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La oportunidad cántabra del hidrógeno

La oportunidad cántabra del hidrógeno

Cantabria está dentro de la red nacional que conecta con Europa y cuenta con dos iniciativas de envergadura en los terrenos de Sniace y en Polanco

Jesús Lastra

Santander

Domingo, 21 de enero 2024, 07:37

La guerra en Ucrania vino a reforzar una tesis ya aplicada severamente durante la pandemia: la globalización, palanca indiscutible de crecimiento en Occidente en las últimas décadas, igualmente había generado ciertas debilidades para Europa al depender de países externos para su progreso. Desde materias primas fundamentales en industrias estratégicas hasta autonomía militar, pasando esencialmente por la independencia energética.

Conflictos que envuelven a Rusia y su gas natural, o cismas en Oriente Medio que tensionan a los productores de petróleo, llevaron a la UE a variar su hoja de ruta. Un cambio de estrategia refrendado en mayo de 2022 cuando Bruselas presentó su plan REPowerEU, una nueva orientación para soltar amarras respecto a la dependencia de los combustibles fósiles.

En dicho plan brillaba con luz propia un nuevo elemento que últimamente está concentrando diversos planes en Cantabria con inversiones mareantes. El hidrógeno verde es la ola sobre la que Europa quiere mover su industria futura. Una tecnología todavía por desarrollar y consolidar, pero cuya demanda a futuro parece evidente para los responsables continentales. Como referencia, el REPowerEU fija para 2030 una producción de diez millones de toneladas, para lo que habrá que elevar la capacidad instalada en el territorio de 40 a 140 gigavatios.

Ese nicho es el que Cantabria pretende aprovechar, puesto que dicha corriente requerirá a nivel continental toda una infraestructura como la que se levantó previamente para los mallados eléctricos o gasísticos. Dada su ubicación, la Comunidad ya aparece en los corredores de hidrógeno iniciales planteados por la UE. Las iniciativas e instalaciones facilitadoras son un efecto lógico.

En los últimos meses se han empezado a esbozar dos de las principales actuaciones al respecto. La primera, una fábrica de hidrógeno verde y derivados en los antiguos terrenos de Sniace, en Torrelavega. La segunda, los estudios técnicos de Enagás y Repsol, con la aquiescencia de Solvay, para evaluar la viabilidad de instalar un almacén para custodiar el futuro combustible en las cavidades salinas situadas en el subsuelo de Polanco, una orografía que la química belga lleva empleando para su producción en Barreda desde comienzos de siglo XX.

Dos actuaciones estratégicas, complementarias, distanciadas apenas por cuatro kilómetros. Una oportunidad para el Besaya de poder revitalizar su economía y empleo. A medio camino, literal, la portuguesa Bondalti, dentro del propio complejo de Solvay en Barreda, también tiene capacidad para producir hidrógeno verde dentro de su negocio del cloro y derivados.

Varias sinergias, en definitiva, favorecidas por la corriente general. De entrada, como explica el consejero de Industria del Gobierno de Cantabria, Eduardo Arasti, «en la Hoja de Ruta del Hidrógeno de España hay numerosas medidas que incentivan los proyectos relacionados con el hidrógeno verde, como la promoción de su producción a gran escala; el apoyo a la I+D de tecnologías relacionadas; la creación de un marco regulatorio adecuado; la promoción del uso del hidrógeno verde en el transporte, industria y generación de energía. Y ayudas a la financiación de proyectos que lo produzcan».

Arasti ya trasladó el martes que Cantabria está en «una muy buena situación» frente al desarrollo de este «pujante sector industrial». Valoraba así la posibilidad que manejan Repsol y Enagás, avanzada la semana pasada por El Diario, pero además agregó que «en 2030 el objetivo es instalar al menos 40 GW de electrolizadores y aumentar la producción de hidrógeno verde en la UE hasta los 10 millones de toneladas. Y en 2050, una cuarta parte de la electricidad renovable podría utilizarse para producir hidrógeno verde. Así podría penetrar en nuevos sectores como el transporte marítimo, la aviación u otros usos industriales. Todos estos factores juegan a favor de la apuesta de Cantabria por este incipiente sector industrial».

La puesta en marcha del proyecto elevaría el techo potencial de tráficos del Puerto de Santander

En esa línea quieren orientarse Copsesa y RIC Energy dentro de su proyecto Besaya H2. Ambas empresas presentaron en diciembre su ambicioso plan: levantar en los terrenos de la antigua Sniace una fábrica con una inversión de 850 millones, en una primera fase; y unos 250 empleos. Según las magnitudes, sería una de las diez o 15 mayores de la UE.

