Ladislao del Barrio es uno de los negocios más antiguos de Cantabria y por ello bien justamente se asoma a estas páginas. Debo a Ramón Cabarga del Barrio la mayor parte de la información sobre la empresa de la que actualmente es gerente, hasta el ... punto de que lo justo sería que firmáramos el texto, como poco, al alimón.
Se fundó Ladislao del Barrio en el año 1903 por quien le diera nombre, don Ladislao del Barrio, y su esposa doña Mercedes Mirones. Comenzaron vendiendo sanitarios, azulejos y materiales de construcción en un local situado en la santanderina calle Méndez Núñez. En aquella época ya se anunciaba como «grandes almacenes de cemento» (eran representantes de 'Portland Águila') y demás materiales de construcción, mosaicos, tuberías de cemento, cal hidráulica superior de Zumaya, yeso, azulejos, ladrillos refractarios, cañerías de barro y tejas.
Los azulejos en esos años procedían de Castellón, en donde, de hecho, se encuentran hoy en día los grandes fabricantes de cerámica plana de nuestro país. Comenta Ramón Cabarga que «los azulejos por aquel entonces se transportaban a granel en vagones de tren desde las fábricas y cuando llegaban a Santander había que transportarlos también a granel hasta el almacén situado en la plaza del Progreso».
En el archivo de la empresa se encuentra una curiosa fotografía en que se ve uno del los carros de bueyes que se utilizaban en la primera mitad del siglo XX para ese cometido; sobre el toldo puede leerse 'Ladislao del Barrio materiales de construcción'. La mayoría de los aparatos sanitarios eran, sin embargo, de importación; por ejemplo, Roca, uno de los fabricantes más conocidos en nuestro país, no comenzó su actividad productiva hasta el año 1950.
Como ya hemos recordado en otras ocasiones, en febrero de 1941 se quemó todo el centro histórico de la ciudad de Santander, incluida la tienda de Ladislao del Barrio, por lo que el negocio hubo de ser trasladado, aunque apenas unos metros, hasta la confluencia de las calles Calderón de la Barca, Isabel II y Méndez Núñez (en concreto, a los locales que hoy ocupan la cafetería Royalty e Ibéricos Alfonso Carrasco). Allí el establecimiento permaneció' durante 30 años.
Alrededor de 1970 la exposición de Ladislao del Barrio necesitaba más espacio y se trasladó a un amplio local de 1.500 m2 entre la calle Madrid y la plaza del Progreso. Prepararon la mayor exposición de la época dedicada al mundo de la cerámica y el baño, con toda clase de azulejos de suelo y pared, sanitarios, muebles y mamparas de baño y ducha, además de una espectacular muestra de muebles de cocina y electrodomésticos.
A mediados de esa década de los 70 se inauguró, además de un almacén, otra exposición en Torrelavega, en la calle Serafín Escalante, esquina con Julián Ceballos, en la que se utilizó por primera vez el nombre abreviado de «Delba».
Eran aquellos los años en que comenzaban los problemas de aparcamiento para el comercio del centro de la ciudades y las grandes superficies comerciales empezaban a hacerse fuertes en los extrarradios. Ladislao del Barrio trató de adaptarse a las nuevas exigencias abriendo en 1996 una gran tienda en las afueras de Santander, con 4.800 m2 construidos, en 7.200 m2 de terreno, adoptando ya el nombre comercial de Almacenes Delba. Por primera vez contaba en la misma ubicación con el punto de almacenaje y exposición de productos, lo que permitió dar una respuesta mucho más rápida a los clientes, manteniendo durante unos años las exposiciones de Santander y la exposición y el almacén de Torrelavega.
Cambio estratégico
El éxito de Almacenes Delba, y la mejora de las comunicaciones por carretera dentro de Cantabria, hicieron que en el año 2000 se cerrasen las instalaciones de Torrelavega y en 2003 la de Santander: la facilidad de aparcamiento y la amplitud y variedad de materiales expuestos en la tienda de la entrada del aeropuerto de Santander, hacían que clientes de toda Cantabria y de provincias limítrofes prefiriesen acercarse a estas instalaciones, por lo que se concentró a todos los profesionales de la empresa en un mismo lugar.
Hoy en día, Ladislao del Barrio sigue siendo una empresa familiar, al frente de la cual se encuentra una cuarta generación que, después de 120 años, sigue intentando mejorar y ofrecer la máxima calidad a los precios más competitivos.
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