Uno de los mayores bancos del mundo

Los inicios del banco se remontan al 28 de marzo de 1855, bajo el reinado de Isabel II, cuando Juan Alberto Casares, Antonio Gutiérrez y el barón de Araneta presentaron en el ministerio de Hacienda una solicitud para abrir un banco de emisión y descuento. El 25 de enero del año siguiente Jerónimo Roiz de la Parra, vicepresidente de la Junta de Comercio de Santander, convocó una reunión para crear una entidad que resolviera los problemas de liquidez que obstaculizaban el crecimiento económico de la plaza santanderina. Teniendo como referencia los estatutos del Banco de Barcelona, el de Santander nació exactamente el 15 de mayo de 1857 como sociedad de crédito local. En aquellos tiempos, la ciudad bullía en su tráfico mercantil y un grupo de setenta y dos negociantes decidieron poner en marcha una entidad que atendiera las necesidades financieras de una economía expansiva, alentada por el ferrocarril y el comercio portuario.

Representando a los accionistas fundadores, la primera junta de gobierno la constituyeron Juan de Abarca, José María Aguirre, Felipe Alvear, Antonio Cortiguera, Domingo Díaz Bustamante, Bonifacio Ferrer de la Vega, Luis Gallo, Agustín González, Antonio Labat, Aureliano Pedraja y Jerónimo Roiz de la Parra; el primer presidente fue Juan Pombo. El consistorio santanderino expresó la conformidad con la fundación: «El Ayuntamiento no sólo cree lícito y de pública utilidad el objeto de la sociedad referida, sino que la creación es hasta de necesidad urgente en una población de la importancia y movimiento mercantil de esta ciudad». El capital social inicial suscrito por los primeros accionistas fue de cinco millones de reales. Sus estatutos se publicaron en el Boletín Oficial de Santander el 29 de mayo de 1857. La sede inicial fue, hasta el 28 de mayo de 1875, un local en el edificio de la calle Martillo esquina a Celosía (hoy Ataúlfo Argenta), propiedad de Juan Pombo. En 1896 fue nombrado director-gerente Rafael Botín Aguirre, primero de los Botín que accedió a un cargo directivo en el banco; en 1904 le sustituyó su sobrino José María Gómez de la Torre.

A finales de siglo el peso del banco en el sistema financiero español era mínimo, sobre todo teniendo en cuenta la crisis sufrida entonces por el puerto de Santander y la creación en 1899 de un nuevo banco en la ciudad, el Mercantil, a cuya competencia se unirían pronto la Caja de Ahorros y Monte de Piedad y las sucursales de los bancos Central, Español de Crédito, Hispanoamericano y de España. El primer cuarto del siglo XX fue sin embargo de cierta bonanza económica, que contribuyó al auge del banco y las posibilidades de crédito e inversión en proyectos como la compañía de ferrocarriles del Cantábrico, la compañía marítima Unión, la sociedad El Sardinero, la sociedad Minas de Puente Arce, el palacio de la Magdalena, el hotel Real, el campo de golf de Pedreña o el Puerto Franco.

La inflación contribuyó al aumento de beneficios durante la I Guerra Mundial. Entre 1902 y 1923 Emilio Botín López fue primero miembro de la junta de gobierno y desde 1920 su presidente. En 1919 se adquirieron a un sobrino del marqués de Comillas los números 11 y 12 del actual paseo de Pereda; la flamante sede fue inaugurada el 31 de marzo de 1923. A Emilio Botín López le sustituyó Saturnino Briz Larín y luego José Luis Gómez, bajo cuyas presidencias se reformaron los estatutos, se fundó el Banco de Torrelavega y se abrieron nuevas oficinas tanto en la provincia (El Astillero, Ampuero, Comillas, Potes, Reinosa, San Vicente de la Barquera, Sarón, Torrelavega) como fuera de ella (las primeras, en Espinosa de los Monteros, Lanestosa, Osorno Panes). Durante los años treinta la actividad económica general se paralizó, pero el banco, que disponía de fondos propios y una cartera de valores saneada, mantuvo cierto nivel de liquidez y solvencia.

Emilio Botín Sanz de Sautuola (1903-1993), que se había incorporado al banco en 1929, fue nombrado director general cuatro años más tarde. Pronto tuvo que afrontar la funesta guerra civil, con la división monetaria, la galopante inflación y la pérdida de reservas de oro estatales. En Santander la autoridad del Frente Popular obligó al banco a abrir las cajas de seguridad de sus clientes. Hasta 1938 no comenzó la contratación de mujeres en la plantilla, comomecanógrafas. Cuatro años más tarde, en plena autarquía económica, el banco compró el de Ávila, el de Torrelavega y el Herrero Riva, acelerándose su expansión peninsular. En 1950 ascendió a director general Pablo Tarrero Rivas, pasando Emilio Botín Sanz de Sautuola a la presidencia.

Con el paso de los años, convirtió el banco en el quinto de España. En los años cuarenta y cincuenta se verificó su ampliación con la apertura de numerosas oficinas y la absorción de distintas entidades. En 1955 se abrió la primera sucursal fuera de España, que no por casualidad fue en Londres. Llegaban a 435 las sucursales en 1975. Se abrió además Bankinter y la Central Contable de Barajas, responsable de la mecanización e informatización de la entidad, convertida en líder en sistemas como la tarjeta 4b. En 1967 Emilio Botín-Sanz de Sautuola García de los Ríos (1934-2014) fue nombrado director general y diez años más tarde consejero delegado; en 1986 relevó a su padre en la presidencia. En la ciudad de Santander la huella cultural de 'su' banco se percibe en la Fundación Botín, el Centro Botín y el Espacio Pereda, que ocupará la antigua sede histórica del banco, que desde 2014 está presidido por Ana Patricia Botín-Sanz de Sautuola O´Shea.