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Juan Ignacio Güenechea (Bilbao, 1956) ocupa, desde el pasado mes de junio, la presidencia del Grupo Cofares, líder de la distribución farmacéutica en España, después de haber sido vicepresidente en los últimos doce años. La cooperativa cuenta con 10.244 socios farmacéuticos, más de 4. ... 000 clientes, 2.400 empleados y 37 almacenes repartidos por la geografía nacional, entre ellos el de Cantabria. La empresa «está en su mejor momento» con un récord de facturación de 2.946 millones de euros en 2016 «y seguimos creciendo» ya que para este año se prevé alcanzar los 3.100 millones. La cuota de mercado también aumenta al pasar del 26,28% del pasado año a casi el 27% actual. Esta semana Güenechea ha visitado Santander «una ciudad que me encanta» para asistir a la inauguración de un seminario de la UIMP sobre farmacia y pacientes. Entre sus reflexiones, advierte de que, aunque el sector ha mejorado «ligeramente» tras la crisis, el precio del medicamento en España «es el más bajo de Europa y eso no es sostenible».
–A finales de junio fue elegido presidente de Cofares. ¿Cuales son sus prioridades en el grupo?
–Una cooperativa de distribución farmacéutica, por muy grande que sea, responde fundamentalmente a su criterio fundacional que es dar servicio a sus socios. El concepto ha ido cambiando con los tiempos. De la mera distribución comercial de productos farmacéuticos se ha pasado a una cartera de servicios que incluye tecnologías de la información, gestión de la oficina de farmacia, formación... Además, se ha producido una diversificación de las actividades y prestamos servicios logísticos a otros miembros de la cadena como la industria farmacéutica y la Administración sanitaria. Las empresas de distribución hoy en día están muy en el centro del ecosistema sanitario y por lo tanto realizan muchas funciones. Mi objetivo, y el del consejo que presido, es el de respeto a la función tradicional, que es el soporte y el mantenimiento de las oficinas de farmacia, con un compromiso claro de carácter sanitario de ayudar a mantener la sostenibilidad de nuestros socios y por supuesto del sistema sanitario.
–¿Hay nuevos proyectos en el almacén de Cantabria? ¿En qué situación se encuentra la cooperativa en la región?
–La posición de Cofares en Cantabria es antigua. Somos una empresa de referencia en el sector de distribución nacional y en la región ocupamos el segundo puesto con una cuota de mercado del 34%. En Cantabria hay 254 farmacias, de las que 208 son clientes nuestros. El objetivo está marcado por una regulación sanitaria y es ir mejorando continuamente. En estos momentos estamos implementando las buenas prácticas de distribución farmacéutica, reguladas por la UE, que han supuesto una inversión en la infraestructura del grupo, incluido el almacén cántabro. Hay un plan de mejora continuo pero de momento no está prevista una nueva inversión. La cuota de mercado en la comunidad se mantiene estable, tras un crecimiento importante en los últimos años. Tenemos una oferta de servicios que va a hacer crecer la relación de las farmacias cántabras con el grupo, igual que está ocurriendo a nivel nacional donde ya alcanzamos casi el 27% del mercado.
–¿Es usted defensor del modelo farmacéutico español o cree que hay que hacer algunos cambios?
–El modelo farmacéutico español es sumamente eficiente. Garantiza una alta calidad de servicio a los pacientes y ha respondido siempre a las exigencias de la Administración sanitaria desde el punto de vista de compromiso con la sostenibilidad del sistema y con la calidad de los servicios. Además, es un modelo básico para garantizar la equidad en el acceso a los medicamentos. El modelo farmacéutico español provee, en gran parte con la ayuda de la distribución farmacéutica, la posibilidad del acceso al medicamento en una condición fácil e igualitaria. No hay por qué tocarlo, otra cosa es que en paralelo la farmacia está cambiando continuamente en el proceso de mejora ampliando su cartera de servicios a los pacientes, adaptándose a sus nuevas necesidades.
–¿Cuáles son estas necesidades? ¿Qué demanda ahora el paciente?
–Han cambiado tanto las necesidades del paciente como las del sistema sanitario. Ahora, sobre todo, hay que atender el mundo de la cronicidad. Enfrentarse al paciente crónico es una realidad que hay que tener en cuenta, el gran concepto sociosanitario de las personas dependientes y, sobre todo, la innovación tecnológica de los nuevos medicamentos, la biotecnología.
– ¿Qué es lo que busca el paciente cuando se dirige a una farmacia? ¿El famacéutico actúa a veces como ‘médico de cabecera’?
–Lo ha sido siempre. A lo largo de la historia, el farmacéutico español ha provisto de servicios sustitutivos debido a faltas de la estructura del sistema. Todavía hay muchos pueblos donde el único agente sanitario fijo y disponible es el farmacéutico. Hemos cambiado todos. Hoy el paciente está mucho más formado, accede a las tecnologías de la información y tiene interés por su salud, por la prevención. Hay un concepto de salud que incluye el bienestar. Por ahí van las consultas: la prevención, la calidad de vida, el uso correcto del medicamento... El paciente está mucho más formado y es más exigente.