Con una capacidad de electrolisis de 500 MW, extensible a 1.000, las estimaciones pasan por una producción cercana a las 800.000 toneladas de hidrógeno verde y sus derivados, como el amoniaco verde. Todo ello potencialmente exportable por el Puerto de Santander.

De hecho, desde la Autoridad Portuaria ya tienen en cuenta dicho proyecto, que se levantará sobre una superficie de 70 hectáreas, de cara al futuro. En caso de concretarse cambiaría notablemente el balance de tráficos de la APS, puesto que los graneles líquidos asumirían un protagonismo que históricamente no han tenido y, a más, elevarían el techo potencial de los muelles santanderinos en cuanto a movimiento de mercancía.

El proyecto H2Med

Para interconectar los diferentes puntos de producción que florezcan en el continente Europa también quiere garantizar su transporte. Ahí aparece el proyecto H2Med, una iniciativa transnacional para interconectar las redes de hidrógeno de la Península Ibérica con el noroeste de Europa, permitiendo que Europa reciba hidrógeno verde asequible para 2030. Este proyecto fue lanzado por Francia, España y Portugal, con un fuerte apoyo de Alemania. y está impulsado por los operadores de estos países. En el caso español, Enagás. El planteamiento ya ha sido calificado como prioritario por Bruselas.

El plan contempla 703 kilómetros de longitud de tubería; dos millones de toneladas por año de capacidad de transmisión; un presupuesto global de 2.500 millones de euros para su puesta en servicio en 2030. A su lado, una red troncal para blindar el sistema. Dentro de la misma, el eje Cornisa Cantánbrica que unirá todo el suministro generado desde la Vía de la Plata, Asturias y País Vasco, pasando evidentemente por Cantabria.

Red troncal española de

hidrógeno en 2030

Proyectos de transporte

y almacenamiento presentados

a Bruselas en 2022

3

7

4

1

1

2

5

6

Conexión alto potencial de producción

de hidrógeno con demanda no cubierta

localmente

1

H2Med (Barmar-CelZa)

2

Eje Vía de la Plata

3

Eje Cornisa Cantábrica

4

Eje Valle del Ebro

Conexión ‘Valles H2’ por

garantía de suministro

5

Conexión Puertollano

6

Eje Levante

7

Conexión A Coruña-Zamora

(Proyecto presentado por

Reganosa a los PCIs)

Almacenamientos subterráneos H2

Red troncal española de

hidrógeno en 2030

Proyectos de transporte

y almacenamiento presentados

a Bruselas en 2022

3

7

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1

1

2

5

6

Conexión alto potencial de producción

de hidrógeno con demanda no cubierta

localmente

1

H2Med (Barmar-CelZa)

2

Eje Vía de la Plata

3

Eje Cornisa Cantábrica

4

Eje Valle del Ebro

Conexión ‘Valles H2’ por

garantía de suministro

5

Conexión Puertollano

6

Eje Levante

7

Conexión A Coruña-Zamora

(Proyecto presentado por

Reganosa a los PCIs)

Almacenamientos subterráneos H2

Red troncal española de hidrógeno en 2030

Proyectos de transporte

y almacenamiento presentados

a Bruselas en 2022

3

7

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1

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2

5

6

Conexión ‘Valles H2’ por

garantía de suministro

Conexión alto potencial de producción

de hidrógeno con demanda no cubierta

localmente

5

Conexión Puertollano

1

H2Med (Barmar-CelZa)

6

Eje Levante

2

Eje Vía de la Plata

7

Conexión A Coruña-Zamora

(Proyecto presentado por

Reganosa a los PCIs)

3

Eje Cornisa Cantábrica

4

Eje Valle del Ebro

Almacenamientos subterráneos H2

Aquí es donde entra el almacén de hidrógeno que quiere instalar Enagás en Polanco. Una inversión estimada de 580 millones para una capacidad de depósito de 335 gigavatios por hora (GWh).

Enagás planteó prácticamente desde el inicio de los diseños la idoneidad de enclavar dos instalaciones de almacenamiento en Cantabria y País Vasco. En lo que respecta a la región, según fuentes de la industria energética, actualmente sólo se evalúa la opción en Polanco.

A nivel subterráneo, además de los pozos de sal de Solvay, algunos hundidos y rehabilitados medioambientalmente, se mantienen los actuales, mucho más modernos y que se explotan a 1.500 metros de profundidad, apenas visibles en superficie. Pero hay más, cavidades disponibles que ya se estudiaron para almacenar gas natural, proyecto que finalmente no cuajó. Ahora podrían tener un futuro uso.

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