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Hace exactamente un año, el 15 de marzo de 2020, España se asomaba al primer confinamiento general de la población en los tiempos modernos. La hostelería ya había cerrado un día antes sus negocios como consecuencia del Estado de Alarma motivado por un extraño virus ... que, proveniente de China, amenazaba con hacer colapsar la sanidad del país. Con Italia como espejo en el que no querer mirarse, la ciudadanía encaraba un encierro domiciliario con la expectativa de que durara apenas dos semanas, situación que se prolongó dos meses y que, de rebote, provocó la mayor crisis coyuntural de la historia reciente. Aún falta por alumbrar de forma oficial la caída del Producto Interior Bruto (PIB), pero la herida económica del covid en Cantabria ya tiene una primera estimación: La Comunidad ha perdido más de 1.150 millones fruto de las repercusiones que ha tenido la pandemia en la actividad productiva, no sólo por la parálisis inicial, que aún mantiene sectores como el hotelero en mínimos, sino por las derivaciones en ámbitos como el industrial por las consecuencias globales del virus en las diferentes cadenas de suministro a nivel mundial.
Al cierre de 2019 el PIB regional a precios corrientes sumaba 14.288 millones tras acabar el ejercicio con una mejora del 1,5%, ratificando la desaceleración del ciclo expansivo, según publicó en julio el Instituto Cántabro de Estadística (Icane). Para 2020, cuando términos como covid y Wuhan eran desconocidos para el público general, la expectativa pasaba por una nueva tendencia alcista en el entorno del 1,4%. Lejos de esta evolución, el virus lo cambió todo, con un retroceso de la riqueza autonómica del 6,7%, según la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef). Estas cifras, en especial la primera, seguramente fuesen excesivamente optimistas dado el frenazo coyuntural ya palpable en 2019 y, a expensas de la confirmación sobre el PIB de 2020 del INE, ya permiten establecer una primera cuenta de 200 millones no generados el pasado año y, por contra, 957 destruidos durante el pasado ejercicio.
Evidentemente, este tsunami general ha tenido sus réplicas en todos los ámbitos de actividad. Como reflejo directo, el empleo: Cantabria acabó el pasado febrero con 44.486 desempleados, lo que supone 5.613 parados más que 12 meses antes, los últimos coletazos de la 'vieja normalidad'. No sólo hubo más demandantes, sino que se ha destruido empleo, 3.428 afiliados menos que en 2020. Todo ello, además, pese al cordón de seguridad desplegado por el Gobierno central en forma de ERTE. El pasado mes había en la Comunidad 8.967 personas afectadas por estas regulaciones temporales, que eran anecdóticas un año atrás. Estos trabajadores no figuran en las listas de parados. Aún así, la región sigue ofreciendo una evolución en materia laboral mejor que la media nacional.
María Sánchez, Consejera de Economía
Enrique Conde, CEOE-Cepyme
Modesto Piñeiro, Cámara de Comercio
Paloma Fernández, Empresa Familiar
Mariano Carmona, UGT
Sobre esa idea hace hincapié la consejera de Economía del Ejecutivo cántabro, María Sánchez, que subraya que «tener unos Presupuestos Generales aprobados en tiempo y forma proporcionó a Cantabria una base sólida sobre la que cimentar tanto las diferentes actuaciones diseñadas para combatir el avance del coronavirus como las principales estrategias para promover la reconstrucción económica. Pese a ello, el primer semestre del año hizo saltar por los aires cualquier previsión realizada en 2019. La incertidumbre provocada por la pandemia multiplicó nuestra capacidad de resiliencia y nos obligó a realizar 355 modificaciones presupuestarias. Esta cifra, en la que se recogen transferencias, ampliaciones y generaciones de crédito, supone 45 operaciones más que en el año anterior».
Además, la consejera destaca que la «inyección de liquidez procedente del Ejecutivo central y la gestión eficiente de los recursos realizada desde Cantabria permitieron a nuestra economía amortiguar mejor que otras el impacto de la crisis».
El presidente de CEOE-Cepyme Cantabria, Enrique Conde, subraya que a «las empresas y los empresarios el aniversario de la pandemia nos hace ver dos caras muy diferentes de lo que hemos vivido en estos últimos meses. Por un lado, hace un año vivimos una situación extraordinaria a la que los empresarios respondimos con una generosidad y altura de miras que fue determinante en esos primeros momentos para tratar de paliar los efectos devastadores de la pandemia en lo sanitario, social, económico, etc. Ese esfuerzo responsable y altruista se vio frustrado en los meses siguientes, ya que las decisiones de las instituciones no han tenido en cuenta las necesidades y las características de muchos de los sectores empresariales afectados».
