Caruana: «Si se quiere mirar hacia delante, hay que prepararse para la desaceleración»

- El título de su conferencia es 'Lo que no hemos aprendido' ¿Se están volviendo a cometer errores?

- Para estar mejor preparados ante el futuro, además de analizar las áreas en las que se ha avanzado, hay que tener en cuenta que todavía persisten vulnerabilidades. En determinadas cuestiones parece que no hemos aprendido y que hemos olvidado algunas lecciones. Por ejemplo, la economía global todavía, aún después de la crisis, apoya su crecimiento en aumentos excesivos de deuda. En el caso de los países avanzados es fundamentalmente deuda pública y en los países emergentes es privada, sobre todo de empresas. En muchos casos la deuda no está financiando proyectos, actividades productivas, sino que se usa para revalorizar activos. Otro ejemplo es que nos olvidamos de que el crecimiento sostenido debe basarse en los recursos y la productividad. Sólo con ganancias de productividad se pueden mantener salarios más elevados de forma duradera. También nos estamos olvidando de las ventajas de 50 años de libre comercio.

- ¿Este mismo escenario se da en España o hay alguna particularidad?

- El sector privado en España ha hecho mucho, los hogares y las empresas han reducido su endeudamiento, pero todavía es alto, y también se ha ganado competitividad. En el sector público no se puede decir lo mismo, la deuda pública ha aumentado mucho y supone una vulnerabilidad, y en productividad tampoco está muy bien.

- ¿En qué aspectos hay que incidir?

- En reducir la deuda pública, en mejorar la productividad y hacer que los mercados funcionen. España tiene además un problema de desempleo importante. Hay bastantes reformas que hacer.

- ¿Tras percibirse cierta desaceleración en economías como Alemania, puede verse afectada España por esta inestabilidad mundial?

- La desaceleración en el mundo, y particularmente en Europa, ha sido evidente en el último trimestre y está extendiéndose a este año. El Banco Central Europeo ha reducido sus previsiones de crecimiento y España no es inmune a estos cambios, aunque las reducciones de crecimiento son menores en España, donde tenemos cierta inercia fundamentalmente por la demanda interna. Sin embargo, no estamos inmunes a este contagio y creo que hay que prepararse para superar este tipo de elementos cíclicos que vienen sobre todo del exterior.

- ¿Hay que prepararse para una nueva crisis?

- Ahora no se está hablando de crisis sino de desaceleración, de pérdida de dinamismo en la actividad. El problema de las crisis va más asociada a momentos en que se mezclan muchas cosas, entre ellas el no resolver adecuadamente vulnerabilidades. Si se quiere mirar hacia delante, hay que prepararse para esta desaceleración, pero sobre todo seguir trabajando en reformas y en reducir vulnerabilidades.

- ¿Qué hace falta para crear confianza en los mercados?

- Estamos sometidos a muchísimas incertidumbres y algunas de ellas de tipo geopolítico como el 'Brexit', lo que pueda pasar en algunos países por sus políticas y a populismos; todo eso son incógnitas para los mercados difíciles de gestionar. Hay que reducir incertidumbres, mitigar vulnerabilidades y normalizar algunas de las políticas como la monetaria, lo que ayudaría a una menor dependencia de los mercados de los bancos centrales.

- ¿Pese a todo, se muestra optimista o pesimista ante el futuro más cercano?

- Me ha sorprendido muy favorablemente cómo ha reaccionado España a la crisis. Es verdad que se ha pasado muy mal, pero el país ha sido capaz de recuperar competitividad, de exportar, ha hecho un esfuerzo muy notable. Incluso el sector privado ha logrado mejorar sus balances y eso le da una cierta capacidad de cara al futuro. De nuevo tenemos vulnerabilidades por lo que ser optimista o pesimista dependerá de cómo gestionemos este tipo de vulnerabilidades. España ha sido capaz de reaccionar positivamente ante una situación muy difícil como fue la crisis.

- Usted fue gobernador del Banco de España entre 2000 y 2006 ¿Se pudieron tomar más medidas frente a la crisis?

- En España se hicieron más cosas que en otros países, pero es verdad que no fue suficiente sobre todo de cara a la fragmentación de los mercados del euro. En aquel momento, antes de empezar la crisis, el marco regulatorio prudencial de la banca no estaba a la altura de los desequilibrios que se estaban acumulando y de hecho se ha tardado prácticamente una década en renovar todo este marco regulatorio.

- ¿Cuáles son sus recetas para mejorar la productividad en las empresas?

- Educación, formación y adaptación del mercado a las nuevas demandas, a toda la transformación que se está produciendo, ahí hay muchísimo que hacer. En España hay un problema de tamaño de las empresas, muchas son excesivamente pequeñas para poder invertir en innovación. Se deben eliminar todos los obstáculos que pueden suponer una fragmentación del tamaño de las empresas, como los mercados excesivamente regulados. Hay que apostar por el libre comercio y por políticas que favorezcan la inversión en innovación. Necesitamos empresas más grandes que tengan capacidad de innovar, pero para mí el capital humano es lo más importante.

- ¿La renuncia de Francisco González como presidente de honor de BBV por el 'caso Villarejo' ha contribuido a calmar los ánimos entre los accionistas del banco?

- Yo no soy portavoz del BBVA, pero creo que los accionistas vieron que el banco reaccionaba de una manera adecuada, que el presidente lanzaba los mensajes adecuados. Si se mira la cotización ha ido mejor que muchas acciones de la competencia. No parece apreciarse una preocupación especial de los accionistas o consideran que el banco está reaccionando de una manera adecuada.