El Puerto empieza a probar drones para frenar a los polizones

De hecho, se está a la espera para, a partir de los resultados de estas prácticas de prueba, poder articular una estrategia coordinada con los distintos cuerpos y fuerzas de seguridad que operan en el Puerto.

Porque las intrusiones no cesaron durante el pasado año. Al contrario, como ya avanzó este periódico meses atrás, de forma progresiva los polizones han ido modificando su ámbito de actuación, pasando del entorno de la Estación Marítima de Brittany Ferries a otros puntos a priori con peor acceso. En concreto, la APS ha detectado la presencia irregular de albaneses especialmente focalizada en el Espigón Raos 8, en los remolques de la naviera CLdN, especializada en el tráfico de contenedores desde la bahía santanderina.

No son los únicos trayectos objetivo de estos incidentes. El Puerto igualmente tiene localizados incidentes en barcos de Neptune Lines con vehículos, así como en buques cementeros rumbo a Inglaterra.

Estos movimientos constatan el cambio de tendencia sufrido a lo largo del pasado ejercicio. Como ejemplo, el pasado 10 de junio, el Grupo GOF, que gestiona la terminal agroalimentaria del Puerto de Santander, presentaba en sociedad los servicios de cuatro perros rastreadores que había contratado para blindar su actividad a la entrada de polizones ilegales. El motivo fundamental, que unas semanas antes, en abril, el capitán de un mercante con destino hacia Estados Unidos que había cargado en la terminal material de uno de sus clientes, la fabricante de aerogeneradores Vestas, se había dado de bruces en la cubierta del buque con cuatro intrusos.

La cúpula de la APS analizó con preocupación la evolución del fenómeno. En lo que a 2020 respecta, la organización constató un número menor de intrusiones en su recinto pero que, por contra, produjeron daños más severos, en especial en la zona de Raos 8, donde se efectúa el tráfico de carga en contenedores promovido por la naviera CLdN. El Puerto, de hecho, pidió a sus consejeros cerrar filas y un apoyo expreso a la adopción de diversas medidas para frenar las entradas irregulares.

Entre la lista de iniciativas contra los polizones aparecía un incremento de vigilantes jurados; el uso de inhibidores de frecuencia; reforzamiento del perímetro exterior; un muro de hormigón; cámaras de vigilancia; perros rastreadores; e, incluso, el empleo de drones con capacidad de localización técnica y que de forma inmediata permitan dar aviso a la Guardia Civil. Esta última tecnología es la que ya se ha puesto a prueba en los muelles.

El Puerto asumió desde el principio que la implementación de estas propuestas llevaría aparejada una «gran inversión», pero entendía que el desembolso era «inexcusable» para evitar que la situación acabase haciendo perder operadores. De momento, en la zona de Raos 8 se han registrado en los últimos meses «serios daños» en mercancías y bienes. No obstante, la APS ya ha ido adoptando medidas para preservar sus intereses y los de las empresas que operan en sus terrenos. Valga como ejemplo el muro de hormigón de cuatro metros de altura que la organización licitó a comienzos del pasado ejercicio para proteger los remolques y los camiones que se introducían en los barcos de Brittany Ferries rumbo a Reino Unido.

El Puerto no ha ocultado su malestar por este fenómeno que, en su opinión, ha provocado ya la pérdida de algunos tráficos como el del ferry con Cork (Irlanda), que empezó el año pasado a operar desde Bilbao.