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Apenas habían pasado unas cuantas horas desde que el Gobierno central anunciara la puesta de largo del Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (Perte) del Vehículo Eléctrico y Conectado cuando autonomías como País Vasco salieron a trasladar sus intenciones de movilizar cerca ... de 2,100 millones de euros subiéndose a la ola de esta apuesta europea para modernizar la industria de la automoción. Una estimación que choca con las expectativas de Cantabria. Las propias empresas minimizan el impacto que esta estrategia tendrá en la Comunidad, cuando no hablan incluso de un retorno de cero millones, pese a que Moncloa estima que los 2.975 millones que saldrán de las arcas públicas generarán una actividad por 24.009 millones.
La razón de la prácticamente nula expectación del Perte entre las compañías regionales del ramo es que se han confirmado los temores en relación a los requisitos necesarios para abrirse un hueco en esa tarta millonaria que promociona el Gobierno central. Las condiciones, una vez analizada la letra pequeña, excluyen a casi todas las organizaciones ligadas a la automoción que operan en Cantabria.
La única que hasta última hora seguía sopesando la idoneidad de concurrir a este programa, o bien centrarse en otras líneas de ayudas, era SEG Automotive. Desde la planta situada en la localidad de Treto, sin embargo, prefieren no profundizar en el asunto, aunque sí confirman que están centrados en otros proyectos vinculados al programa Moves.
La desazón al respecto la sintetiza Celia Monsalve, gerente del Grupo de Iniciativas Regionales de Automoción (GIRA) de Cantabria. «Desde el principio que se empezó a hablar de los Perte ya dijimos que por las condiciones que exigen los consorcios la Comunidad no tenía posibilidades. Afortunadamente hay vida después de los Perte, va a salir una serie de convocatorias en las que tendremos opción», comienza.
De hecho, se espera que la próxima semana las empresas del clúster se reúnan con el Gobierno central para desgranar las otras vías de ayudas, pero «lo que es el Perte se va a quedar en agua de borrajas en Cantabria», manifiesta.
¿Cuáles han sido esas barreras insalvables para las industrias locales? Las exigencias giraban en torno, entre otros conceptos, a la existencia de una planta que pudiera fabricar baterías o un OEM, esto es, un fabricante de equipo original. En otras palabras, una fábrica de las firmas vendedoras en el sector, no sólo de sus proveedores de componentes que operan dentro de toda la cadena.
Entre otras cuestiones, el tamaño. «A las pymes se les demandaba tener un proyecto propio y unas condiciones que hacían muy difícil su encaje en el Perte», reitera Monsalve.
GIRA avanza que «ojalá me equivoque, pero creemos que Cantabria no va a recibir nada del Perte. Además, estaba muy enfocado hacia el vehículo eléctrico», remacha.
De ahí que la atención esté puesta en el encuentro del lunes con el Ministerio de Industria. «Hay otras convocatorias donde sí que creo que tenemos opciones», remacha.
La industria del automóvil se encuentra además inmersa en una nueva tormenta por el impacto directo y las derivadas económicas del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. Las factorías no sólo se resienten por el incremento de los costes energéticos o la subida del precio de las materias primas, sino igualmente por el desabastecimiento de algunos productos o por los efectos de la guerra en mercados estratégicos como Alemania, que teme las consecuencias de las restricciones del gas ruso.
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