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Mónica San José (Santander, 1969) juega en la liga de las altas directivas internacionales. Para ello, escogió el camino de la formación continua, trabajo duro y sacrificio. De su anterior empleo como directora de ventas de Levis y Dockers en España y Portugal, dio el ... salto a la vicepresidencia de ventas para Europa, Oriente Medio y África de Kontoor Brands, que incluye Wrangler, Lee y Rock&Republic. Ahora, su esfuerzo es reconocido por el ranking de prestigio nacional Top 100 Mujeres Líderes en España, en el que está nominada en la categoría de Alta Dirección. En otras ediciones han aparecido mujeres de la talla de Yolanda Díaz o Marta Ortega. También se siente «muy comprometida» con las responsabilidad social y las políticas de diversidad dentro de las empresas.
–¿Qué supone este reconocimiento?
–Estar nominada entre las Top 100 Mujeres Líderes en España en la categoría de Alta Dirección es algo que jamás hubiera podido imaginar cuando comencé mi carrera profesional. Supone, además, un reconocimiento muy especial por dos razones: la primera, porque esta iniciativa da visibilidad al trabajo y la dedicación de muchas mujeres en sus distintos ámbitos. Y, en segundo lugar, estar entre mujeres con la trayectoria y proyección de Marta Ortega, Elena Ochoa, Irene Vallejo, Helga de Alvear, Cristina Iglesias, Ana Rosa Quintana, Soledad Sevilla o Alexia Putellas, me enorgullece y me intimida a partes iguales.
–El objetivo de este galardón es hacer visible el talento de las mujeres. Desde su experiencia, ¿hemos avanzado en este sentido a lo largo de estos últimos años?
–Sí, hemos avanzado. Decir lo contrario sería injusto hacia nosotras mismas y hacia nuestra sociedad. Una sociedad que cada vez está más concienciada en progresar hacia la igualdad de oportunidades. Solamente hace falta que comparemos nuestro escenario actual con el de nuestras abuelas e incluso nuestras madres. Por supuesto, queda todavía mucho recorrido. No se trata tampoco de caer en la autocomplacencia.
–Esta nominación obedece a su trayectoria académica y profesional, pero habrá tenido en cuenta también su liderazgo en el Consejo Regional de Diversidad e Inclusión. ¿En qué consiste este último?
–Creo firmemente que las empresas deben asumir una responsabilidad social importante y tienen un impacto en el desarrollo de la sociedad actual. La buena noticia es que las empresas cotizadas, como la nuestra, contemplan las políticas de diversidad dentro de sus códigos de buen gobierno. Según datos oficiales, el 54% de las empresas españolas encuestadas han revisado, en los últimos años, sus políticas relacionadas con los principios de no discriminación y gestión de la diversidad, y un 55% ha puesto en marcha programas de conciliación. Mi labor dentro del Consejo Regional es velar por el cumplimiento de los objetivos que nos hemos marcado en la región de acuerdo con las políticas de diversidad globales, y esto incluye desde el reclutamiento a la comunicación de nuestras marcas al consumidor, pasando por establecer canales de escucha activa de nuestros empleados.
–Usted salió de la cantera de la Universidad de Cantabria, donde estudió Derecho. ¿Cómo ve la educación universitaria pública en la región?
–Si miro mi experiencia con perspectiva, considero que la Universidad de Cantabria es un muy buen punto de partida para poder dirigir una carrera profesional sólida, en el sector de la empresa privada. Mis primeras experiencias en universidades como Paris X-Nanterre o la Universidad de Carleton, en Ottawa (EE UU) las he podido realizar gracias a los acuerdos de la UC con dichos centros universitarios. He completado mi formación en escuelas de negocios, como la de la Universidad de Deusto, donde realicé un máster en Recursos Humanos, o recientemente en el IESE, donde he participado en un programa de Consejos de Administración. Con esto quiero decir que en un mundo tan competitivo como el actual no basta con realizar una carrera universitaria, hacen falta, además, idiomas y un reciclaje permanente de conocimientos y contactos. Desde mi experiencia, es totalmente preciso proporcionar a los jóvenes las herramientas necesarias para ayudarles a pensar, considerar y evaluar sus opciones, a prepararlos para gestionar tanto el éxito como el fracaso y a orientar su camino profesional. Cuando uno termina la carrera universitaria, no debería plantearse la pregunta: «¿y ahora qué?», sino que el paso por la universidad debe haber servido también para ayudarles a construir y trazar su propio plan.
–También ha sido profesora de Derecho Internacional. ¿Echa de menos la docencia? ¿Volvería a la UC?
–La docencia es una de las experiencias profesionales más enriquecedoras, pero también más exigentes, ya que conlleva una gran responsabilidad. Afortunadamente, dentro de mi puesto actual tengo la oportunidad de compartir mis conocimientos y experiencias en foros especializados. El año que viene, por ejemplo, he confirmado mi asistencia en Dubai a un foro especializado donde hablaré también de diversidad de género en nuestro sector. No obstante, me encantaría ser profeta en mi tierra y, por supuesto, podría considerar la opción de colaborar de algún modo con mi alma máter, la Universidad de Cantabria, si se diera la oportunidad.
–¿Qué rumbo debe de tomar Cantabria para que su talento joven no se vaya fuera de la región?
–La única solución real es generar oportunidades laborales más allá de la función pública y del sector servicios. Para ello es preciso apostar por un tejido empresarial sólido y facilitar su desarrollo desde las políticas regionales. En este sentido, las Pymes tienen un papel muy importante y conforman gran parte de la riqueza de una región. En otro orden de cosas, sería necesario también apoyar mucho más, y de diferentes formas, a la iniciativa privada y el desarrollo de las profesiones liberales. Por ejemplo, si se castiga a los autónomos con precariedad, más regulación, más carga impositiva, ¿quién va a querer montar un negocio, hacerlo crecer y poder contratar en el futuro más personal?
–Tal y como está la situación mundial, con los costes energéticos por las nubes y el desabastecimiento, ¿qué salida hay para 2023?
–Ojalá tuviera la respuesta perfecta. No cabe duda de que será un año retador en un contexto difícil. En lo que se refiere a nuestra industria, las medidas que estamos tomando pasan por un control muy estricto del stock, programación de producciones con más antelación y un seguimiento exhaustivo de los márgenes comerciales. Obviamente, al tratarse del sector moda, no se trata de productos de primera necesidad para el consumidor que, al verse afectado de manera muy directa en su poder adquisitivo, puede priorizar otras compras. Estamos preparados para un año complicado.
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