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La planta de hidrógeno verde que Copsesa y RIC Energy pretenden levantar en los terrenos de Sniace no solo posicionará a Cantabria y el Besaya en el mapa de este nuevo vector energético sostenible, sino que la actuación trascenderá las fronteras nacionales, hasta el punto ... de convertirse en una de las más grandes de Europa.
Esa dimensión internacional concentró buena parte del hilo conductor de la presentación realizada este lunes en el recinto industrial de Torrelavega, un acto que contó con las principales autoridades políticas, empresariales y civiles de la comunidad autónoma. Además, la convocatoria sirvió para informar de que la iniciativa conllevará una inversión final, en una primera fase, de 850 millones, por encima de lo que se había estimado inicialmente.
Un desembolso que sitúa Besaya H2, la denominación con la que se bautizó al plan, como la mayor inversión privada de la historia de Cantabria, por encima del proyecto para ampliar la central hidroeléctrica de Aguayo que tramita Repsol.
Una jornada notable en la historia reciente de la comarca. «Es, profesionalmente hablando, el día más importante de mi vida», comenzó el presidente de Copsesa, José Domingo San Emeterio. «Es un proyecto muy importante para nuestra empresa, para el Besaya, para Cantabria y para el país. Vamos a transformar», agregó emocionado.
El empresario cántabro, tras repasar la evolución de la compañía familiar, en la actualidad asentada sólidamente en una amplia diversificación con actividad no solo en la construcción, sino igualmente en el área de las instalaciones deportivas y ahora en el desarrollo de proyectos renovables, alabó la figura de su compañero de viaje en Besaya H2. Una RIC Energy que ha llevado a cabo diversos proyectos con energías limpias por cientos de millones de euros alrededor de todo el planeta.
«Es el mayor reto que ha tenido nuestra empresa hasta el día de hoy», anotó San Emeterio. En cifras, los mencionados 850 millones de inversión en una primera fase, 250 empleos directos y una instalación que se levantará sobre 70 hectáreas en el corazón de Torrelavega. «El proyecto nace con la vocación de ser un referente continental. Estaremos entre las diez o quince mayores plantas de Europa», agregó.
Si Copsesa, con sus 300 trabajadores y su dilatada trayectoria, aporta ese arraigo local a Besaya H2, RIC Energy añade toda su experiencia, contactos y capacidad financiera vinculada a desarrollos renovables. Su CEO, José Luis Moya, quiso poner de relieve la trascendencia de la época actual en cuanto al cambio de paradigma que va a suponer la generalización de las fuentes energéticas alternativas. «Es una oportunidad única e histórica», subrayó, al hacer referencia no solo a las «ramificaciones» en investigación, inversiones, fabricación de equipos y empleo, entre otros.
Moya, además, recordó los excelentes mimbres de los que dispone España por recurso eólico y fotovoltaico para ganarse esa autonomía de suministro. De hecho, la futura factoría cántabra se alimentará con las instalaciones de generación renovable que RIC tiene en cartera. No en vano, se halla entre los diez mayores promotores de desarrollos 'limpios' del país.
El proyecto ha concitado el interés y el respaldo de la clase política regional, tanto desde la sede gubernamental de Peña Herbosa como de los municipios del entorno. Prueba de ello es la amplia presencia de responsables públicos en el evento para dar el pistoletazo oficial a la puesta en marcha de Besaya H2. Por encima de todos los asistentes, la presidenta de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga. Durante su intervención, destacó que «algo avanza por fin después de muchos años en la comarca del Besaya», arrancó, para incidir en que la fábrica para producir hidrógeno verde y derivados «es un proyecto tractor que supone una grandísima oportunidad para Cantabria, así como un potente motor de crecimiento», dijo.
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Tras reiterar que, con las magnitudes actuales, «se trata de la mayor inversión privada de la historia» de la comunidad, puso el foco en los 250 empleos que espera generar y «el altísimo impacto indirecto» en cuanto a puestos de trabajo se refiere en ámbitos como logística, transporte y negocios relacionados.
Todo ello en un enclave afectado por las diferentes crisis industriales, con la propia Sniace como uno de los ejemplos más recientes. «Somos una comunidad cansada de promesas. Ahora, además, se vuelven a poner en valor los suelos productivos de Sniace, cumpliendo así con nuestro compromiso como Gobierno. Unos terrenos que debían seguir siendo capaces de albergar instalaciones».
