Las nuevas ventanas antibalas del Congreso de los Diputados se fabrican en San Felices de Buelna

José Manuel Fernández es el responsable de la idea y su puesta en marcha en la recta de la Agüera de San Felices de Buelna, donde su padre tuvo ya una empresa de carpintería de aluminio. La filosofía sigue siendo la misma, montar puertas, ventanas, fachadas y lucernarios, pero ahora con perfiles específicos importados de Suiza, de acero, pensados para edificaciones especiales, blindados a las balas, el fuego, los ruidos, pero ligeros como no se había visto hasta ahora.

En San Felices de Buelna se han especializado en ese producto, desde la recepción del perfil hasta el envío del material acabado, todo el proceso, corte, mecanizado, ensamblado y lacado al horno, embalaje y puesta en el lugar de destino.

Un producto que llama la atención de forma especial en la arquitectura de alto nivel, hoteles de lujo, residencias de ensueño, edificios institucionales como el Congreso de los Diputados, el Museo Nacional de Ciencias Naturales, la embajada de Suecia. Una empresa que ya se mueve como pez en el agua en licitaciones para el Museo del Prado o el Banco de España. De momento José Manuel Fernández reconoce que el cambio de todas las ventanas del edificio histórico del Congreso de los Diputados es su «proyecto estrella». Pero lo dice con una mesa llena de obras en todo el mundo a cual más llamativa. La del Congreso se la llevó en una licitación pública en la que no hubo dudas sobre la calidad que atesoraba su empresa.

No son los únicos que manejan ese producto porque hay otras empresas que lo hacen puntualmente, pero como especialidad, no hay otra empresa igual en España. Eso, decía Fernández, «nos permite establecer ya cierta distancia con la competencia, por nuestra especialización».

La gran ventaja es que se trata de un producto innovador que marca la diferencia y mejora lo que ya se conoce, perfiles más estrechos, esbeltos, que permiten manejar vidrios de grandes dimensiones, más resistentes. Luego están los acabados, porque no se ve ninguna junta en las carpinterías, porque todo se ensambla y luego se laca al gusto del cliente. «Son pequeños grandes detalles que al final el arquitecto los aprecia para sus proyectos».

De momento, cerca de medio centenar de personas trabajan entre la empresa cántabra, la fábrica de Chile o los instaladores de su sede central de Madrid, pero como decía Pérez Tezanos, «es evidente la capacidad de crecimiento de esta empresa». Sodercán ha apostado por ellos y de ahí su visita esta semana a las instalaciones de la Agüera.

«Hace un año me invitaron a visitar la fábrica porque querían acceder a nuestras ayudas y aquellos planes de ayer son hoy una realidad. Es una empresa que ya trabaja a nivel internacional, una revolución en la carpintería que queda evidenciada por su contrato para el Congreso, que todos entendemos que no se le da a cualquiera y eso nos dice mucho sobre el nivel de calidad de esta empresa». «Es la mejor publicidad que se puede tener en una fábrica y la mejor propaganda para nosotros como región». «Ojalá tuviésemos más empresas de este tipo en el valle y Cantabria», decía el consejero delegado de Sodercán.

También impresionado con las instalaciones quedó el director general de la sociedad cántabra, José Antonio García Delgado, para el que la visita fue «una sorpresa más que agradable, poder comprobar un proceso de altas cotas de calidad con un producto exclusivo, y poder ver el altísimo nivel de acabado».