–¿La industria farmacéutica participa en la innovación tecnológica?
–La industria farmacéutica es el motor de la innovación tecnológica. Otra cosa es que no toda innovación tecnológica pueda ser asumida por el sistema debido a sus precios. Por eso, en estos momentos el gran debate, dentro de la sostenibilidad, es la evaluación de las tecnologías sanitarias.
–¿Cuál cree que es la situación del Servicio Nacional de Salud?
–Todas las políticas sanitarias enfrentan los mismos problemas que son los cambios poblacionales, la estructura demográfica, el envejecimiento de la población y las nuevas tecnologías. Ese cóctel hace prever una curva de crecimiento del gasto cuya sostenibilidad es muy complicada. Todos los agentes que trabajamos en el sector debemos colaborar. El encuentro que celebramos en la UIMP pretende dar instrumentos y debatir sobre las actividades del farmacéutico para trabajar con el paciente, sobre el sistema sanitario y su sostenibilidad.
–¿Cuáles son las amenazas y las fortalezas del sector farmacéutico en España?
–Su mayor fortaleza es disponer de 22.000 farmacias que garantizan una asistencia en términos de accesibilidad y costes más que adecuada. Las amenazas son de carácter externo, como la perpetuación de políticas sanitarias cortoplacistas sólo basadas en el precio. Hay que mirar a largo plazo para mantener esta sostenibilidad en el sector farmacéutico con una colaboración intensa con la Administración. También es muy importante que el medicamento se mantenga en el canal farmacéutico. Se está produciendo la pérdida de los medicamentos de nuevas tecnologías, los biotecnológicos.
–¿Qué tipo de medicamentos son?
–Los que tienen origen en tecnologías biológicas, como cultivos celulares. Son el gran futuro de la terapia y es donde se están produciendo las grandes innovaciones terapéuticas. Hay una tendencia a que estos productos, exclusivamente por su precio, salgan del canal de dispensación farmacéutica y se haga por los hospitales. Ya está ocurriendo y para nosotros es un grave error. En la mayoría de los casos la decisión es por precio. Lo que se hace es trasladar al paciente los gastos de accesibilidad. Lo más grave es que se aparta al paciente de una información estructurada sobre su farmacoterapia. Estamos trabajando con la Administración para dar soluciones que garanticen su accesibilidad.
–Su antecesor Carlos González Bosch afirmó en su discurso de despedida que Cofares se encuentra en el mejor momento de su historia ¿Comparte esta idea y por qué?
–Hemos conseguido una situación de estabilidad financiera ejemplar con una tasa de beneficios adecuada y con una prestación de servicios muy apreciada. Pero todo se puede mejorar, ir más allá y en eso estamos. La ruta está marcada, hemos encontrado un camino de trabajo adecuado y seguiremos en esta línea.
–La facturación alcanzó los 2.946 millones de euros en 2016. ¿Hay previsión de crecimiento este año?
–Sí, de hecho estamos creciendo en cuota de mercado y la previsión es que cerremos 2017 con 3.100 millones de euros y una cuota del 27%.
–¿Cómo se consigue obtener este balance en un contexto económico complejo marcado por las medidas de ahorro de la Administración?
–Dentro del respeto a nuestra misión fundacional y a nuestro compromiso sanitario, tenemos que mantener unos esquemas de eficiencia para el sostenimiento de la empresa. El sector farmacéutico lo ha pasado muy mal durante la crisis, con unos recortes importantes. Las ventas en 2012 cayeron cerca de un 30%. Es un impacto que prácticamente ningún sector ha sufrido. En estos momentos estamos en un nivel de ventas similar a 2006, es decir, once años después vendemos lo mismo. El mercado se está recuperando pero a ritmos muy moderados. El problema es el precio, que han tocado fondo, ya que el consumo no ha bajado. Tenemos los precios más bajos de Europa y eso no es sostenible. El pico de ventas se alcanzó en 2011 y ahora el parón se produce en el gasto farmacéutico. Lo que está creciendo es el gasto del medicamento de uso hospitalario dado que es de alto precio y hay nuevas patologías. El grupo ha aplicado una gestión muy rigurosa en la contención de gastos internos y ha desarrollando actividades complementarias, diversificando la actividad.
–¿Qué nuevos ámbitos se han tocado?
–Fundamentalmente abordamos la logística para la industria farmacéutica, pero además se hacen otras actividades dirigidas, en primer lugar a la farmacia, relacionadas con tecnología de la información, gestión de oficinas de farmacia, marcas propias, líneas propias de productos... La clave para lograr un buen resultado económico está en la diversificación y en la eficiencia.
–¿Las farmacias españolas están adaptadas a las nuevas tecnologías?
–La infraestructura tecnológica y profesional es muy buena. El acceso al suministro del medicamento es muy igualitario gracias en parte a la distribución farmacéutica. Ahora todas las farmacias pueden disponer en dos o tres horas de cualquier producto, estén situadas en el centro de Madrid o en un pueblo de la montaña. Todas las farmacias cuentan con el sistema de receta electrónica. Nuestros instrumentos de gestión van mucho más allá de un mero proceso comercial de ventas.
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