Los pilares de una nueva etapa portuaria

La iniciativa industrial, que cuenta con la participación del Gobierno autonómico a través de Sodercán -en esta segunda fase se han comprometido 4,5 millones- maneja unas estimaciones de 800 empleos entre directos e indirectos a medio plazo, mientras que la instalación de las nuevas líneas de decapado, laminación y galvanizado incluidas en la hoja de ruta permitirán que la plantilla crezca de los 45 trabajadores actuales a 265 a finales de 2019.

Eso sí, la expansión de la corporación igualmente supondrá un desafío para la Autoridad Portuaria (APS) en términos de espacio y la necesidad de nuevos suelos. El crecimiento de Santander Coated gira en torno a una nueva construcción de más de 30.000 metros cuadrados, en un terreno de 60.369 adyacente al que la empresa ocupa en el Espigón Norte de Raos, de manera que los gestores de los muelles cántabros ya están estudiando las necesidades futuras.

De hecho, sin ir más lejos, el Consejo aprobó en mayo dar carpetazo al Plan Director que incluía macrorrellenos en la bahía como forma en la que sustentar el aumento de terreno de la APS. Entre los motivos, además de la dificultad en la tramitación por la complejidad ambiental de la idea, se esgrimieron otras razones. Por ejemplo, desde el punto de vista de la viabilidad económica convenía planificar desarrollos que sea posible concretarlos en fases, de modo que cada nivel sea una unidad de explotación que una vez puesta en funcionamiento aporte ingresos y colabore al desarrollo de la siguiente. Por contra, el Plan Director de Infraestructuras que el Puerto había venido diseñando en la última década solamente admitía su ejecución en una o, a lo sumo, dos partes.

Más importante aún. En cuanto a la vertiente operativa, el Puerto tiene claro que el incremento de tráfico de automóviles y otras mercancías, además de necesidades de espacio de tierra, igualmente conlleva demanda de línea de atraque. Al tratarse de servicios marítimos de carácter regular, los clientes difícilmente aceptan fondear a la espera de atraque. Por ello, la Autoridad Portuaria entiende como indispensable el estudio de soluciones que, más allá de proporcionar más superficie de almacenamiento, coadyuven a incrementar esa citada línea de atraque en mayor medida que lo que contemplaba el Plan.

No sólo eso, sino que la Autoridad Portuaria, y el Ejecutivo regional, se han venido refiriendo de forma recurrente en los últimos tiempos a la necesidad que tiene la rada cántabra de ganar espacio. Las dudas con la Ciudad del Transporte, cuya concesión se renovará pero por tiempo limitado, son ejemplo paradigmático de un terreno que el Puerto ya tiene echado el ojo para poder darle otro uso diferente.

En cuanto a esta segunda fase, se ha previsto la construcción de una nave junto a la actual consistente en dos pabellones, uno de 11.222 m2 que será destinado al proceso de decapado y otro de 16.996 m2 al proceso de galvanizado y laminación en frío.

Estas nuevas líneas fabricarán bobina galvanizada partiendo de bobina laminada en caliente, además de otros productos intermedios.

La bobina galvanizada fabricada alimentará la fase 1 de SCS y a Aranda Coated Solutions SL, de tal forma que este complejo nacerá con el 67% de su producción de galvanizado comprometida para el consumo del propio grupo (el 40% a SCS y el 27% a ACS). El objetivo de SCS a medio plazo consiste en alcanzar un volumen de ventas de 450.000 toneladas con una gama de producto de valor añadido destinados a los mercados de España y Europa.

Respecto a la bobina pintada, el grupo prevé una estrategia comercial conjunta entre SCS, orientada al mercado internacional, y Aranda Coated Solutions, enfocada al negocio nacional.

La estimación para 2020 de SCS ya con las dos fases en funcionamiento pasa por superar los 220 millones de euros de facturación con unas ventas superiores a las 330 mil toneladas. Unas cifras que igualmente redundarán en las estadísticas de tráfico portuario anual y, por si fuera poco, llevan aparejados otros impactos positivos para la APS. La apertura de nuevas rutas y la creación de escalas en la capital autonómica son dos de estas bondades. En definitiva, Santander Coated trata de incorporar a la bahía cántabra una actividad en la que hay poca tradición, la manipulación de acero.