En su tiempo rodeado por las aguas de la marisma, aislado y separado del mundo y azotados sus muros por las olas, este monasterio acogió a los monjes franciscanos dedicados a orar, estudiar y predicar en lo que antaño fue ermita dedicada a Nuestra Señora ... del Monte. Fue el señor de Escalante y conde de Zahalú, Beltrán Ladrón de Guevara, quien eligiendo el lugar para su descanso eterno fundó este «ermitorio de San Sebastián de Hano» en 1441, si bien se tienen vagas noticias de que existió otro cenobio en ese lugar en el siglo XIV.
Ubicado a los pies del 'monte del santuario' o 'monten fanum' latino (Montehano), hoy mermado por la extracción de piedra, el monasterio de San Sebastián ha sobrevivido al paso del tiempo con la esencia vocacional de los escasos padres capuchinos que aún mantienen viva su vocación monacal y prestan ayuda a los sacerdotes del entorno con la celebración de sacramentos como párrocos de Escalante.
En sus inicios, la ubicación del convento era la de un islote rodeado por las marismas y tenía el privilegio proporcionado por los Reyes Católicos y la reina Juana de la posesión de un barco para cruzar a las rías cuando no se accedía por el puente de Hano, así como la exención de tributos ante la pobreza que tales monjes defendían.
Durante muchos años el monasterio mantuvo varios litigios con la cercana villa de Escalante por la disputa de derechos de la leña o el dominio de las rías, y en el interior del recinto, en la capilla del Cordón, también está enterrada Bárbara Blomberg, madre de Don Juan de Austria y amante del emperador Carlos V que llegó a vivir en los últimos años de su vida en Ambrosero, en un palacio del actual barrio de la 'Madama' que adquirió el nombre en su honor.
A partir de 1596 se produce una reforma de los accesos a la iglesia con rebaje y terraplenado y la construcción de una portada. También se sustituyó una capilla gótica muy baja, por una capilla clasicista con los elementos clásicos característicos de finales del XVI. En el siglo XVII el convento pasó por una importante reforma que marcó la mayor parte de su arquitectura. Se derribó la primitiva iglesia en 1628 y se construyeron el claustro, refectorio, coro, hospedería y en general todo el convento.
La paz se turbó en este lugar de recogimiento en varias ocasiones, como en agosto de 1639, cuando una escuadra francesa con calvinistas y luteranos saqueó Laredo y Colindres y amenazó la integridad de los franciscanos. También los rayos asustarían a la comunidad entre 1719 y 1721, cuando la descarga eléctrica cayó en el refectorio en plena comida. Más tarde otro rayo impactó en la espadaña del campanario fundiendo las campanas y abrasando la cajonería de la sacristía y los paños del claustro.
Más grave sería el decreto napoleónico de José I que en 1809 suprimía las órdenes religiosas. Luego vendría el alojamiento de las tropas francesas en el convento en 1813 causando daños y desperfectos cuya reparación requirió el dinero de bienhechores. Y cuando las aguas parecían haber vuelto a su cauce, en 1835 llegó la desamortización de Mendizábal y luego se vendió el edificio cayendo en manos privadas. Fue la despedida de los franciscanos, porque en 1879 la condesa de Casa Puente donó al obispado el edificio y fue ocupado por la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos.
El convento tiene restos desde el siglo XVI al XVIII y tras el paso del tiempo se ha convertido en una interesante mezcla de estilos arquitectónicos. En 1978 se restauró nuevamente y fue declarado Bien de Interés Cultural, con la categoría de monumento, en 1981.
La iglesia es un excelente ejemplo de arquitectura religiosa del siglo XVII. Es de una sola nave, de orden toscano, cubierta con bóvedas de cañón con lunetos y con bóveda de arista en el pseudocrucero que da paso a las capillas laterales. La cabecera termina en testero recto. A los pies se alza un profundo coro elevado sobre arco escarzano. La planta de la iglesia forma una cruz latina de brazos muy cortos y las capillas laterales se hallan cortadas a media altura por sendas ampliaciones del coro, de época reciente.
Junto a la iglesia se halla un pequeño claustro, construido en el siglo XVII, en estilo clasista. Presenta dos pisos con series de tres arcos, todo de muy pequeño tamaño, pero de muy interesante arquitectura y perteneciente a la misma campaña constructiva que la iglesia. Otra de las obras conservadas, es la biblioteca, una gran nave de planta rectangular cubierta con bóveda de cañón con lunetos y que también data de la campaña constructiva de 1630.
Tanto el Ayuntamiento de Escalante como el Gobierno de Cantabria ya se plantean futuros usos del monasterio ante la posible desaparición de la comunidad que lo habita en la actualidad, usos que se tendrán que negociar con el Obispado de Santander.
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