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La llegada del grupo portugués CUF al complejo que Solvay posee en Barreda ya se ha dejado notar sobre el terreno. El objetivo, levantar una nueva planta de cloro que pueda entrar en funcionamiento, según las primeras previsiones de la corporación lusa, a finales de 2019 ... . CUF, que en Cantabria opera a través de la mercantil Altamira Electroquímica del Cantábrico, ha comenzado los trabajos para construir la instalación, que vendrá a sustituir a la factoría que la firma belga utilizaba hasta el pasado mes de diciembre y que tuvo que cerrarse después de que el Gobierno de Cantabria declinara otorgar una moratoria a la instalación, que tenía en el uso del mercurio uno de los ejes para su funcionamiento, técnica que contraviene la actual normativa medioambiental europea.
La semana pasada se firmó definitivamente el acuerdo de venta de las instalaciones de la electrólisis, por el que Solvay Química transfiere a Altamira los activos ligados a dicha planta. De este modo se van cumpliendo más o menos los plazos fijados por las partes en esta operación, pues en el contrato inicial rubricado en noviembre se contemplaba el primer trimestre de este año para completar la transferencia y que la futura fábrica pueda pasar del plano a la realidad empleando tecnología de membranas frente al prohibido mercurio.
Además, en su momento se pactaron otros aspectos, como un alquiler de suelo industrial y la prestación de diversos servicios de Solvay a CUF (mantenimiento, laboratorio...), una vez empiece a operar la futura factoría. Con todo, aún quedan algunos documentos auxiliares pendientes de rúbrica, que se formalizarán en las próximas semanas.
Altamira ya ha comenzado las obras para el acondicionamiento y construcción de las nuevas instalaciones, para lo que tiene personal desplazado de forma permanente en Torrelavega.
Dentro de la plantilla de la filial del grupo portugués que está destinada de continuo en el recinto de Barreda hay una serie de empleados que trabajaban para Solvay en la unidad de electrólisis que ya han sido contratados por la nueva compañía. Según fuentes conocedoras del proyecto, los trabajos siguen su curso para que la nueva planta esté plenamente operativa durante el año que viene, como estaba previsto.
«Esperamos que esta fábrica pueda plantearse en el mercado como una de las más eficientes y modernas factorías de cloro en España. Con esta expectativa, estamos convencidos de que tendremos la condiciones operativas, logísticas y comerciales para colocar en el mercado un nivel de producción muy elevado, generando actividad económica y empleo en Cantabria». Así se presentó CUF tras anunciar con Solvay su aterrizaje en Cantabria.
El cierre de la fábrica de cloro que Solvay tenía en su complejo de Barreda igualmente obligó a negociar con los sindicatos un plan social para digerir el excedente laboral fruto de la clausura de la instalación, con una estimación máxima de 52 bajas que se acometerán este año y el que viene vía prejubilaciones. Según explican desde la química belga, el plan social se está desarrollando con total normalidad y a 1 de abril todos los trabajadores de la antigua unidad de electrólisis han sido recolocados en distintos puestos de trabajo de otras unidades de la fábrica. Sin contar, evidentemente, a los empleados que han pasado directamente a trabajar en la empresa Altamira.
Un objetivo ambicioso que se sustenta en diversas cifras. La operación supone una inversión de la química lusa de 55 millones de euros. «La mayor parte de ese dinero recae en la adquisición de los nuevos equipos de producción que permiten la instalación de celdas de membrana. Produciremos con las que son las mejores tecnologías disponibles, que instalaremos bajo supervisión del equipo de ingeniería de CUF, ya experimentado en este tipo de proyectos, y de proveedores externos con reconocida experiencia en el área», manifestaron.
La nueva empresa igualmente tiene encima de la mesa sus previsiones en materia laboral. «La planta de cloro puede generar alrededor de 30 a 35 empleos directos. Además de estos, la actividad creará un conjunto alargado de puestos de trabajo indirectos e inducidos. En total, la nueva planta puede generar más de 100 empleos en la región», adelantaron. Cabe recordar que la vieja factoría contaba con cerca de 40 trabajadores directos que han sido reubicados por Solvay, salvo algunos operarios que ya han pasado a estar en nómina de Altamira tras negociar de forma individual. En ningún caso se subrogó a la plantilla de forma directa.
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