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Julio Ceballos ha estado un mes en Vietnam y regresaba de nuevo a China, su hábitat natural desde 2006, donde ejerce como director del Grupo Telepizza en Asia y además realiza funciones de consultoría para compañías que quieren adentrarse en el ingente mercado del gigante ... asiático. En el momento de efectuar esta entrevista, el directivo cántabro se encontraba en Camboya y avisaba que el coronavirus estaba complicando la situación en Vietnam, por lo que China, que ya ha pasado lo peor, iba a cerrar sus fronteras. Ha vivido la explosión del Covid-19 en primera persona y, además, tiene la perspectiva empresarial para intuir cómo puede afectar la pandemia a la economía española. Como complemento, otea nuevas oportunidades para las organizaciones cántabras cuando pase la marea.
-¿Cómo está viviendo la situación del coronavirus?
-Desde la costumbre a la incertidumbre. Vivir en China supone acostumbrarse a la volatilidad y timonazos que cambian 90 grados el rumbo: una realidad que muta de forma permanente. Esto se acepta, al igual que las decisiones del Gobierno chino no se discuten, ya que se suelen demostrar correctas al cabo del tiempo. Vivo con mucha inquietud la crisis en España, creo que no se están tomando todas las medidas necesarias.
-¿Había vivido en China alguna crisis sanitaria similar?
-No. En 15 años no he afrontado una situación de esta envergadura. Sí los mencionados timonazos de un día para otro, decisiones que afectan a la vida de millones de personas. Recuerdo en 2008, con las protestas en torno a la política con el Tíbet. El Gobierno anuló los permisos de negocio y turismo que muchos empleábamos como cobertura administrativa para trabajar. En 24 horas tuvimos que salir 800.000 extranjeros para renovar el visado. Salí a pie por la frontera vietnamita.
-¿Cómo está afectando a la economía local?
-El impacto en la economía china ha sido muy grande. El modelo económico aquí sigue muy orientado a la exportación. Han perdido todo un mes de producción. Se esperaba un crecimiento del PIB del 5,9% en 2020. Ahora la previsión llega al 5,1%.
-¿Cómo han reaccionado las empresas españolas y cántabras que operan en aquel país?
-Las empresas internacionales en general establecidas aquí tienen planes estratégicos a largo plazo. Todas contaban con la volatilidad de las condiciones del mercado chino. Nadie esperaba una epidemia, pero sí cambios en las reglas del juego. Con esa apuesta a largo plazo esta situación no mueve mucho la aguja. El compromiso no depende del coronavirus.
-¿Qué impacto cree que ocasionará el virus en la economía española?
-Quiero ser optimista y pensar que el Gobierno va a tomar las medidas oportunas en los próximos días para evitar que la actividad económica se paralice por completo durante dos meses. España no es un país que se pueda permitir una paralización de tanto tiempo. Dependemos demasiado del turismo y la hostelería, dos sectores junto al pequeño comercio bloqueados. Esto conduce al país a una recesión peor que la de 2008. Aunque ya es tarde para contener la epidemia, todavía estamos a tiempo de adoptar medidas que apoyen el restablecimiento de la economía. Esto ocurrirá tras el fin del estado de alarma, que yo intuyo que se prolongará un mes desde que se adopten esas medidas dirigidas al bloqueo total del tránsito de todo tipo, la movilidad de personas y el cierre total de fronteras.
-¿Cuál es ahora mismo la situación de China?
-En China la actividad productiva se ha retomado por completo hace dos y tres semanas. Ha sido una recuperación escalonada. Prácticamente todas las fábricas manufactureras están operativas. En términos de actividad económica aún no ha regresado la normalidad. La gente empieza a salir ahora de sus casas, y con miedo. El comercio aún está a la mitad de los registros del año pasado. Se espera que los centros educativos vayan abriendo en dos semanas, igualmente de manera gradual. Esta semana también regresarán las competiciones deportivas, igual que el funcionamiento de gimnasios y cines. El virus ya está controlado y localizado. Ahora la principal preocupación son los casos que provienen del exterior. China está poniendo en cuarentena a todo el que viene de fuera.
-¿Qué consejo le daría a los ciudadanos y empresas de Cantabria ante esa situación excepcional?
-Un mensaje en positivo. Vamos a salir de esta, pero hay que tener paciencia. Va para largo. La única manera de contener la epidemia es permanecer en casa y seguir las instrucciones sanitarias. A nivel de empresa, se tomarán decisiones duras para sobrellevar la presión de costes fijos ante este parón. No obstante, después de cada crisis hay oportunidades. Las empresas exportadoras van a ver cómo los países asiáticos van a ofrecer incluso más oportunidades que antes.
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