acabarán convirtiéndose en beneficios en el medio y largo plazo. Es indudable que en todo este proceso habrá perdedores y vencedores.
-¿Cómo se verá Cantabria afectada por este fenómeno? ¿Saldrá beneficiada o damnificada?
-Es difícil hacer una valoración sin incertidumbre porque no existen estudios específicos. Pero si tuviera que hacer un análisis basado en nuestra experiencia creo que son tres los factores climáticos determinantes que llevarán a Cantabria en una u otra dirección. En todos los escenarios considerados se proyecta para Cantabria un aumento de la temperatura media y de los extremos; una reducción de la precipitación y un aumento del nivel del mar. Aunque, adecuadamente planificado, las dos primeras pueden contribuir a convertir Cantabria en una referencia turística de primera magnitud, también implican una pérdida de recurso hídrico, mayor prevalencia de sequías y olas de calor con la incidencia que ello supone para nuestros sistemas naturales, los incendios, el sector agropecuario, el abastecimiento o los problemas de salud asociados. El aumento del nivel del mar no ofrece, en principio, ninguna ventaja para nuestras costas y afectará de manera importante a nuestras ciudades costeras, estuarios y humedales, y también a nuestras playas y puertos. Por sus similitudes con Cantabria podría servir de ejemplo que en un estudio que hemos hecho para el Ministerio para la Transición Ecológica en Asturias, hemos determinado que en ausencia de adaptación, el sector turístico vinculado a las playas en Asturias podría perder más de 2.500 millones a fin de siglo y que municipios como Ribadesella verían un 18% de su población afectada.
-¿Qué medidas debería adoptar Cantabria que no se hayan puesto en marcha ya?
-Cantabria tiene ya un plan de lucha contra el cambio climático, lo que es una buena iniciativa. El plan está muy volcado en la mitigación. Hace falta reforzar la adaptación y analizar riesgos, tal y como estamos haciendo ahora para el Gobierno autonómico en la costa de Cantabria pero extendiéndolo a toda la región. Tener una buena evaluación de las consecuencias económicas, sociales y ambientales del cambio climático sería un primer paso fundamental para poner en marcha una estrategia de largo plazo que determine nuestras oportunidades y reduzca las consecuencias negativas en el futuro. Esta es una lucha de largo plazo que debe empezar ya. Cada vez queda menos tiempo.
-¿Está la sociedad concienciada respecto a los cambios que van a venir?
-Creo que, a este respecto, la percepción ha ido cambiando rápidamente en estos últimos años. Muchos gobiernos, instituciones nacionales e internacionales y empresas están emprendiendo ya iniciativas importantes para hacer frente a los riesgos del cambio climático y para buscar nuevas oportunidades. Sin duda la motivación es diversa, desde absoluta convicción hasta verse forzados a aplicar ciertas normativas o regulación. En cuanto a la sociedad en general, parece evidente que los jóvenes son más conscientes. Lo que no creo que todo el mundo tenga claro es la urgencia de actuar y de hacerlo ya. Evidentemente, la sociedad actual pasa por una importante crisis económica y social que quizás no permita ver la importancia de a lo que nos enfrentamos en el medio y largo plazo. Por ejemplo, resulta curioso que el tema del cambio climático haya estado presente en los debates para las elecciones europeas pero haya sido prácticamente ignorado en los de las elecciones nacionales.
-¿Qué 'receta' tiene el IH para los próximos años en este campo?
-¿Receta? Si tuviéramos una receta estaríamos entre los grandes beneficiarios del cambio climático(Ríe). No, en serio, nuestra única receta es la misma de siempre. Los problemas de la sociedad sólo se resuelven con un buen conocimiento científico-técnico de los mismos. Este conocimiento debe ser la base para la toma de decisiones, la elaboración de las políticas y estrategias y para la asignación de recursos.
-¿Debería elevar la Comunidad su inversión anual en I+D para hacer frente a este problema?
-Después de lo que he dicho, parece evidente. En este caso, me gustaría añadir la í-minúscula de innovación pues los retos que plantea el cambio climático son una fuente de oportunidades para nuevos modelos de negocio.
-¿Cambiará mucho el sistema productivo español debido a este problema?
-Ya lo está haciendo, pero si somos inteligentes es posible que seamos capaces de buscar estrategias que conjuguen el problema del cambio climático, la digitalización o las soluciones a los problemas sociales más acuciantes para tener un sistema productivo más eficiente, sostenible y justo.
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