Nissan Cantabria se queda sin el director de Operaciones

El hombre que ha liderado la puesta en marcha del plan de ultra-competitividad de la multinacional japonesa en Cantabria se va en medio de la aplicación de un proyecto de mejora de la competitividad como garantía de futuro que defendió en Japón y que fue avalado por los trabajadores en asamblea celebrada el pasado verano.

En su marcha ha insistido en que el plan de ultra-competitividad «continua, y la hoja de ruta trazada avanza a buen ritmo». El mismo ha explicado que su marcha tiene como consecuencia un «relevo natural», dejando la gestión en «dos personas clave de la dirección local que han estado trabajando en ese plan desde un inicio», Jorge Alonso, director de la planta, y Javier Vila, director de ingeniería y desarrollo de negocio. «Es el momento para que la dirección local 'coja las riendas'. Confío plenamente en que el equipo de Nissan Cantabria, trabajando conjuntamente y con determinación, llegue a buen puerto con el liderazgo de Jorge y Javier».

En los sindicatos ven con preocupación la marcha de Reimondez, aunque han coincidido en desearle lo mejor en su nueva etapa. A la espera de una respuesta oficial, CCOO no cree que sea un buen momento para perder a un hombre bien situado en la multinacional. UGT apunta en la misma dirección, asegurando que «para nada es una buena noticia». Se pierden, dice el sindicato, los contactos que el hasta ahora director de operaciones tiene en la cúpula de Japón, algo que a la postre permitió a Nissan apostar por el plan de ultra-competitividad. Incluso su estrecha relación con la planta de Inglaterra. Además, UGT reconoce que las relaciones entre la dirección local y la plantilla no pasan por su mejor momento y aboga por incorporar una figura que permita acercar posturas y «recuperar unas relaciones a día de hoy fundamentales».

Sigen-Uso mira hacia el futuro y solicitará más información sobre los planes de continuidad del plan de ultra-competitividad a partir de ahora. En general, los sindicatos con representación están a la expectativa.

Lo cierto es que la marcha de Eduard Reimondez no ha pasado de puntillas, como otros relevos anteriores en la dirección de la planta cántabra. Con un largo currículo a sus espaldas llegó a Los Corrales hace apenas dos años, iniciando una nueva etapa compartida con otras responsabilidades en una compañía que se tambaleaba con el cierre de sus factorías catalanas. En medio de fuertes turbulencias, mantuvo el rumbo y le dio la vuelta a la tortilla, poniendo sobre la mesa un plan que no solo garantizaba un mejor futuro para la histórica fábrica corraliega, sino que la situaba como un bastión de la marca nipona en España.

En plena negociación del plan de ultra-competitividad explicó que a su llegada, en verano de 2019, la primera pregunta que se hizo fue cómo una planta «con este nivel de profesionalidad, su historia y el nivel de compromiso de su gente», había entrado en un ciclo en el que el rendimiento bajaba como subía el coste, un ciclo del que había que salir. Una situación que en los últimos años había ido a peor.

Tras muchas reuniones y estudio a fondo se puso sobre la mesa un plan de ultra-competitividad para mejorar el rendimiento de la planta, incrementar negocio e introducir nuevas tecnologías. Todo perseguía un solo fin, un coste por unidad a la cabecera del mercado, y una fecha, 2023, algo que, de producirse, Reimondez verá desde otro destino.

La plantilla espera no echar en falta sus buenos contactos, no en vano ha sido parte de la dirección de Nissan desde hace más de 15 años como director general de operaciones en Cantabria, Barcelona y Sant Andreu, director de planta en Barcelona o director de Estrategia Industrial de Nissan Europa en Sunderland, en el Reino Unido.