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El coste de la energía sigue amenazando a la industria y, en especial, a las que son grandes consumidoras como Ferroatlántica. El propio presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, expresó su preocupación después de conocer el caso de Ferroatlántica, que ha paralizado uno de sus ... cuatro hornos en la planta de Boo de Guarnizo y cuyos trabajadores ya han comunicado al Gobierno su preocupación de que esta parada pueda ser definitiva si las cosas no cambian.
La parada de uno de los grandes hornos de los que dispone la planta cántabra ya había sido adelantada por la empresa ante la escalada de precios de la luz, pero la decisión de parar uno de ellos el pasado mes de septiembre preocupa de manera especial porque no se ven soluciones en el corto plazo a la subida de los precios.
El presidente del comité de empresa, Francisco González Rivero, señaló que en la tarde se reunieron con la dirección y que se les trasladó que la vuelta al funcionamiento de este horno va a depender de los precios de la luz. La idea es modular la producción en función del coste de la energía y aprovechar las horas de menor precio, como es el caso de los fines de semana.
30%del coste de producción de la empresa lo supone el pago de la factura eléctrica
Los representantes de los trabajadores están preocupados por una situación que si bien no es nueva se agrava con el tiempo y temen que la planta cántabra acabe sin producir y solo suministre productos de otras factorías, y se apunta que Noruega sea uno de los países de procedencia.
La próxima semana está previsto que el comité se reúna con el consejero de Industria, Javier López Marcano.
Hay que recordar que Ferroatlántica pertenece a la multinacional Ferroglobe, participada en torno al 51% por el Grupo Villar Mir. Cuenta con una plantilla fija de unos 150 empleados aunque el trabajo indirecto que genera podría llegar a más de 400 personas.
El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, señaló ayer ante preguntas de los periodistas que el Gobierno de Cantabria sabía que Ferroatlántica ha cerrado un horno en Boo «por el precio astronómico de la energía» y consideró que es una cuestión que «va a originar problemas muy grandes en las industrias electrointensivas».
Según el presidente, el coste del consumo mensual de energía de la planta de Guarnizo es de cinco millones de euros más al mes en comparación con la empresa que tiene en Francia Ferroatlántica. «Y eso hace pensar que, teniendo una energía más barata en otros países, y una empresa que tiene la misma instalación en un país vecino, donde la energía es menos de la mitad, pues el riesgo está encima de la mesa», ha reconocido el jefe del Ejecutivo en relación a una posible deslocalización de la planta cántabra. Y en este sentido ha alertado que si la energía sigue subiendo, «hay empresas que van a quedar tocadísimas en Cantabria», entre ellas, además de Ferroaltántica, Forgings & Castings o Global Steel.
«Este es un problema que tenemos en España, que el Gobierno tendrá que buscar alguna solución, porque a este precio de la energía muchísimas empresas no podrán seguir funcionando y nos podemos cargar el incipiente crecimiento económico que se aventuraba», ha advertido Revilla, que ha subrayado que «la energía es el motor de todo y el coste es insostenible a multitud de empresas».
De otro lado, Ferroatlántica tiene que acometer un importante proyecto para su descarbonización que supone una inversión de 14, 5 millones de euros y que garantiza su competitividad futura si bien a la espera que mejoren las condiciones en España para las empresas que son grandes consumidoras de energía eléctrica. En esta línea, la Consejería de Industria está estudiando la posibilidad de aprobar el proyecto para la descarbonización de los gases de salida procedentes de los hornos, que supondrá el ahorro del 8% de la energía que consume.
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Los responsables de Ferroatlántica explicaron a Industria hace unos meses que proponen desarrollar el Estatuto del Consumidor Electrointensivo con dotaciones económicas, aplicaciones con reducciones del 90% a peajes de acceso y cargos para los consumidores electrointensivos. También, compensar el cien por cien de los costes indirectos del CO2, eliminar de forma permanente medidas fiscales, como el impuesto del 7% a la producción de electricidad, y consolidar y reforzar el Servicio de Gestión de la Demanda de Interrumpibilidad.
El proyecto, con un plazo de ejecución entre 25 y 30 meses, se centra en aprovechar el poder calórico de los gases de los hornos que se pierden al quemarse en la atmósfera sometiéndoles a un proceso de combustión con el gran calor generado para producir vapor que se aprovecharía en una turbina para generar electricidad. La mejora de la eficiencia energética y la reducción de la huella de carbono se elevaría a 300.000 toneladas de CO2, además de la disminución de emisiones de partículas. El proyecto, con un componente de I+D+i, tiene la colaboración directa de la Universidad de Cantabria.
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salvador arroyo Clara Alba
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