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Tres años han transcurrido desde que el cántabro Javier Cavada comprara a la multinacional finlandesa Wärtsilä la fábrica de hélices situada en Maliaño conocida popularmente como Navalips. De hecho, aquella operación permitió a la factoría recuperar su nombre tradicional y rebautizarse como JC Navalips. ... Los cambios, no obstante, van más allá de la identidad corporativa, puesto que la compañía encara un proceso evidente de crecimiento que acaba de alcanzar otro hito con una alianza con el mayor fabricante en bronce de Europa del sector naval.
JC Navalips y Fundilusa, firma líder en el campo de soluciones para la industria marina, han suscrito recientemente un acuerdo estratégico que permitirá a la empresa cántabra elevar notablemente su facturación entrando en nuevos mercados. De hecho, según avanza el consejero delegado de la organización, Juan Carlos Ramos, el volumen de producción aumentará un 50% tras este pacto, que no es sino la base de lo que puede estar por llegar: un potencial vínculo societario a través de la fórmula de joint venture o similar.
En la práctica JC Navalips lleva operando año y medio en solitario y entiende que el momento es «óptimo» para abordar esta oportunidad de crecimiento conjunto. Previamente, bajo el liderazgo de Cavada, ya había experimentado una rápida mejora comercial a través de un gran número de ofertas y una ágil captación de pedidos. De hecho, en la actualidad cuenta con carga de trabajo para el año próximo e, incluso, 2026. Con unos 50 trabajadores en plantilla y una facturación de diez millones para 2024, la tendencia es claramente al alza, con unos objetivos próximos al centenar de empleados y una cifra de negocio un 40% por encima de la actual.
Fruto de aquel contrato de compraventa Wärtsilä se mantiene como cliente principal, pero el 30% de la cartera ya está conformada por otras compañías. A más, JC Navalips ve vientos favorables en el ámbito naval por vectores como la remotorización ligada a la transición ecológica; el incremento presupuestario en el sector de la defensa; o la gran demanda de cruceros, reflexiona Ramos.
Con todo, la fábrica camarguesa está avanzando en un proceso de ampliación de capacidad con la intención de elevar la producción y diversificar en mercados y gama de productos.
De hecho, la firma lleva tiempo buscando adquirir unas nuevas instalaciones para optimizar espacios y flujo de materiales. El objetivo, mejorar más de un 60% su superficie de fabricación, lo que le permitirá nuevas oportunidades, destacando en el campo energético, confía la organización.
Con esa hoja de ruta entronca la alianza estratégica con Fundilusa: ampliar horizontes y posicionamiento de mercado, así como una atención más completa en lo relativo a soluciones de productos en bronce.
Además, el salto en I+D, puesto que Ramos asegura que el acuerdo favorecerá el acceso conjunto a «tecnologías de última generación y sinergias en el desarrollo de nuevas metodologías y materiales».
El directivo reafirma que el pacto con Fundilusa es el primer paso del camino, «un punto de arranque previo para un futuro desarrollo de nuevas oportunidades y crecimiento conjunto».
La fábrica de Maliaño, que está celebrando su 50 aniversario, es la única del mundo que puede fundir Cunial -aleación de cobre, níquel y aluminio-; cuenta con una planta de regeneración donde se recicla la arena de moldeo de las hélices; y está a la vanguardia del sector en proceso de fabricación y sistemas de calidad.
Navalips fue creada en 1974 por la holandesa Lips y AESA (Astilleros Españoles). Entre 2003 y 2005 pasó a ser propiedad 100% de la multinacional finlandesa Wärtsilä y, entre 2005 y 2015, la planta amplía y duplica su capacidad productiva, expandiéndose globalmente. Ahora aborda un horizonte ilusionante.
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