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«Revolución» o «vamos a conseguir lo que llevamos 30 años ansiando». El entusiasmo en el seno de la Autoridad Portuaria de Santander (APS) en torno a la futura terminal de contenedores que levantará y explotará el Grupo Boluda es evidente. Más aún, el Puerto ... no esconde su optimismo respecto a lo que está por venir con este nuevo equipamiento, cuyas obras arrancarán de forma oficial en noviembre con la vista puesta en que esté en funcionamiento 12 meses después, esto es, en noviembre de 2022. ¿Cuáles son los motivos para tal alborozo? Primero, que la infraestructura decantará de manera definitiva la reconversión de tráficos en que están inmersos los muelles de la capital cántabra, apostando por la mercancía general para huir de los vaivenes estacionales de los graneles sólidos. Segundo, un evidente, y esperado, incremento de la capacidad de atracción de negocio. Aquí está la otra clave: la APS entiende que una vez esté operativa la terminal, el primer año ya será fácilmente asumible superar los siete millones de toneladas de tráfico total. En la actualidad el récord está en el entorno de los 6,6 millones.
El presidente portuario, Francisco Martín, confirma el calendario previsto para el arranque de los trabajos y entra en los detalles del proyecto, que igualmente supone un 'golpe' a Bilbao al trasladar Boluda su centro de actividad de la provincia vecina a Cantabria. «En diciembre de 2020 resolvimos la concesión por 40 años. El 1 de noviembre esperamos empezar las obras para que la terminal esté operativa en un año», arranca.
La APS tiene deberes en este proyecto, hasta el punto de que tendrá que invertir cerca de cinco millones en actuaciones complementarias. ¿Cuáles? «Adecuar la llegada de las vías del tren al espacio concesionado. En paralelo, hay que hacer una 'playa' resistente que albergue los edificios administrativos y la terminal como tal. Por último, el muelle: ejecutar una viga carril que ha de soportar las grúas tan grandes que lleva la terminal».
La inversión global de la terminal para su comienzo alcanza los 18 millones de desembolso, mientras que «Boluda tiene la obligación de invertir otros 18 en los 40 años que dura la concesión en mantenimiento y renovación de equipos», agrega Martín. En ese primer montante se incluyen también los gastos asumidos por la APS.
Más allá del continente, el contenido. «Boluda garantiza un tráfico mínimo de 35.000 TEUs -contenedor de 20 pies- anuales. Creo que se va a superar este límite ya desde el primer año. La capacidad nominal de la terminal asciende a 115.000 TEUs pero si en lugar de emplear unas máquinas planteadas inicialmente usaran otras con un pórtico más alto, incrementando la altura de acumulación de contenedores, podría llegarse a los 200.000», adelanta.
En todo caso, esos 115.000 TEUs supone directamente «meter aproximadamente 1,5 millones de toneladas adicionales al Puerto. Toda la vida luchando por subir 300.000 o 500.000 toneladas más, cuando ahora podemos dar un salto notable. En 2023 el objetivo serán los siete millones de toneladas, como mínimo. Además, hay que tener en cuenta que desequilibra ese reparto general que históricamente favorecía a los graneles en beneficio de la mercancía general. El objetivo es que el peso sea 80-20 por ciento», añade.
Martín tira de hechos para aprobar la eficacia de esta estrategia. Santander y Pasajes, dos puertos «especializados», se han recuperado mejor que Gijón o Bilbao, «puertos graneleros». De hecho, «Bilbao está en niveles similares al año pasado. Este modelo de carga general nos hace más eficientes y robustos. Además, no hay quién luche contra los grandes monstruos de los graneles sólidos y líquidos. El futuro del Puerto está en la especialización y en la terminalización».
A partir de aquí, las sinergias derivadas, en especial en el ámbito del transporte. «La terminal contará con 22 empleados directos, pero va a haber una demanda notable en el sector del transporte. El empleo indirecto estimado alcanza las 1.000 personas», señala el presidente.
El consejero de Industria, Javier López Marcano, completa que «la terminal de contenedores es una aspiración histórica del Puerto de Santander; un proyecto estratégico que marcará un antes y un después, con un efecto tractor que hará crecer a nuestras empresas, a nuestro puerto y nuestra economía». A más, supondrá «una revolución en los flujos de mercancías que entran y salen de Cantabria por el puerto de Santander, así como una inyección de competitividad».
Tras analizar los datos del mes de agosto, el presidente de la Autoridad Portuaria de Santander, Francisco Martín, consideró ayer la «posibilidad cierta» de que pueda cerrarse 2021 como «el mejor año en la historia del puerto en lo que se refiere al tráfico de mercancías» y felicitó a la comunidad portuaria por su «respuesta positiva ante los grandes retos que estamos viviendo en la actualidad» debido a factores como el Brexit o la pandemia.
Martín describió el de Santander como un puerto «pequeño, ágil y con ganas de hacer las cosas bien», que está siendo capaz de «salir fortalecido de la crisis» con unos datos de tráfico que han aumentado en un 23,6% en el acumulado del año «frente al 5,12% de la media que hicieron el resto de autoridades portuarias a mes de julio».
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