Pescadería Isa: reconocida tradición pescatera

La actual generación de pescateros de Pescaderías Isa, que comanda Luis Castanedo -quien me informa cumplidamente de la historia de su negocio-, es nada menos que la quinta de una familia dedicada primordialmente al mar. La quinta contando a la tatarabuela Dolores, que fue la persona más antigua dedicada al pescado de la que se tiene noticia en el imaginario familiar. Dolores comenzó con la venta de pescado en el viejo mercado de Atarazanas, que estaba enfrente de la catedral, ocupando un espacio privilegiado en la configuración ciudadana. En 1864 se había abierto la pescadería del mercado, reformada en 1905, año en el que suponemos que trabajaba Dolores ya en él. Este mercado fue construido básicamente para pescadería, aunque las pescaderas fueron en un principio remisas a ubicarse en su interior, ya que preferían la venta al aire libre. Aproximadamente en 1918 se incorporó al negocio de Dolores su hija Isabel Isa Buedo, nacida en 1902 y fallecida en 1995. Dámaso, esposo de Dolores, y su hermano Antonio, que llegó a ser patrón mayor de la importante cofradía de Santander, pescaban en sus traineras; nos los podemos imaginar en su brutal esfuerzo cotidiano, sobrevivientes de la tragedia del 'Sábado de Gloria' de 1878, esforzados como en ese cuadro de Fernando Pérez del Camino («¡Jesús y adentro!») en el que la trainera intenta superar las olas de la barra de las Quebrantas para salir hacia alta mar.

El mercado de Atarazanas, que debía encontrarse ya por entonces, durante la guerra civil, en bastante mal estado, se derribó en 1940, trasladándose la pescadería a los bajos del mercado de la Esperanza, donde se ha ubicado desde entonces. La planta baja del mercado, hasta entonces dedicado sobre todo a carnes y verduras, se dedicaba a la recepción de los carros de mercancías, pero con el cierre de Atarazanas y la inmediata tragedia del incendio de la ciudad, se consolidó como espacio para el pescado. Isabel y su hermana Milagros cogieron el puesto que actualmente sigue ocupando Pescaderías Isa. Su bisnieto Luis conserva el carnet número 52 de la Delegación Provincial de Abastecimientos y Transportes de Santander, «por el que se autoriza a la compradora de pescado» Isabel Isa, con fecha de 30 de junio de 1941, «para entrar en la almotacenía a las horas de remate». Otro hermano, Ángel Isa, 'Chepe', se había hecho con los mandos de un barco de cerco que se uniría a la potente flota pesquera de Santander. Cuenta Luis, bisnieto de Isabel, que «en el mercado de la Esperanza Isabel Isa, con la ayuda de su hija, Mercedes Garay, fueron consolidando su oficio adquiriendo productos de las lonjas locales, con especialización en las costeras y la merluza del Cantábrico, de la que podían llegar a comprar barcos enteros. Isabel se convirtió en una compradora y vendedora emblemática, caracterizada por un carácter justo y serio».

En la década de los años sesenta del siglo XX se incorporó al negocio Luis Miguel Castanedo, hijo de Mercedes y nieto de Isabel; de la mano de su abuela, aprendió una de las partes primordiales del negocio: la compra en subasta, cuyo procedimiento no ha variado sustancialmente a lo largo de las décadas. Años más tarde también se 'subió al barco' Antonio Castanedo, hermano de Luis, que se centraría en el entonces novedoso servicio de congelados que incorporaron al puesto. En la década de los ochenta Isabel se vio obligada a dejar el oficio debido a una operación de cataratas que no salió bien.

En 2015 se unió al negocio Luis Castanedo, su bisnieto, asumiendo la titularidad del negocio hace cinco años tras la jubilación de su padre. Juan Ramón Castanedo, su primo e hijo de Antonio, está a su lado desde 2017 y ambos, junto a su compañero Adán, confían en mantener el negocio por muchos años más. Para Luis, «el pescado se ve como un producto diferenciador, en el que puedes encontrar una gran oferta variada y de calidad». Verifica que las costumbres han cambiado: ha desaparecido prácticamente la figura del ama de casa y el cliente ahora mismo es algo más cómodo, de manera que hay que ofrecerle un máximo servicio, que actualmente es mucho más extenso y meticuloso que antes. Hoy en día se trabaja con las nuevas tecnologías, con la comunicación de ofertas y pedidos vía telefónica o redes sociales o un servicio de mensajería en frío que permite enviar el producto a cualquier punto de España en las mejores condiciones». En el mercado ya no hay posibilidad de ampliar el horario a todas las tardes laborables, porque sería inasumible. De ahí la modificación del horario de 9.00 a 15.00 horas, para facilitar el servicio a los clientes que salen de trabajar al mediodía, o la recuperación del aula educativa, excelente iniciativa que permitía que niños y jóvenes se acercaran a la realidad cotidiana de un mercado variado y de calidad.