Muere Inés Tricio Gómez, miembro de la estirpe indiana que levantó el imperio del Grupo Lala

La familia Tricio, oriunda de Solórzano, empezó a forjar a mediados de siglo XX lo que hoy es un inmenso grupo en Latinoamérica, con los productos lácteos como base de su origen y posterior crecimiento.

La compañía, nacida como una pequeña cooperativa pasteurizadora en 1949, controla buena parte del mercado y su gama de productos se extiende a las gelatinas, zumos, bebidas de sabores y embutidos. En los últimos años abundó en un ambicioso plan de inversiones encaminado a situarla como «la empresa favorita de lácteos en América», en palabras del presidente del consejo de administración de la firma, Eduardo Tricio Haro, que tomó las riendas del negocio tras el fallecimiento de su padre en 2014. Tricio Haro es sobrino de Inés Tricio Gómez.

Grupo Lala, que actualmente es dueña de marcas como Vigor y Nutri, es considerada por algunas consultoras especializadas como la marca más valorada de México. En los últimos años, además de participar en operaciones de calado como la compra de la brasileña Vigor, se ha distinguido por una intensa apuesta de reinversión de beneficios para expandir sus capacidades.

Su infraestructura operativa incluye 29 plantas de producción y 172 centros de distribución con presencia en México, Brasil, Estados Unidos y Centroamérica, así como también una plantilla de 40.000 trabajadores.

La organización se encuentra entre las cuatro empresas lácteas más grandes del mundo.

Como uno de los hitos más relevantes en los últimos años, la adquisición de la mencionada Vigor, la firma del sector más potente de Brasil. La operación se llevó a cabo en 2017, con la que Lala afianzó más su proyección internacional por toda América Latina gracias a la citada adquisición, que lideraba el mercado carioca con productos como el yogur griego y los quesos Faixa Azul y Danubio. También se hizo con su filial, Itambe, especializada en el sector de la leche en polvo, condensada y fresca.

Eduardo Tricio Gómez demostró cómo de la nada se puede construir un imperio y que, a pesar de haber nacido en una familia humilde y en un pequeño lugar en el mapa, se puede hacer algo grande. Él lo consiguió y se convirtió en un ejemplo de empresario hecho a sí mismo dentro y fuera de su tierra.

El hermano de Inés Tricio Gómez nació en Solórzano el 4 de mayo de 1929, en una familia humilde. Hijo también de ganaderos, emigró al país azteca en 1953, reclamado por un hermano, Gregorio, después de hacer el servicio militar para trabajar como administrador de varios establos. Dieciocho vacas fueron el primer pilar de lo que vendría después, «batallando mucho», manifestó él mismo a este periódico hace años en su pueblo natal a la salida de la misa celebrada en la iglesia de la Virgen de Fresnedo, cuya reparación había sufragado su familia.

Unos cimientos para lo que es un coloso a día de hoy. Como anécdota, los niños odiaban el olor a vaca, un aroma que asentó las bases del éxito actual.