La población activa de Cantabria es la tercera más envejecida de todo el país

El del envejecimiento de la población laboral española es un fenómeno global ya que el número de personas en activo mayor de 55 años ha crecido un 63% en los últimos diez años y, por primera vez, ha superado los cinco millones de personas (5.089.500) en España, según estima Adecco, un 4,6% más que en 2023. Un efecto que en Cantabria todavía queda más patente al ser ya la tercera región con una población activa más mayor ya que el 23,4%, supera los 55 años, lo que hace que la edad media de la fuerza laboral sea cada vez mayor.

Actualmente, en la autonomía, Adecco apunta que existe una fuerza laboral con una población activa de 285.500 personas, de los cuales 66.300 son sénior que buscan un trabajo o tienen ya un empleo. Una franja de edad que en 2024 en la región pasa por primera vez la barrera de las 65.000 personas y con una representación del 23,4% cuando hace diez años era del 15,6%. El número de personas sénior activas ha experimentado un crecimiento exponencial en Cantabria en la última década y del 166% con respecto a hace veinte años.

De esta forma, apuntan los responsables del mismo estudio, en Cantabria hay 178 personas mayores de 64 por cada 100 menores de 16, un índice del 178% que crece a un ritmo desbocado y que supera con creces el nacional (137%), teniendo en cuenta que los indicadores de esperanza de vida y tasa de natalidad avanzan sin tregua hacia un invierno demográfico.

Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco, «el proceso de envejecimiento ha cogido velocidad de crucero y tiene un gran impacto en el mercado de trabajo». Señala al respecto que, en primer lugar, la fuerza laboral es cada vez más sénior y «urge desterrar los prejuicios y estereotipos que dificultan el acceso al empleo de las personas más veteranas», a las que se asocia con obsolescencia o menor flexibilidad.

Por otra parte, continúa Mesonero, «el envejecimiento trunca las perspectivas de reemplazo generacional, siendo urgente apostar por la cualificación de la ciudadanía como política tractora del país, permitiendo aportar su talento a personas tradicionalmente inactivas como aquellas con discapacidad o mujeres que han dedicado su vida a la familia y ahora desean incorporarse al mercado laboral». Apunta a que existe un problema de sincronización entre la formación de los trabajadores y los requisitos de las empresas, que dispara la tasa de desempleo, cuando, al mismo tiempo, las empresas no logran cubrir sus vacantes. Es urgente actuar, mediante políticas activas de empleo, para corregir este desajuste estructural».