La promotora de la planta de biometano de Praves prevé empezar la obra en un año

La iniciativa, en todo caso, no es menor, pues contempla una inversión de 15 millones de euros y 20 empleos directos, que pretenden asignarse a desempleados de la zona. Como complemento, la actividad indirecta generada por el traslado de los materiales, así como en el mantenimiento del complejo. Todo ello para absorber unos 100.000 metros cúbicos de purines ganaderos, así como otros 40.000 adicionales de residuos orgánicos como estiércol seco, lodos de depuradora de industria agroalimentaria, desechos de gallináceas o suelos lácteos.

Como final del camino, el objetivo de producir seis millones de metros cúbicos de biogás y de ahí extraer 3,6 millones por ejercicio de biometano que inyectar directamente a la red. Un caudal capaz de abastecer el consumo de unas 4.000 familias con fuentes renovables.

El santanderino Javier González Sopelana, junto con la consultora Lurgreen, es el socio minoritario promotor de Biofertizantes Green Gass, empresa domiciliada en Cantabria que se encargará de construir y posteriormente explotar el complejo. Con el expediente a disposición en la Consejería de Medio Ambiente, entra en los detalles y cambios que ha sufrido técnicamente el proyecto para garantizar su eficiencia y minimizar el impacto ambiental. «Consideramos que técnicamente nuestro proyecto es bueno. Por eso hemos abierto la oficina para explicar todas las dudas que tengan los interesados. En estos casos el problema suele ser la desinformación», arranca.

«El tratamiento que hacemos nosotros es cerrado. No vamos a tener nada al aire». En otras palabras, «va a estar mejor que todo lo que hay ahora», añade. «Los restos de purines van en camiones cisterna directamente desde las granjas. Cuando llegan a la planta se pesan y se limpian. Se sacarán a presión para que en ningún momento contacten con el aire. A partir de ahí, irán a un foso subterráneo».

Respecto al resto de residuos, González Sopelana afirma que «llegan en bañera cerrada con lona. Entran en la nave y se emplean sistemas de absorción de olores. Se abre rejilla y se vuelcan. Además, vamos a tener medidores de olores para evitar cualquier contaminación».

Tras homogeneizar los residuos, llega el momento de los digestores, con las bacterias generando el biogás. Esa masa pasará a un digestor secundario para ser exprimido aún más. Acto seguido, se depura el biogás. Como resultado, biometano.

En paralelo, con el digestato resultante se obtendrá fertilizante orgánico. Unas 19.000 toneladas por ejercicio.

Marcos Quevedo, CEO de Aurea Green Gass, el socio mayoritario, señala el contexto favorable para este tipo de instalaciones. De hecho, prácticamente en paralelo se tramita otro complejo similar en la localidad de Carranza, en Vizcaya. Sobre los plazos, las estimaciones pasan por que, si todo transcurre con normalidad, tras responder alegaciones y demás, el proceso pudiera estar completado a final de año, con la vista puesta en arrancar la obra a comienzos de 2024. Un año después empezaría a funcionar. «El momento es muy atractivo para el biometano en España», señala Quevedo.

Como tercera pata, el respaldo de Praves. El alcalde de la pedanía, José María Ruiz Gómez, destaca el impacto que tendrá en el empleo en la zona, tras «casi cuatro años de trabajo».