El metal cántabro encara 2024 envuelto en dudas por la «atonía» prevista en el sector

Así se desprende de los resultados arrojados por el barómetro de fin de año de la patronal Pymetal. En la encuesta, difundida por la propia organización empresarial, se recoge que el 42% de las compañías cuestionadas manifiesta que la perspectiva económica es negativa para el año que arranca. Otro 42% estima que la coyuntura del sector proseguirá en la misma tónica, mientras que sólo un 14% de los participantes confía en un desempeño positivo.

«El sentimiento de evolución económica para 2024 de nuestro sector percibe una atonía general, cuando no pesimismo», sintetiza Pymetal.

Como motivos para estas grandes conclusiones, los empresarios resaltan «el desaliento y la falta de motivación como la tónica general de la actividad económica, motivada por la elevada fiscalidad que soporta la pyme privada, que impide destinar recursos a innovación, así como la incertidumbre jurídica que desaconseja arriesgar».

El metal no escapa por tanto a la crítica corporativa que, entre otros, lleva tiempo poniendo de relieve la propia CEOE. El contexto de inseguridad general repele inversiones, una situación que en ocasiones se agrava en Cantabria por la demora administrativa o por determinadas cuestiones fiscales.

En relación a la senda de la actividad económica en la segunda mitad de 2023, el 36% de los encuestados en el barómetro detectó una mejora en la actividad. El restante 64% valoró el contexto como igual o peor que en semestres anteriores, cifrando esta disminución en el entorno del 10% por parte del 42% de las organizaciones. La causa declarada es simplemente una disminución de ventas (88% de los encuestados) o falta de financiación (12%).

En cuanto a la evolución del talento humano, sólo el 9% de las empresas encuestadas ha presentado expedientes de regulación, bien de forma temporal vía ERTE o de despidos a través de ERE. «No se observa tampoco un incremento de los despidos: el 86% de las empresas no ha despedido personal, ni tiene intención de hacerlo en 2024 (85%) pero tampoco se observa una perspectiva de contratación para 2024, ya que el 61% de las encuestas no prevé contratar nuevo personal el próximo año».

Estos resultados son relevantes, especialmente después de la huelga que sufrió el sector en 2022 para reclamar incrementos salariales acordes a la evolución de la inflación. En aquel momento, tras firmar el convenio, se deslizó que dichos incrementos retributivos tendrían consecuencias en el empleo en los siguientes trimestres, algo que por lo general no se ha producido.

Respecto a las inversiones y la financiación, se detecta una desaceleración. Sólo el 40% de las empresas encuestadas ha solicitado financiación a entidades de crédito para inversión, que coincide sustancialmente con el 36% de empresas que han pedido ayudas públicas para dichos desembolsos.

En cuanto a la morosidad, el 77% de las empresas manifiesta estar afectado, lo que supone un freno para un crecimiento consolidado en las empresas.

El perfil de las compañías resultante de la encuesta es de un 13% de empresas exportadoras en las que el comercio exterior supone el 25% o menos de su volumen de negocio, frente a un 86% de organizaciones centradas en el mercado nacional.