De vuelta a la actualidad, Conde incide en que «la situación económica que vivimos y las perspectivas que señalan los diferentes organismos no son nada halagüeñas. los empresarios vemos que la situación es muy preocupante, sobre todo para determinados sectores que han visto restringida o directamente anulada su actividad durante mucho tiempo», remacha.
Desde la Cámara de Comercio, su presidente, Modesto Piñeiro, recuerda que «el paro en Cantabria ha invertido su ciclo acabando diciembre con un 10% más de desempleo que en el inicio de año y aumentando hasta un 15% más hasta la fecha. En el comercio minorista, si bien ha sido uno de los principales receptores de ayudas de contención económica durante el 2020, las ventas se encuentran con una caída de casi el 20% respecto a la evolución que se desarrollaba años atrás con un crecimiento medio anual del 5%».
En esa línea se pronuncia la Asociación Cántabra de la Empresa Familiar (Acefam). Su presidenta, Paloma Fernández, opina que «después de un año la suerte ha sido desigual. Desde luego somos menos optimistas que en otras ocasiones. Es la primera vez que nuestras encuestas internas sitúan en el 20% las empresas que creen que en el presente ejercicio bajará su plantilla o su facturación».
Desde dentro, Fernández apunta que «la parte buena es que las empresas familiares en general hemos aguantado el tipo en nuestra región durante la crisis provocada por la pandemia. Un 40% no ha solicitado ningún ERTE y la mitad de ellas ha preferido no disponer de créditos ICO. Muchos creen que este año ya recuperarán cierta normalidad, pero algo más de la mitad opina que los niveles económicos precovid no volverán hasta el año que viene o incluso 2023. En lo que todos coincidimos es en la sensación de incertidumbre, el mal clima político y la necesidad de seguridad jurídica por parte de la Administración. Sabemos que tendremos un papel primordial en la recuperación y buscamos la manera de encajar en el diseño que están haciendo las distintas administraciones para aplicar los fondos europeos», cierra.
Carlos Sánchez, CC OO
Mercedes Martínez, USO
Porque los datos están ahí. La producción industrial cayó de media un 9,3% en Cantabria en 2020, el octavo descenso más acusado de las comunidades, todas en negativo, y dos décimas más que la media nacional (9,1%), según el INE.
Este terremoto coyuntural acaba teniendo un impacto directo en las personas, esto es, en los trabajadores. Entre desempleo y ERTE había al término de febrero en la Comunidad 53.453 afectados por la contracción de la demanda y, en consecuencia, del mercado laboral.
Mariano Carmona, secretario general de UGT, afirma que «no cabe duda de que el impacto de la pandemia en el empleo de Cantabria ha sido especialmente negativo, y más en una comunidad autónoma con un mercado de trabajo sobreexpuesto al sector servicios y con una industria en una situación de gran incertidumbre ya mucho antes de la llegada del covid-19». A su juicio, «con la pandemia simplemente han aflorado las grandes debilidades de un mercado de trabajo cada vez más precario por una reforma laboral que tiene que ser derogada de inmediato».
Su homólogo de CC OO, Carlos Sánchez, aduce que «son muchos los impactos y las consecuencias de una tan prolongada situación de anormalidad. Y ahora, en la fase de recuperación, nos espera un 2021 muy difícil para el empleo y para la cohesión social. Como sociedad y como colectivo hemos sido capaces de resistir y ahora corresponde no solo reparar los daños, sino seguir haciendo todos los esfuerzos necesarios para salir de la crisis creciendo en términos de altura social. Sin que nadie queda atrás, y contando con los fondos europeos, recuperar la economía y las actividades empresariales será mucho más fácil y más edificante», dice.
Desde USO, su responsable, Mercedes Martínez, subraya que «nuestra región afrontó el año covid como una de las regiones con el mercado laboral más inestable dada su creciente dependencia del sector servicios, precisamente el más castigado. Por ello, saldremos de esta pandemia en peor situación que la mayor parte de comunidades autónomas», manifiesta.
El Gobierno de Cantabria, a través de la Consejería de Economía, lleva varias semanas trabajando para presentar públicamente el impacto económico que el virus ha tenido en la Comunidad. De hecho, el Ejecutivo prevé difundir sus estimaciones en un informe antes de que concluya el actual mes, a falta sólo de actualizar datos concretos como el del déficit derivado de los esfuerzos para contener la oleada coronavírica.
El Ejecutivo, ya en abril de 2020, tuvo que reaccionar a contracorriente y movilizar más de 300 millones de sus recursos presupuestarios en un plan de choque para hacer frente a los sobrecostes sanitarios generados por la epidemia del coronavirus, paliar los efectos económicos de la crisis en familias y empresas de la Comunidad e impulsar la actividad económica una vez se produzca la desescalada.
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