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–¿Cómo definiría las comunidades energéticas?
–Son las nuevas protagonistas de la transición energética a escala local. Estas comunidades convierten los tejados públicos en energía por y para lo local. El objetivo principal para la creación de una de ellas es impulsar un nuevo modelo de transición energética y considerar las energías renovables en régimen de autoconsumo compartido como una solución a la crisis energética y el cambio climático. Se trata de un paradigma que democratiza el acceso de ciudadanos y pymes a las energías renovables a través de un modelo rápido en su ejecución y accesible en su desarrollo. Imaginemos nuestro pueblo, nuestro barrio o un polígono industrial en nuestro territorio y que todos ellos tuviesen como principal objetivo el beneficio colectivo al usar las mismas instalaciones de generación energética situadas en el entorno. ¿Qué supondría este desarrollo? Principalmente, un aprovechamiento mayor de la capacidad de generación eléctrica o térmica, la mejora de la eficiencia energética, el desarrollo de la movilidad sostenible y la incorporación de sistemas que nos facilitarán la gestión de la demanda energética a futuro. Pero la singularidad de las comunidades energéticas es tal que el desarrollo de estas instalaciones servirán como motor transformador de nuestros territorios tanto a nivel energético como medioambiental e incluso social. Además, son también un concepto social, ya que su modelo de gobernanza dará el protagonismo a los habitantes, pymes y autoridades locales, personajes principales de esta revolución energética, al ser los actores que ostentarán el poder de cambiar los hábitos de consumo y las fuentes de energía.
–Habla usted de una revolución energética... ¿Cómo será?
–Como decía, las comunidades energéticas son un concepto social. Sin el compromiso de los habitantes de un territorio que integran estas comunidades no habrá revolución posible. Este compromiso será lo más importante para lograr una transformación energética más integrada y comprometida con las necesidades de nuestros territorios. Las personas, como consumidoras y prosumidoras, tienen el poder de cambiar sus hábitos y sus fuentes de energía y el grupo tendrá el poder de decisión y control sobre la generación de beneficios sociales. Eso servirá como elemento de cohesión social del territorio. Esta revolución energética nos hace conscientes de que podemos generar energía limpia Km 0 en nuestros territorios si nos organizamos en Comunidades Energéticas Locales (CEL), industriales o rurales. También es muy importante el impulso que desde el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico se está dando al aprovechamiento de los tejados de los edificios públicos con el objetivo de potenciar el autoconsumo por tecnología fotovoltaica. Instalaciones que se ubicarán en la cubierta de una o varias edificaciones de un municipio a las que podrán conectarse los consumidores siempre que estas se encuentren a una distancia inferior a 1.000 metros de ellos. Esta ampliación de la distancia de la fuente energética es importante ya que hasta la semana pasada la distancia era inferior a los 500 metros, lo que limitaba el acceso a esta energía Km0 sobre todo si hablamos del medio rural.
–¿Qué beneficios aportan estas comunidades respecto a los tradicionales modelos de generación y consumo energético?
–Lo que las diferencia respecto a los tradicionales modelos es que los habitantes de un territorio ya no son solo consumidores, sino que en realidad se convierten en propietarios de las instalaciones generadoras, ya que han invertido su propio tiempo y dinero en impulsar proyectos de generación de energía limpia que, además de aportarles ahorros en sus facturas de la luz a través de la eficiencia energética, de favorecer la descarbonización medioambiental, de generar otros proyectos que producirán beneficios sociales, económicos y medioambientales a sus territorios, reducirán enormemente la dependencia energética de las grandes compañías eléctricas. Otro beneficio importante es que se fomenta la creación de empleo y estimula el desarrollo de negocios locales relacionados, directa o indirectamente, con el sector de las renovables y la eficiencia energética al incluir a empresas locales en las licitaciones para la ejecución de la instalación y su mantenimiento.
–Desde Territorio Rural Inteligente se buscan soluciones innovadoras que se conviertan en las piezas de ese desarrollo rural sostenible e inteligente. ¿Son las CEL una pieza de ese modelo?
