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No todos los días te viene a ver un ministro. Y menos aún uno que trae 30 millones de euros bajo el brazo. Eso es lo que implica para Solvay la visita de este miércoles por la mañana de Jordi Hereu, responsable de Industria ... y Turismo del Gobierno de España, con la que se oficializa el anuncio de la pasada semana en el que se dio a conocer que se apoyará mediante fondos europeos la necesaria transición energética de la planta de Barreda. «Uno de esos días que se está contento como ministro», aseguro nada más llegar Hereu. Y es que la inyección económica que ha aprobado su departamento servirá para acometer un proyecto de descarbonización que se estima que superará los 200 millones de euros. Desde la empresa, el director general para España y Portugal de la multinacional, Jorge Oliveira, aseguró que implica la sostenibilidad de la fábrica a largo plazo.
Cuando el ministro llegó a las instalaciones de Barreda a las diez en punto y se apeó del coche en el que viajaba con la delegada del Gobierno en Cantabria, Eugenia Gómez de Diego, al primero que saludó, y de manera detenida, fue al director de la multinacional para España y Portugal. «Me gusta ver sobre el terreno los pertes y ponerles rostro humano», diría más tarde Hereu. Y precisamente eso es lo que representa Oliveira como cabeza visible de un plan que beneficia a las más de 750 personas que trabajan en el complejo industrial ya que asienta las bases para el futuro de la planta.
Acto seguido, el titular de Industria y Turismo saludó al resto de autoridades presentes. Entre ellos, el alcalde de Torrelavega, Javier López Estrada, la alcaldesa de Polanco, Rosa Díaz, así como Eduardo Arasti, consejero de Industria, Empleo, Innovación y Comercio. Se estableció entonces entre ellos una conversación en corrillo y en voz baja, aunque rodeados por los medios que tomaban fotos e imágenes. «Afianzar», es la primera palabra que se escapó con tono más alto en ese diálogo por parte de Hereu y fue entonces cuando reconoció que este era para él «uno de esos buenos días como ministro». También se pudo escuchar que «eso es lo bonito de los pertes de descarbonización como el que va a parar a Solvay, que son muy transversales».
La que llegó la última, por cuestiones de protocolo −seis minutos después de las diez−, fue la presidenta de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, que reconoció con el ministro que estaban «encantados de volver a verse». Hereu confesó que «siempre es un placer venir a Cantabria, que es tan bonita». Entre palabras más altas que otras se pudo escuchar: «Sé el trabajo que ha habido, la profesionalidad y el empeño para que saliera adelante este proyecto por parte de la empresa», una compañía que además catalogó el ministro de «ser toda una institución en la región al llevar más de un siglo de trayectoria».
Fue entonces el momento de terminar con las conversaciones privadas para pasar a las declaraciones oficiales. Para el ministro, la iniciativa que está en marcha es «uno de los mejores ejemplos de la estrategia europea que estamos llevando a cabo para impulsar la industria». Hereu calificó incluso este proceso como «reindustralización» dirigida a hacer más sostenibles las fábricas. En el caso de Solvay «es uno de los proyectos que ha obtenido más ayuda, 30 millones para transformar las fuentes de energía y pasar del carbón y el gas a una gran cogeneración en base a la biomasa».
Se trata de un plan con el que «hoy Solvay, tras más de 115 años de historia, empieza un nuevo e ilusionante capítulo hacia la descarbonización de su planta en Cantabria». Son palabras de Oliveira que quiso insistir en que la ejecución que se va a llevar a cabo sale adelante «tras muchos años de evaluación, de distintas propuestas» y para lo que considera vital el apoyo económico de los 30 millones, «el máximo atribuible a un proyecto de perte», para hacer una empresa «más sostenible y competitiva». En este sentido habló también Elías Hernández, presidente de ENSO, socio tecnológico de Solvay especializado en la construcción de plantas de cogeneración con biomasa como la planteada en Barreda y que será «la más grande de España y una de las más grandes de Europa» y con la que se reducirán «300 mil toneladas de CO2 al año año» pero que sólo es «el primero de los proyectos para hacer de Solvay un referente a nivel Europeo y mundial en sostenibilidad».
En la consecución de ese fin y compromiso medioambiental estarán las instituciones. Como dijo el ministro, «es responsabilidad de todos». Un objetivo en el que trabajar «codo con codo» al que también se suma la presidenta del Ejecutivo regional. Buruaga celebró que «después de cinco largos años de mucho trabajo por fin despega este proyecto, que ya no tiene marcha atrás». Sin embargo, incidió en que «esto sólo es el principio y el esfuerzo no debe detenerse aquí, las empresas y las administraciones públicas implicadas tenemos que seguir sumando esfuerzos y estrechando nuestra colaboración para sacar adelante esta inversión que se calcula que estará por encima de los 200 millones de euros».
Para ello, dijo la jefa del Gobierno cántabro, «hemos creado un grupo de trabajo en el que coordinamos actuaciones, tomamos decisiones con el objetivo de agilizar al máximo posible la tramitación de las autorizaciones ambientales, industriales y urbanísticas que van a ser necesarias». De esta forma, la previsión es que «todos esos permisos estarán concedidos antes de que acabe este año» para que esta planta de cogeneración de biomasa que tiene un proceso de construcción de aproximadamente dos años pueda estar en funcionamiento en el 2027. Una caldera que −para la presidenta− no sólo implica la viabilidad de Solvay a medio y a largo plazo sino que supone «la reindustralización sostenible de la cuenca de la comarca del Besaya».
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