El plan energético de Cavada y TSK para Cantabria eleva su inversión a 315 millones

Cada planta de esta naturaleza conlleva una inversión próxima a los 105 millones, bastante más que lo estimado hace dos años, cuando los cálculos giraban en torno a 50 millones cada una. En total, en caso de cristalizar cada proyecto, el planteamiento de Highview TSK –así se denomina la entidad fruto de la asociación de ambas empresas– puede comprometer en Cantabria hasta 315 millones. Eso sí, confían en poder contar con fondos europeos para sacar adelante las diferentes fases del proyecto y, en paralelo, trabajan en alternativas por si no llegase respaldo financiero de Bruselas.

Por ello, los promotores tiran de prudencia y hablan en un primer término de un desembolso superior a los «100 millones». Esta cantidad se focaliza en una planta criogénica ubicada en el entorno de Torrelavega, la más avanzada de las tres que la corporación impulsa en la Comunidad. Los otros dos emplazamientos elegidos se sitúan en el área de Castro Urdiales y en Guarnizo. La selección en absoluto es aleatoria, puesto que todos ellos son polos de gran consumo energético, con elevada población y sectores industriales electrointensivos.

La firma británica y la ingeniería asturiana lideran estas actuaciones en colaboración con el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat). Este consorcio ha presentado diversos proyectos en la Manifestación de Interés publicada por el Ministerio de Transición Ecológica (Miteco) relativa al despliegue del almacenamiento energético y flexibilidad, dentro de las cuales se incluye inicialmente el proyecto de Torrelavega para construir una central de 300 MWh, semejante a la que Highview Power está levantando en Carrington (Reino Unido).

Los empresarios presentaron esta semana esta iniciativa más encauzada al Gobierno de Cantabria. En concreto, a la Consejería de Industria que pilota en la actualidad Francisco Javier López Marcano. Como próximos plazos, a finales de este año se decidirá si esta primera inversión va adelante y en 2023 se estima su conexión a la red.

El propio Javier Cavada subraya que «esta tecnología ahora mismo se está implantando en Reino Unido y EE UU, en ambas costas. Si miramos a la Unión Europea vemos que la dirección del viaje está clara, pero el ritmo está siendo muy lento al hacer falta una regulación que remunere los servicios de almacenamiento. España está ante una oportunidad hasta 2023 brutal con los fondos europeos. Cantabria, con la situación industrial en la que estamos, tiene ante sí una oportunidad impresionante de convertirse en un referente tecnológico dentro del continente», comenta.

El directivo santanderino va más allá. «La Comunidad podría ser ese centro industrial que generaría empleo, cadena de suministro local en ámbitos como construcción, metalurgia, soldadura, logística... Pasar a ser una región rica industrialmente. Para ello hay que hacer una apuesta para saltar de ser la subcontrata de multinacionales a tener tecnología propia», analiza.

Respecto al plan de Highview TSK, «las tres plantas regionales están muy adelantadas, en todas por encima del 90% en cuanto a desarrollo del proyecto. La clave es que se puedan pagar los servicios que se generan. Los fondos de recuperación son el impulso para que puedan salir adelante. Hablamos de un horizonte de dos años de construcción, para empezar potencialmente la primera planta a finales de este año. Si en verano se tiene el apoyo público para lanzar el primer proyecto, el segundo y el tercero saldrían con una cadencia de seis meses cada uno. Son un montón de sinergias: recibiremos los excesos de generación de la eólica que ya existe y se está construyendo en el occidente del país. Como dato, en Reino Unido se necesitan, ya, unas 200 plantas de este tamaño para poder estabilizar la red».

En la fase actual se han presentado diez proyectos en Cantabria, Asturias, Castilla y León, Galicia y Canarias. Cavada confía en que los dos primeros que se confirmen puedan ser en las islas y el de Torrelavega.

Por su parte, López Marcano opina que es «un proyecto de altas miras. Me parece excepcional y nos sitúa como referencia, además de posicionarnos en los mercados globales en torno a una forma de energía singular. Desde el punto de vista medioambiental es sumamente respetuosa y encaja con los parámetros de sostenibilidad que nos marcamos dentro de la Consejería. Espero y deseo que este proyecto pueda hacerse realidad y se quede entre nosotros».

El Gobierno de España, dentro del Plan de Recuperación de Transformación y Resiliencia (PRTR), abrió la posibilidad de que las empresas que pretendan optar a dichos fondos, y a la espera de la publicación de las futuras convocatorias de ayudas específicas, presenten sus propuestas o Manifestaciones de Interés (MDI) como forma de hacer llegar a la Administración las necesidades reales del sector empresarial español.

La Manifestación de Interés correspondiente a la Flexibilidad del Sistema Energético, Infraestructura Eléctrica, Redes Inteligentes y Despliegue del Almacenamiento Energético está dirigida a adaptar la infraestructura eléctrica, desarrollar el almacenamiento e implementar soluciones que doten de flexibilidad al sistema actual. Para ello se emplearán herramientas tecnológicas como la digitalización de las redes, el almacenamiento inteligente y la gestión de la demanda, recuerdan Highview y TSK en un comunicado.

La firma británica ha presentado al Miteco varios proyectos repartidos por toda la geografía española, especialmente en zonas afectadas por la transición energética, como alternativa al actual modelo económico basado en la utilización de combustibles fósiles, totalizando una inversión cercana a los 1.000 millones de euros.

Highview Power ha identificado los citados tres emplazamientos en Cantabria para integrar en el sistema eléctrico la operación de una solución tecnológica de almacenamiento energético que permita la gestionabilidad de los recursos renovables de forma sostenible y libre de emisiones, así como garantizar los servicios y la calidad de red.

El desafío al que se enfrenta la red eléctrica con el objetivo de reducir su huella de CO2 es reemplazar la generación térmica por un suministro de energía limpia 100% renovable, garantizando la resiliencia y fiabilidad del sistema. El almacenamiento de larga duración es una parte esencial de la solución, permitiendo la integración a gran escala de las energías renovables y resolviendo los problemas de gestión que produce su intermitencia.

Aún así, todavía queda mucho camino por recorrer. Una pata fundamental es la regulatoria, que aún no existe en España. Recientemente el Consejo de Ministros aprobó la Estrategia de Almacenamiento, que prevé disponer de una capacidad total de unos 20 GW en el año 2030, contando con los 8,3 GW de almacenamiento disponible en la actualidad, y de unos 30 GW hasta un horizonte fijado en 250.

La Estrategia de Almacenamiento Energético cuantifica las necesidades de almacenamiento para contribuir a la descarbonización del sistema energético en coherencia con lo previsto en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec) 2021-2030 y con el objetivo de neutralidad climática antes de 2050.

En esta tendencia entra la solución desarrollada por Highview, «una revolucionaria tecnología de almacenamiento utilizando el aire líquido como vector energético, la CryoBattery, que ofrece almacenamiento de energía flexible a gran escala, una vida útil de múltiples décadas, sin degradación, sin emisiones, sin problemas de reciclaje y sin restricciones de localización», explica la corporación.

Actualmente Highview tiene más de 4.000 MWh en proyectos de almacenamiento entre las fases de construcción o de desarrollo entre el Reino Unido y Estados Unidos, y su mayor inversor es el conglomerado japonés Sumitomo.