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Unai Sordo (Barakaldo, 1972) lleva cinco minutos haciéndose fotos. Acaba de concluir el encuentro que el secretario general de Comisiones Obreras (CC OO) ha celebrado con sus delegados cántabros en el Palacio de Exposiciones de Santander. Una cita para marcar agenda ante lo que está ... por venir y, de paso, pasar revista a la situación de la Comunidad.
-En este nuevo ciclo político que se otea, ¿cuáles son los retos que se marca CC OO?
-El reto creo que es de país, que haya una legislatura medianamente normalizada. Para ello es necesario un acuerdo político amplio, que entiendo que es complejo pero inexcusable dados los desafíos que tiene España. Empezando por corregir reformas que han provocado mucha precariedad y continuando con la actualización de nuestra economía a ciertas tendencias del siglo XXI que no pueden esperar más.
-¿Cree que un Gobierno PSOE-Podemos se va a atrever a meter mano a la reforma laboral?
-Espero que haya una corrección en profundidad, aunque para ello hay que conformar una mayoría parlamentaria, además de que el diálogo social pueda jugar un papel importante. Para nosotros es absolutamente prioritario, así como la derogación de la reforma de pensiones de 2013; recuperar prestaciones de desempleo degradadas en la crisis; y una política fiscal que fomente la inclusión social y el refuerzo de servicios públicos.
-¿Hay margen para esas aspiraciones que defiende con las limitaciones presupuestarias derivadas del control del déficit y la amortización de deuda?
-Hay que abrirlo porque la exigencia de reducción paulatina del déficit público no debe cumplirse recortando gasto, sino a través de la mejora de la recaudación. Más allá de mensajes populistas lanzados desde las 'derechas', España tiene un diferencial fiscal con la Unión Europea de más de siete puntos de PIB, casi 90.000 millones. No digo que haya que subir esa suma los impuestos, sino que hay margen para procurar una consolidación tributaria y a la vez mantener la inversión, servicios públicos, desarrollo digital...
-¿Qué tributos modificaría?
-Vamos a presentar en breve una propuesta integral, pero por apuntar algunos detalles las altas rentas y las provenientes del capital tributan poco. El impuesto de sociedades es de 10 puntos sobre los beneficios, antes de la crisis el 21%. Además de forma injusta: las pymes pagan más que las grandes corporaciones que cuentan con fórmulas de elusión.
-¿Ha llegado a la clase trabajadora este último ciclo económico expansivo?
-Muy al final. Ahora es cuando empezamos a recuperar salarios, desde el último trimestre de 2018. Las empresas habían regresado al margen de beneficios en 2017.
-En consecuencia, ¿teme que se pierda lo ganado ahora si se consolida la desaceleración económica en los próximos trimestres?
-Es la lógica que hay que cambiar. Ante la parálisis del comercio mundial y las guerras geopolíticas, la mejora de la demanda interna y los salarios no es sólo cuestión de justicia, sino de eficacia económica. Pensar que España, en una nueva crisis o recesión, que yo no veo posible, vaya a competir a través de la devaluación me parecería un suicido.
-Está de visita en Santander, ¿cómo ve la economía de Cantabria?
-Está en las pautas generales de España. Las comunidades del norte tienen tasas de paro más bajas, pero a cambio la precariedad laboral campa a sus anchas. Me ha llamado la atención lo poco ambicioso que es el Presupuesto de Cantabria. Con una previsión de crecer el 2% en 2020 los presupuestos públicos deberían hacer más como palanca de crecimiento, lo que requiere de más ambición y consolidación fiscal.
-Cantabria ha elevado su dependencia del sector servicios, con una mayor temporalidad en el empleo, ¿cómo se puede mejorar esta tendencia?
-Hay que volver a tomarse en serio las políticas de desarrollo industrial de cara al futuro. Impulsar aquellos sectores donde haya futuro con una colaboración pública y privada. Hay cierto problema de comunicación con la Meseta, pero la ubicación es buena con una gran salida al mar. Otro aspecto, la formación permanente a lo largo de toda la vida laboral, adaptándose a las nuevas condiciones tecnológicas. Me parece que va a ser determinante.
-Menciona la industria. CC OO de Cantabria ha elaborado un estudio sectorial que llama a la preocupación sobre la actividad secundaria en 2020. ¿Se han activado las alertas en el sindicato?
-Nos preocupa mucho, ya que no es algo que ocurra solamente en Cantabria. Se están multiplicando los expedientes y problemas en las empresas industriales. Hay una parte de coyuntura, con problemas arancelarios y la incertidumbre del 'Brexit'; pero también hay un cambio en el concepto de movilidad, por lo que es importante que las cadenas suministradoras de las grandes plantas se orienten hacia esos nuevos modelos. Hay que hacer prospecciones y atraer inversiones. Muchos de los sectores actuales no van a estar en la solución del asunto.
-¿Qué receta tiene CC OO para blindar las pensiones?
-Derogar la reforma de 2013 y meter un paquete de ingresos desde los Presupuestos. Hay muchas medidas: subida de salarios bajos, destope de cotizaciones, el sistema de autónomos, transferencias presupuestarias... Lo que no veo necesario es elevar la edad de jubilación.
-¿Han perdido los sindicatos legitimidad entre los trabajadores?
-Las formas ordinarias de legitimidad se mantienen. Tenemos casi un millón de afiliados, 95.000 delegados... Con todo, sería necio no ver que ha habido un proceso de deterioro de todos los espacios de mediación democrática. Hay que hacer mucha pedagogía sobre nuestras utilidades y poner el foco en las nuevas realidades de precariedad.
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