Buruaga reconoció que «queda mucho por hacer», pero dejó claro que la vía administrativa, al menos en cuanto a voluntad política, no será un problema que demore los diferentes pasos que debe ir completando el proyecto. «Contáis con todo el apoyo institucional. Nuestro compromiso no va a faltar», cerró.
Por su lado, el alcalde de Torrelavega, Javier López Estrada, también se retrotrajo varias décadas para valorar el calado del momento. «Sniace ha sido referente de lo bueno y lo malo para la comarca. En la década de los 70 se repartieron las cartas y nosotros no cogimos buenas. Ahora, con la descarbonización se reparten nuevas cartas. Es un momento clave para la historia de la Humanidad», afirmó, para añadir las «infraestructuras inmejorables» que tiene el recinto industrial de Sniace y sus comunicaciones por tren, carretera y proximidad al Puerto de Santander.
Su homólogo de Santillana del Mar, Ángel Rodríguez, fue elocuente: «Estamos en vuestras manos».
Como contrapunto, la parte técnica a cargo de Fernando Garzo, director de Estrategia de Copsesa; y Francisco Luna, director de Ingeniería de RIC. En el caso de Garzo, uno de los principales responsables de conseguir atraer la inversión a Cantabria, como así lo defendió San Emeterio durante su discurso, abundó en que «Besaya H2 es futuro y conecta la industria del presente con la industria del futuro». Una pasarela que pretende fabricar 75.000 toneladas de hidrógeno verde al año y 420.000 de amoniaco por ejercicio. «Es un proyecto europeo», volvió a enfatizar Luna.
. Según explicaron RIC Energy y Copsesa durante la presentación de su proyecto para levantar una fábrica de hidrógeno verde y derivados en Torrelavega, la demanda europea de este tipo de producto irá al alza en los próximos años, pero la oferta propia no cubrirá la necesidad. De hecho, los empresarios trasladaron que en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec) hasta 2030 que el Gobierno de España ha remitido a Bruselas vía borrador actualizado se recogen 10 GW de capacidad española de producción de hidrógeno verde.
En otras palabras, dado que la planta cántabra partirá de una primera fase de 500 MW, ampliable a otra segunda por una capacidad similar, la propuesta aspira a concentrar casi una décima parte de la producción nacional a una década vista.
En cuanto al cronograma, la fecha marcada para el inicio de las obras propias de construcción del complejo está fijada para 2026, con la vista puesta en que el centro pueda empezar a operar entre 2027 y 2028.
Pero antes queda mucho camino por recorrer. Por ejemplo, determinar de forma definitiva qué pasos hay que adoptar para dejar los terrenos actuales en estado adecuado para levantar una nueva instalación.
Aquí, de hecho, es importante el papel de la Administración autonómica, que está concretando el Plan de Suelos con los muestreos que deben llevarse a cabo para descontaminar las fincas y poner fin a la Autorización Ambiental Integrada (AAI) que tienen todavía las diferentes divisiones de Sniace, en proceso de liquidación.
Hasta que no se extingan dichas autorizaciones no se podrá tramitar la nueva AAI que demanda Besaya H2. Antes asimismo deberán acabar los trabajos de achatarramiento que se efectúan en la actualidad, y que son ajenos a los nuevos dueños de los terrenos.
A partir de ahí, más actores involucrados. Red Eléctrica para confirmar la capacidad de la conexión y, en paralelo, de la dimensión exacta de la fábrica; Confederación Hidrográfica del Cantábrico; Gobierno central y la posibilidad de obtener fondos europeos... Un largo camino por transitar.
Como destino, una factoría diseñada para contar con una capacidad de electrólisis de 500 MW, con la opción incluso de ser ampliable. El complejo evitaría la emisión de más de 650.000 toneladas anuales de C02 a la atmósfera.
La génesis del plan hay que buscarla en la línea estratégica que Copsesa lleva siguiendo desde hace tiempo, con la diversificación hacia proyectos vinculados a las energías renovables como motor de su actividad y crecimiento futuro. En ese camino ha encontrado en RIC un socio fiable para sus planes.
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