–El actual desarrollo de nuestros territorios, urbanos y rurales pasa por dos ejes fundamentales: mejorar los servicios básicos que ofrecen a sus habitantes y propiciar nuevos modelos de crecimiento económico que posibilitan la creación de empleo local, evitando o conteniendo la hemorragia poblacional que actualmente sufrimos en buena parte de nuestros pueblos y ciudades. Ambos ejes se complementan pudiendo surgir sinergias fundamentales, en la medida que las inversiones en mejora de los servicios públicos se diseñen, de modo que favorezcan e impulsen un cambio de modelo de desarrollo. Se trata de aprovechar el empujón de la inversión pública para consolidar las empresas existentes y generar nuevos nichos de mercado fomentando la creación de nuevas empresas, atrayendo talento y generando empleo. Desde Territorio Rural Inteligente llevamos tiempo abogando porque esto sea así, por generar ecosistemas innovadores, nuevos campos de juego donde a modo de puzle coloquemos las piezas que nos permitan construir un territorio de futuro: la conectividad tanto física como digital, la digitalización sostenible a través de los nuevos servicios a los habitantes, la formación, la generación y gestión energética. No estábamos desencaminados cuando a primeros de este 2022, de cara a la convocatoria de subvenciones para la financiación de proyectos innovadores para la transformación digital y la lucha contra la despoblación, desarrollamos el proyecto 'Campoo-Los Valles Territorio Rural Inteligente' donde ya incluimos las Comunidades Energéticas Locales como uno de los motores que, desde este modelo, busca utilizar la capacidad de liderazgo social del ayuntamiento para incorporar a los vecinos en el proceso de transición energética utilizando los tejados de los edificios públicos municipales como soporte de las plantas de generación.
–Esto tendrá ventajas para el consumidor final...
Lo que desconocíamos era el papel que las CEL iban a tener, pues se han convertido en un instrumento de acción rápido que nos ayuda a paliar de forma directa el desmesurado aumento del coste energético que afecta a nuestro modelo económico y social y amenaza con romper el estado de bienestar de pueblos y ciudades. Hablamos del Plan REPowerEU cuyo objetivo es proteger a los consumidores de los elevados precios de la energía a través de la Iniciativa Europea de Tejados Solares con la que la EU pretende hacer un despliegue rápido y masivo de la energía fotovoltaica que ponga fin a la dependencia de las importaciones rusas de combustibles fósiles. El medio rural está lleno de oportunidades y, con su alineación con esta iniciativa europea, se le presenta la oportunidad de la generación energética renovable como una acción de impulso al desarrollo rural a base de pequeñas instalaciones con posibilidad de ubicarse en las cubiertas de los pabellones deportivos, centros cívicos, ayuntamientos, centros de salud, colegios… de todos los rincones del territorio.
–¿En qué medida contribuyen al desarrollo rural?
Estas comunidades energéticas pueden ayudar a impulsar el desarrollo rural mediante la creación de proyectos generadores de beneficios sociales desde el ámbito rural y para el ámbito rural. La transición ecosistémica de estos entornos tiene como objetivo involucrar a las autoridades y comunidades locales para que participen de manera proactiva en el cambio hacia un modelo de desarrollo más eficiente e inteligente teniendo en la transición energética un motor transformador que garantice que las zonas rurales no se queden atrás.
«Con este proyecto presentado junto con la Consejería de Industria, las cámaras de comercio de Cantabria y Torrelavega y la empresa Edinor, la región tiene la oportunidad de liderar como comunidad autónoma el cambio hacia este modelo de generación energética renovable que pretende no dejar a nadie atrás, democratizando el acceso de nuestros habitantes y empresas a las energías renovables. Estas comunidades serán, sin duda, una ayuda para impulsar la actividad sobre todo en las zonas rurales, fijando población, generando cohesión territorial y cambiando la mentalidad de un consumidor pasivo a uno concienciado no solo con el consumo energético sino con la gestión de la producción. Pero nada será posible y perderemos esta oportunidad si los municipios no se involucran. Aprovechemos el momento e impulsemos juntos esta transformación».
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